A esta altura de las circunstancias, decir que los métodos, sistemas o forma de gobernar del kirchnerismo y el chavismo son muy parecidos no es ninguna novedad.
Ambos gobiernos giran en derredor de lo mismo: populismo, autoritarismo y demagogia, y como si todo eso no fuera suficiente, en miles de oportunidades ambos líderes, Chávez y Kirchner, y ahora Cristina, no han dudado en demostrarlo con hechos concretos, pero especialmente, con negocios.
Hay dos hechos que fueron fundamentales: la ayuda (venta) por parte de Venezuela enviando fuel oil para sortear el problema energético argentino, y el préstamo para el pago al FMI.
Más allá de esto, las similitudes son muchas. En primer lugar, comparten el mismo relato. La exaltación de lo "nacional y popular" por un lado, y el odio a la oligarquía, las multinacionales y el imperio, echándole a estos, además, la culpa de absolutamente todos los males que padece la sociedad.
Unas de las primeras políticas que adoptó Chávez al asumir la presidencia fue la implementación de subsidios y planes sociales. Exactamente lo mismo hizo Néstor. Estas medidas, no solo les permitieron fomentar clientelismo político, también controlar a los beneficiarios a través de dádivas.
La propaganda, cooptación de medios y demonización de todo periodista, editorial, radio o canal de televisión que no sea afín al gobierno es otro claro ejemplo de las mismas prácticas entre ambos gobernantes. Pero no solo eso, lo principal es controlar lo máximo posible todo lo que se pueda, abocándose, principalmente, sobre los demás poderes. Las distintas estatizaciones son otro paralelismo que demuestra el afán de ambos por tener el control absoluto.
No es casual, tampoco, el manifiesto desprecio por todo aquello que no sea propio, atacando indiscriminadamente a cualquier institución que no esté alineada, desde la Iglesia hasta la población de clase media. El resultado de esto es, tanto en Venezuela como en la Argentina, países divididos.
Para ello, usan el mismo discurso, las mismas palabras, y no es casual tampoco que tengan los mismos amigos y los mismos enemigos. Cuba e Irán son el más claro ejemplo.
Algo que logró Chávez, y todavía no pudo lograr el kirchnerismo, es la reelección indefinida, ya que para ello se debe reformar la constitución. Sin embargo, hoy por hoy ese es el mayor anhelo del Frente Para la Victoria, que sueña con una "Cristina eterna". Idea que, por más que la Presidenta haya desestimado, es un secreto a voces. Tanto Néstor como Hugo Chávez amaban lo mismo: el sistema presidencialista.
Los resultados son prácticamente los mismos, y no es casualidad, entonces, que ambos países padezcan los mismos males. Tanto en Venezuela como en la Argentina los principales problemas a resolver son la corrupción, el déficit fiscal, Inflación, falta de inversiones, fuga de capitales e inseguridad. Un dato que no debe llamar la atención es que la Argentina y Venezuela lideran el ranking de países inflacionarios y, casualmente, en ambos países existe el dólar paralelo.
Chávez gobernó Venezuela durante 14 años. Durante esos 14 años, Venezuela no logró producir absolutamente nada.
Venezuela subsiste gracias a una riqueza natural, el petróleo; sin embargo, y a pesar de los millones de dólares que ingresaron a las arcas del Estado, tiene uno de los índices inflacionarios más altos del mundo, junto con la Argentina.
A pesar de tener una de las mayores reservas comprobables de petróleo del mundo y cobrar enormes regalías, PDVSA debe u$s50.000 millones. Pero no solo eso; además importa nafta desde Estados Unidos, pues las refinerías locales no logran abastecer la demanda.
La Argentina tiene como principal fuente de ingresos las regalías por las exportaciones, especialmente por la soja, pero a diferencia de Venezuela, produce muchísimas cosas, que no son, precisamente, gracias al kirchnerismo.
Esa debe ser una de las pocas diferencias que pueden encontrarse entre el chavismo y la versión vernácula del "socialismo del siglo XXI”. Por lo demás, son exactamente lo mismo: autoritarios demagogos y aspirantes a ejercer el mismo totalitarismo que ejerce Fidel en Cuba.
Pablo Dócimo
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