“Yo soy muy creyente y me he convertido en más creyente todavía”, dijo la Presidenta a un estudiante de Harvard el mes pasado, mientras respondía preguntas que resultaron siendo incómodas para ella. Y no es novedad, ya sea por orden de sus asesores en comunicación o motu proprio, Cristina Fernández alude cada vez más seguido a Dios y a la Virgen en sus discursos.
Sorprende esto último a aquellos que se habían acostumbrado al discurso netamente referencial que la destaca desde sus épocas de Senadora. Es que, a partir de la muerte de su marido la Presidenta se refiere a Dios y a sus pedidos con una frecuencia significativa.
Las invocaciones religiosas comenzaron a fines de 2010, siempre en referencia a Néstor Kirchner. “Lo único que le pido a Dios todos los días, yo le prometí que iba a tratar de hacerlo quedar bien y que iba a hacer las mejores cosas que pudiera, espero que desde donde esté me escuche y me siga mirando cómo me miró toda su vida”.
En el mismo sentido, agregó: “Le pido a Dios y también a la Virgen y a quién crea y rece, que crea y rece mucho por él para que esté tranquilo y en paz, porque en esta vida trabajó, sufrió, peleó y luchó”. Lo cierto es quien la escuchaba al principio no sabía si “él” era Dios o su fallecido esposo. La constante repetición de ese latiguillo finalmente terminó de educar los oídos de los argentinos.
A medida que pasó el tiempo, Cristina comenzó a referirse a Dios para dejar en claro que, luego de Néstor, es el único ser al que ella acude y teme.
“Yo siempre le pido a Dios una cosa, siempre: que nunca me enferme de importancia, es la peor enfermedad que le puede pasar a un dirigente político”, dijo en la Inauguración de la planta de fabricación de lavarropas Mabe, en julio de este año.
Luego, cuando se animó a indicar que sus funcionarios solo debían temerle a Dios y a ella —“un poquito”— el malestar se hizo notar entre la gente, y lo dejó claro el 13S.
Finalmente, este jueves, frente a la Basílica de Itatí, el discurso fue mucho más marcado. Esta vez, pidió a la gente que le rece a la Virgen para que le dé fuerzas para continuar: "Quiero que todos le pidamos a la Virgen de Itatí que me dé fuerzas para seguir adelante", solicitó en Corrientes ante un público que, con estatuas de la tradicional figura religiosa derramaba lágrimas al escuchar a Cristina.
¿Qué significa este giro de la mandataria hacia lo religioso? Puede tener diversas interpretaciones, aunque hay una que sostienen sus ministros y secretarios más cercanos y que tiene que ver con la soledad que siente en estos días en el poder.
Cristina siente que el 2015 está muy lejano y hasta esa fecha debe lidiar con un clima social y político que le es hostil. Ello ante funcionarios que no quieren aceptar que dentro de tres años no irá por una nueva reelección.
Ello explicaría su permanente invocación a que una “fuerza divina” pueda ayudarla a continuar en su camino político. Seguramente, este será el comienzo de una nueva etapa de más y más menciones a Dios y otras figuras bíblicas a las que habrá que acostumbrarse.
Eliana Toro
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