La reforma constitucional es por estas horas la mayor prioridad para el Gobierno. Necesitan reformar para incluir la cláusula de reelección indefinida, con dos objetivos claros y precisos.
-Perpetuarse en el poder para continuar con la revolución y los negocios.
-Esquivar todo lo posible a la Justicia desde el apriete y la “prescriptibilidad”.
Son tantos los ilícitos cometidos desde 2003 que tan solo perpetuándose en el poder podrían evitar los paseos permanentes por Comodoro Py.
La primera estrategia reformista fue neutralizada en el Senado, cuando un grupo de senadores de la oposición firmó un documento manifestando su rechazo a la iniciativa mientras dure su mandato.
Así las cosas, existe cierto reaseguro que hasta diciembre 2013 no pasará por el Senado una votación en este aspecto.
Cierto reaseguro porque, con la disculpa de los abajo firmantes, cuando los veo cómo se cambian de partido y votan algunas leyes invotables, la verdad es que ese compromiso tiene menos valor que una promesa de amor eterno, de esas que varios coleccionamos.
Pero este año hay elecciones legislativas, y en diciembre se renuevan autoridades. Algunos de los senadores firmantes del acuerdo dejarán sus bancas, y las Cámaras tendrán nueva composición. El Gobierno no tirará la toalla hasta el último día, será por knock out o no será.
Operativo clamor
Se baraja entonces, una alternativa de manual, 100% narc&pop: si los legisladores de la oposición nos traban la reforma, hagamos una consulta popular para que lo decida "el pueblo".
La Constitución Nacional aborda el tema de las consultas populares en su artículo 40, dejando al Presidente la facultad de convocar a una consulta popular no vinculante. No obstante, en el mismo artículo se dice que la normativa y reglamentación de la misma deberá ser realizada por el Congreso y aprobada por mayoría absoluta, esto es, dos tercios de cada cámara. Detalles, para el peculiar constitucionalismo oficialista.
Asimismo, el artículo 39 aclara expresamente que no será objeto de iniciativa popular una reforma constitucional, pero aquí se interpretaría la diferencia entre iniciativa (que sube desde el pueblo) a consulta (que baja desde las autoridades).
De modo tal que, suponiendo que el kirchnerismno no consiga forzar la reforma desde el Congreso, la Presidenta podría llegar a muñequear la Constitución (algo que al kirchnerismo les resulta tan afín) para realizar una consulta popular no vinculante, y demostrar que "el pueblo" desea su reelección. En este punto no hace falta que aclaremos que "el pueblo" es Indra y demás proveedores de porcentajes.
¿Y si la sacan?
Ya barruntamos un problemita a la hora de pensar en los sucesores de Cristina Kirchner. No nos están sobrando jugadores. A decir verdad, hay que admitir que hoy no juntamos once.
Pero, ¿de qué problemita estaríamos hablando si esta gente, por el método que fuera, consiguiera la reforma?
¿Se imagina una reasunción en 2015, con Abal Medina vicepresidente, “Slowhand Boudou” senador de la nación y la compañera stalinista Diana Conti ministra de Justicia, por caso? Un container de alprazolam en la puerta de cada edificio.
En este punto, hay que decir que no tranquilizan a quien escribe estas líneas ni los acuerdos firmados ni las encuestas de caída de imagen, ni las expresiones populares, ni la clase media desencantada, ni el campo ofuscado, ni la economía, ni absolutamente ningún indicador que me trate de decir que no pueden ganar las elecciones.
A fines de 2010 no llegaban a los 24 puntos y perdían el ballotage contra cualquiera. Y no hace falta recordar el resultado de las últimas elecciones.
Por eso, las legislativas 2013 son, tal como se ha venido comentado en alguna nota días pasados, las más importantes en la Argentina desde las presidenciales de 1983. Y por eso también, se machaca desde ahora. Son esas elecciones donde hay que llevar a votar a los abuelos y a los noveles electores sub 18. De los pelos si hace falta.
Hay que tener presente que los tiempos muestran que es la última chance de evitar la definitiva bancarrota moral, y que esta elección destierra o legitima la locura.
Y recordar que, si el oficialismo gana la elección, en 2015 votarán los que hoy tienen 13 años y nos habremos ido para el otro barrio muchos de los que estamos jugando el suplementario.
Usted sabrá.
Fabián Ferrante
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