En una muy buena nota anticipatoria del día Viernes Santo pasado, la periodista Nidia Osimani explicó por qué el precio de la soja, ese “yuyito” que mantiene en vela a todo el kirchnero-cristinismo, puede caer en su valor de mercado exterior.
Hay que recordar que tal “yuyito” es nada menos el que mantiene en el poder a la mayoría de los funcionarios, sin mayores explicaciones y por obra y gracia de la suerte, dado que otras administraciones no solo no contaban con los millones en tonelaje, ni los valores actuales, cinco veces mayores a los de otros tiempos. Es evidente que, sin este producto exportable, este gobierno no hubiera sido ni siquiera reelegido una vez, y la “experiencia bolivariana en suelo argentino” ya se hubiera producido hace años.
Dice el artículo de referencia: “Como consecuencia del gran volumen de oferta —esto es, el alto nivel cosechado por los principales países productores entre los que se encuentra
Nadie hubo de anticipar con tanta justeza la caída. Resulta que algunos analistas del sector están más interesados en quedar bien con Dios (el sector agropecuario que paga las publicidades) y a la vez con el diablo (léase las “apretadas” del oficialismo federal).
Ahora bien, no solo los autodenominados “especialistas del sector” leen los mercados y los intersticios del poder, también lo hacen quienes estudian los mercados para las empresas (y no por la “pauta” o para “la tribuna”, entre ellos aquellos a los que les fueron encomendados los estudios de cómo invertir la friolera de U$S6.000 millones… los que lo hacen e hicieron los números para la empresa Vale Do Rio Doce, el gigante brasilero de la minería, que ya había comenzado a desembarcar e iba a invertir tales abultadas cifras en la cuyana provincia.
Potasio=fertilizante agroquímicos=soya
El hecho no es menor. Vale no llega a
¿Qué hizo el gobierno? Primero fue el urgido gobernador Paco Pérez, quien salió a patotear a los brasileños y a ejercer presiones de todo tipo, amenazas fiscales, “mandar
Pérez, el inefable gobernador sin reelección, es una rareza a estas horas de la patria. Mendoza es la provincia atípica, al menos cuenta con tres fuerzas partidarias que, a pesar de las fluctuaciones, tienen bases sólidas (no dependen de una sola persona para su existencia), eso provocó el fenómeno de dificultar siempre, sin importar el color político, una reforma que habilite la kirchnerización constitucional, o sea, la instalación de una cláusula que permita la entronización perpetua de un Amo en
¿Qué hicieron después? No se contentaron con lo anterior, y ya existen denuncias de que los amenazaron de muerte y de saqueo a los gerentes las patotas consabidas, lo que motivó a a la autoevacuación, irse, se tuvieron que rajar de apuro por miedo a su integridad física. Una imagen que hace acordar a las hordas en África, canibalizando a sus exexplotadores.
Hoy, la Argentina es un país más de la periferia profunda del saqueo expoliativo, como Sudán, Angola, o las ex soviéticas de Kazajstán, Turkmenistán etc. Saqueo rápido, inversión rápida, con alto riesgo de que el tirano que grita por
En conclusión, ante un escenario de continuo aumento del gasto público, salida de capitales, desinversión privada, amesetamiento de la inversión pública, aumento del rojo en el balance comercial de combustibles (dicen de un 80% en los meses del verano último) déficit en todas las cuentas, estallido de os presupuestos provinciales y municipales, default de servicios generales, y en el cual el casi único recurso empieza a flaquear, y la producción de insumos sigue siendo mayormente extranjera en su producción, con extranjerización de semillas, patentes y otros royalties, la lógica consecuencia es la pérdida de reservas, continuidad en la salida de depósitos en moneda dólar, y en definitiva como dice Osimani, un default a la vuelta de la esquina.
Esto ocurre en tiempos en los que los teorizadores del modelo se desgañitan desde la servicial Carta Abierta, hablando en contra del piloto automático de los 90.
Revisen los papeles, muchachos, les va a dar que, si minerales+petroleo+soja, multiplicado por todo lo demás, no es una cuenta del liberalismo dependiente del siglo XIX, y encima empobrecedor, y no desarrollador de ningún bienestar o servicio. ¿Podrán explicar de qué estamos hablando?
José Terenzio