Luego de estar 54 días paralizada, anoche reabrió la controvertida línea A de subtes con coches 0 km, aire acondicionado y hasta aroma a limón.
Sabido es que la renovación de la línea ha sido motivo de encontronazos entre el gobierno nacional y el porteño desde sus inicios. Desde su paralización hasta quién se llevaba los laureles sobre su reforma total.
Lo cierto es que en sus primeros viajes pudieron verse las ventanillas de la flamante línea con un recordatorio autoadhesivo: “Estos vagones fueron comprados por el gobierno nacional. ¡Gracias Cristina!”
Ayer miércoles tuvo lugar la reinauguración del ramal en un acto realizado en la estación Puán por el jefe de Gobierno porteño, Mauricio Macri, y el ministro de Interior y Transporte de la Nación, Florencio Randazzo.
Mientras Macri decía: "Pusimos a la línea A en el siglo XXI", Randazzo recordaba: “En los últimos años la Casa Rosada invirtió 1000 millones de pesos en mantenimiento del ramal”.
Y es que la nueva flota de la línea A —45 vagones chinos— fue comprada por el gobierno nacional por 100 millones de dólares, y en medio de fuertes críticas a la política de transporte de la Nación, esto no podía no ser resaltado.
En enero pasado y por cadena nacional, Cristina hacía una no muy solapada referencia a ello: “Esta administración compró 40 vagones para la Línea A del subte. Me hubiera gustado un guiño de ojo del jefe de Gobierno, como diciendo ‘gracias’”.
Macri no lo dijo, pero las pegatinas ahora sí.