El martes 15 de febrero, a las 17 horas, tuvo lugar una conferencia de prensa
ofrecida por los trabajadores de la clínica recuperada ADOS,
ubicada en la ciudad de La Rioja, quienes luego de su quiebra
fraudulenta resolvieron no abandonar la lucha. Esto fue desde el 24 de mayo
del año pasado, y a partir de esa fecha pusieron manos a la obra y obtuvieron
un recurso de amparo de la justicia federal el pasado 1° de febrero. No
obstante, a las 3 AM del jueves 10 de febrero, fueron brutalmente desalojados
por la policía provincial que cumplía órdenes directas del síndico y del
gobernador Ángel Maza. Haciendo el aguante a los laburantes, se encontraba el
diputado nacional por Autodeterminación
y Libertad Carlos Tinnirello, quien fue duramente apaleado. Esta
represión no fue una casualidad permanente, puesto que la fecha de la
reapertura de la clínica estaba estipulada para el lunes 14 del corriente.
Por eso, este hecho gravísimo resulta a las claras un mensaje contundente
para aquellos que optan por ser artífices de su propio destino, en una
provincia feudalizada donde la división de poderes también brilla por su
ausencia. Es que la Cámara 2° de La Rioja, motorizada por los jueces Baroni,
Nieto Ortiz y Quiroga se comportaron como meros apéndices de la voluntad del
citado gobernador, poseedor de poderosos intereses en casi toda el área de
salud privada de la citada provincia.
El
9 de diciembre, el presidente Néstor Kirchner se pronunció a favor del
trabajo autogestionado, pero para su colega Maza el término cooperativismo
suena a mala palabra. Y también, en este caso el primer magistrado hizo la
del tero puesto que ahí también el discurso va por un lado, y la realidad
transita por otro. Como muestra, vale recordar las amenazas de desalojo de Zanón,
la presión constante sobre Sasetru y la represión brutal en Brukman durante
abril de 2003.
Herederas
directas de diciembre de 2001, estas y otras empresas recuperadas luchan por
sobrevivir, frente a la cuasi indiferencia de buena parte de la corporación
mediática nacional. O a veces a su oposición más cerrada, como en el caso
de La
Nación que a ultranza defendía el derecho de propiedad privada en
desmedro de los trabajadores.
La
burocracia sindical, con personeros de peso como West Ocampo y Cavallieri, es
la principal responsable de la quiebra de las obras sociales como la riojana,
siendo también los opositores más acérrimos de la autogestión del
cooperativismo. Y estos cuentan con el apoyo no tan encubierto del Estado, que
por un lado demora el proyecto de ley de expropiación de fábricas
recuperadas y por otro criminaliza la protesta social.
Ignorando,
además, los alcances de la ley de quiebras en cuyo artículo 190 elaborado
por el diputado Héctor Polino, se decreta la entrega de las mismas a sus
trabajadores luego de ser decretada la quiebra.
Al revés de la marcha
Como se dijo anteriormente, el fenómeno de la autogestión
laboral se da luego del marasmo del neoliberalismo argentino de diciembre de
2001. No obstante, los retardatarios de siempre se resisten a aceptar esta
tendencia, y hacen lo posible para poner palos en la rueda. Por eso, es
perentorio establecer “un
nuevo marco jurídico para dar solución definitiva a la continuidad de las
fuentes de trabajo autogestionadas, un nuevo marco fiscal que reconozca la
figura del trabajador autogestionado con un régimen tributario acorde con
esta modalidad colectiva de producción, y una asignación de fondos
destinados a una promoción y financiamiento estratégico de los puestos de
trabajo autogestionados” (Boletín Informativo Empresas
Autogestionadas, enero-febrero 2005).
En
dicha publicación, se constata la publicación de un documento de empresas
autogestionadas para el debate político, donde se establece la necesidad de
establecer un plan de lucha nacional “para
exigir una solución definitiva a las autogestionadas”. Lo
interesante que el mismo fue elaborado por la CTA, anteriormente ubicada muy
cerca de Kirchner. ¿Es que se habrán dado cuenta que su otrora compañero
presidente, no es un pingüino sino un tero, que dice una cosa y
hace otra?. Es muy probable, ya que en determinados
puntos se muestran los mecanismos de la desidia oficial: “Si
bien el presidente Kirchner y algunos funcionarios tienen actitudes y
discursos de apoyo a la llamada “economía social”, la experiencia nos
muestra que nada definitivo se ha instrumentado respecto de las necesidades de
los compañeros y sus experiencias. (..) No existen estrategias desde la gestión
política que den respuesta a las necesidades populares utilizando las
iniciativas de los trabajadores y movimientos sociales ni la alta capacidad de
recursos, tierras y activos ociosos. Aparece en las conversaciones con
funcionarios fuera de micrófono y en los hechos una contundente tendencia a
“dejar morir”, a esperar que la coyuntura de “recuperación” pase. En
esta perspectiva también se enrolan ciertos sectores sindicales e inclusive
algunos que se autotitulan “defensores” de las empresas recuperadas.
Esto es coherente con la búsqueda
permanente de salidas particulares, tratamiento en los despachos, leyes que se
superponen a leyes existentes y que no modifican las condiciones
fundamentales; de la economía autogestionada. Por el contrario el análisis
que realizamos desde EAS-FETIA-CTA es que la realidad y su proyección a
futuro para los trabajadores es continuar con altos índices de desocupación,
con mantenimiento de la precarización de las relaciones del trabajo y la
presión a la baja de salarios”.
Como
muestra, cabe recordar el cierre de Bagley en 2004 y de Águila en 2000,
ejemplos clásicos de la férrea oposición de la burocracia sindical y el
Estado a cualquier forma de trabajo cooperativo, que no vacila en utilizar a
la represión con tal de obturar esa forma novedosa y necesaria.
Pero
ese esfuerzo represivo será en balde, si los laburantes de dichas entidades
siguen en el camino de la lucha por la conquista de su propio destino,
convirtiéndose en claros y luminosos ejemplos para una sociedad vapuleada y
adormecida, que no se decide a abrir los ojos totalmente.