He aquí –y esto va para aquellos que aún, a pesar de mis argumentos, continúan creyendo en la inmortalidad- que aunque sea aceptada una vida perpetua, más allá de la muerte, con carácter de eternidad, cabe la intrigante pregunta en cuanto a la índole del hombre: ¿cómo podría ser esto?
En efecto, el existir siempre, y siempre en la eternidad ya entonces sin nada novedoso, quizás sólo rumiando eternamente el pasado (bueno, regular o malo), ¿no implicaría para un ser como el humano, una verdadera nada?
¿Cómo se podría entender esto que parece un contrasentido?
Veamos. El ser humano requiere del cambio, la novedad, el observar siempre algo novedoso. El hombre es un “eterno” espectador del mundo, o al menos oidor si está ciego, o tanteador si carece de vista, oído, etc., pero nunca podría permanecer estático contemplando siempre lo mismo o conformándose con lo ya conocido o sabido hasta el cansancio, el hastío total. Siempre querrá algo más para continuar poniendo en movimiento su vida psíquica, que si se estanca, prácticamente desaparece.
Supongamos que fuéramos inmortales como lo quieren los creyentes en los espíritus que sobreviven a los cuerpos fallecidos, o que pudieran existir los seres eternos frente a un mundo por conocer. Hasta aquí todo iría bien, porque delante de esta clase de seres habría algo por descubrir. Ahora bien, imaginémosnos que estos seres ya existieron lo suficientemente como para conocerlo todo, absolutamente todo y que el mundo ya no tiene secretos para ellos. Una vez explorado y sabido todo; una vez experimentado todo y vuelto a experimentar hasta el cansancio en la eternidad, ¿no sobrevendría el más enervante hastío sobre esta clase de conciencias? ¿No sufrirían en consecuencia una especie de parálisis psíquica, una pérdida total de interés por el mundo ya archiconocido y a sí mismos? Por más que lo repasaran todo, cual historia, infinitas veces, como un eterno filme, para obtener motivos existenciales viviendo de recuerdos, ¿no caerían en el tedio más absoluto en la eternidad?
En otras palabras: ¿Es posible para un ser como el humano, vivir eternamente en estado consciente-inteligente, sólo rumiando su pasado o contemplando un presente ya archiconocido y siempre el mismo? ¿Es posible la vida psíquica sin historia por conocer?
La bienaventuranza es posible pensarla superficialmente, más no profundizar en su sentido para no caer en un contrasentido.
Si esta suerte de seres, poseyeran la facultad de amnesiarse toda vez que llegaran a saberlo todo, esto es, borrar todo pasado de su psique para comenzar siempre de nuevo a conocer la historia del universo, ¿no equivaldría esta amnesia a una muerte, un tránsito hacia la nada? Puesto que un olvido total de todas las cosas, equivaldría a un aniquilamiento.
Dada la índole humana, es imposible entonces una vida psíquica eterna so pena de paralizar la psique y anular la conciencia. Pero ambas cosas significarían arribar a la nada como “ser” en el sentido de proceso consciente. Hastío y nada son sinónimos en este caso.
A modo de consejo, diría que no dejemos para un futuro incierto pos mortem, nuestras esperanzas. Más bien vivamos con el pensamiento de que será por única vez nuestra existencia y aprovechémosla lo mejor posible con bondad sin tacha haciendo todo el bien posible para nosotros mismos y para nuestro prójimo.
Ladislao Vadas