Que huele mal, no cabe ninguna duda. Pero también representa para algunos
avispados un negoción altamente redituable, donde se entrecruzan muchas veces
situaciones de altísima corrupción, tráfico de influencias y porque no,
aceitadas vinculaciones con el poder político. Además, en la ficción
cinematográfica este tema siempre ha sido interesante para demostrar los vínculos
entre asociaciones mafiosas y el negocio de marras, ingente detentador de
pingues y enormes ganancias. Que muchas veces rozan o están directamente
inmersas en la ilegalidad, como lo atestigua la galardonada serie de HBO
Los Soprano. En la cual Tony Soprano pone como cobertura para sus
actividades del crimen organizado, el negocio pantalla del manejo de parte de
la recolección de residuos de Nueva Jersey.
En
esta Argentina, un militar de la dictadura vio el filón y se lanzó de lleno
a la aventura de la recolección de residuos. Pero no estaba solo, como
siempre ocurre en estos casos, puesto que el brigadier de marras, estamos
hablando de Osvaldo Cacciatore, tenía poderosos socios civiles:“La
empresa Mantenga Limpia a Buenos Aires, más conocida por su sigla Manliba,
tiene una larga historia con hitos que empiezan con el ex intendente de la
dictadura militar brigadier Osvaldo Cacciatore y que terminan, por ahora, con
el sopapeado intendente Carlos Grosso. En una de sus últimas gestiones al
frente de la comuna, Grosso refinanció en el más absoluto secreto una deuda
de 50 millones de dólares que el municipio mantiene con Manliba. No se dijo
ni una sola palabra sobre cómo ni cuándo se pagará la deuda. De todas
maneras, no es novedad que se le pague a Manliba entre gallos y medianoche. Y
no es novedad tampoco que el apellido Grosso aparezca involucrado en las
negociaciones.
Manliba, acuñada por la dictadura,
levantó su primer tacho de basura el 1° de marzo de 1980. La empresa está
integrada por la Waste Management
Rápido
para los mandado, Grosso llegó a un acuerdo con sus antiguos patrones (el ex
intendente trabajó como empleado jerarquizado de Socma entre 1975 y 1982) y
no sólo renovó el contrato por cinco años sino que también acordó un plan
de pagos de la abultadísima deuda” (Algo
huele a podrido en la Capital, por Carlos Rodríguez, en El
Porteño de noviembre de 1992).
Un
brigadier del Proceso, que luego del mismo fue empleado por Alfredo Yabrán,
un empresario exitoso de raíz itálica, y un político de alto vuelo luego
intendente, cortaron durante muchos años la torta
asquerosa pero riquísima de la basura en la Capital Federal. Luego de esta
aventura, que le costó al fisco su buen toco, otros actores se reparten dicha
torta.
“Bajo
la premisa “Juntos por una ciudad más limpia”, el nuevo plan contempla la
realización de encuestas de opinión para evaluar el grado de satisfacción
con el servicio y la propuesta de modificaciones.
El sistema que instrumentan las
cinco empresas concesionarias –Cliba, AESA,
El
programa se inicia con una fuerte campaña de prevención y concientización,
que apela a la responsabilidad ciudadana para cuidar el espacio público, para
sacar los residuos en los horarios establecidos, explicaron fuentes vinculadas
con el gobierno.
“En una primera etapa se intentará
establecer el horario para sacar la basura. Por televisión, a las 20,
aparecerá una placa que recuerde que ése es el horario establecido”,
ampliaron las fuentes.
El plan hace hincapié en el rol
conjunto de gobierno, empresas y ciudadanos para tener una ciudad más limpia.
El nuevo sistema contempla una etapa de ajuste de 90 días que será tomada
como un período prudente para la efectiva implementación” (Cómo
es el plan de limpieza, por Laura Rocha, en La
Nación del martes 22 de febrero).
A
pesar de estas buenas intenciones, dicho plan hizo agua ni bien fue
implementado: “El
nuevo régimen de recolección de residuos en la ciudad comenzó con quejas y
demoras. Además del calor y la humedad, algunos barrios de la ciudad
amanecieron con bolsas de residuos en sus calles (…). Las zonas más
afectadas fueron Recoleta, Barrio Norte, el centro y el microcentro porteños,
Caballito, Palermo, Parque Chacabuco, Almagro y Once. Allí la recolección
fue mucho más lenta que lo habitual y durante toda la mañana hubo basura.
(…) El trazado de nuevos recorridos trajo aparejadas demoras, según evalúan
en la Secretaría de Medio Ambiente porteña. (..) Pudo saberse que en la
Subsecretaría de Medio Ambiente porteña están evaluando la posibilidad de
sancionar a las empresas que no cumplieron con los recorridos que tenían
establecidos o a las que no se adapten rápidamente a la nueva área de
injerencia que le ha sido asignada a cada una.
Voceros de las empresas encargadas
de la higiene urbana en las cinco zonas con prestación privada de la ciudad
informaron que la situación comenzó a normalizarse a partir del mediodía de
ayer.
Desde
la Subsecretaría de Medio Ambiente pudo saberse que la ciudad está intimando
a las empresas para que logren cumplir con los recorridos en los plazos
establecidos, y para que las demoras ocasionadas por los cambios sean
subsanadas en el menor tiempo posible” (
Por detrás del entramado
A ciencia cierta, no se alcanza a deducir los beneficios de
la división en cinco zonas, pertenecientes a cinco empresas distintas. Si
bien se intenta acabar con un añejo monopolio, donde un par de empresas con
fuertes vinculaciones estatales eran amos y señores de tan suculento negocio,
esta partición bien puede dar pie a un mejunje donde se entrecrucen corrupción,
tráfico de influencias, injerencias de unas en áreas de otras y otras prácticas
mafiosas. Porque es de cajón que el desaguisado de estos días también puede
provenir de una feroz interna entre las nombradas, el gobierno de la ciudad y
los gremios que no están dispuestos a ser convidados de piedras. Como
muestra, vale recordar como hace un mes hicieron oír sus reclamos frente a la
sede de la comuna porteña, cuando se dio a conocer el mencionado nuevo plan.
Otro
dato para tener en cuenta, que hasta ahora sólo Greenpeace señaló, es el
del destino final de las toneladas de residuos acumulados:“Las
medidas de reciclaje en el actual pliego no son suficientes. Si no se adopta
un cronograma obligatorio de prevención de generación de residuos, de
recuperación y reciclaje, será apenas un maquillaje que pretende ocultar la
crisis real que existe”,
puntualizó la encargada de la campaña contra la contaminación Verónica
Odriozola.
Si
bien recién comenzó esta nueva modalidad, no será desestimado apelar a la
buena memoria para fiscaliza los alcances reales de la misma, haciendo hincapié
en los desaguisados del pasado reciente para no volver a cometerlos
sempiternamente. Porque los damnificados, como siempre sucede,
no son los escasos que se llevan en pala toda la teca.
Fernando Paolella