El 9 de julio de 2011, Cristina Fernández estuvo en Tucumán festejando el 195º aniversario de la Declaración de la Independencia. Allí, además de haber usado la cadena nacional para hacer campaña política, se jactó de haberle dado una netbook a Barbarita, la niña que hace 10 años cobró relevancia nacional por haberse desmayado en el colegio a causa de su desnutrición, y por haber llorando de hambre antes las cámaras del programa de Lanata. Hoy, a pesar del supuesto crecimiento sostenido, la realidad de Barbarita no cambió y las medidas oficiales no han logrado sacarla de la pobreza. La reciente tormenta pasó para recordárselo.
En ese acto, la Presidenta resaltó que una de las computadoras que se entregaron en Tucumán a estudiantes fue para Bárbara Flores, la niña que fue noticia por desnutrición en el 2001.
"Barbarita ahora recibió una netbook y está estudiando, la verdad es que estamos muy contentos, aunque no será noticia”, concluyó en ese entonces la Presidenta, argumentando que la vida de la niña había cambiado por completo, tal vez sin recordar que Barbarita ya estudiaba en ese momento, y que lloraba por otras preocupaciones que no tenían que ver con la tecnología.
Con netbook en mano, la realidad de Barbarita no parece ser muy diferente. Según un artículo de La Gaceta de este miércoles, entre las familias que reconstruían sus casas destrozadas luego del temporal del sábado en el barrio Néstor Kirchner, estaba la de Barbarita Flores.
“Ya no es una niña. De hecho, ha cumplido meses atrás los 18 años. Por su timidez, evita hablar y continúa mirando su casilla destrozada por la tormenta del sábado. Allí vivía con uno de sus ocho hermanos y su cuñada. Su papá, Samuel, trataba de poner en pie ese precario hogar que hace unos meses construyó para sus hijos”, cuenta el medio tucumano.
Barbarita cobró notoriedad pública en 2001, luego de haber aparecido en un informe televisivo del programa Día D que conducía el periodista Jorge Lanata, donde aparecía la pequeña niña llorando de hambre y que reflejaba las frágiles condiciones en las que vivían los habitantes de Tucumán.
"Fue feo ver como se volaba todo. Yo estaba tranquila en mi nuevo hogar, pero... Ahora volví a la casa familiar, hasta que mi papá pueda acomodar todo aquí. Mientras, voy a buscar trabajo. Los veo a ellos dos -por sus padres- que andan rebuscándoselas porque no les alcanza. Por eso quiero ayudar", dijo la ahora adolescente a La Gaceta, esperando, como Cristina, que también sea noticia.
María Luisa Torres