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Guerras y arsenal bélico, ¿una falla humana, o de un omnisciente creador?

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UNA INCÓMODA PREGUNTA
UNA INCÓMODA PREGUNTA

 Sabemos que el actual arsenal bélico a nivel planetario, es ciertamente una alucinante, demencial y más que elocuente muestra de la patología inadvertida que padece el auto- clasificado como Homo sapiens; una patología que ningún siquiatra trata de curar porque no la advierte siquiera, y aunque lo deseara hacer, fracasaría rotundamente en su empresa, porque tratar de extirpar este defecto equivaldría a arrancar un trozo de cerebro y aún así y todo, la anormalidad afloraría nuevamente en la descendencia de cada individuo porque está encerrada en el propio plan genético y es heredable.

 

 El echar mano de la destrucción y la muerte, siempre ha sido un recurso tenido por natural en todo tiempo y lugar. El hombre es belicoso por naturaleza. Basta con despertar este instinto, para obtener a un asesino en el campo de batalla, y esto lo saben muy bien los comandantes. En ese caso, el asesinato ya es considerado como lícito; y cuanto más asesino se es, ¡mayor es el mérito! Los diversos pueblos siempre han estado en conflicto, basta con recorrer la historia para cerciorarse de ello.

 Acadios, sumerios, egipcios, civilizaciones del valle del Indo, del río amarillo, asirios, caldeos, persas, griegos, romanos, vándalos, bárbaros, musulmanes, mongoles, y también los americanos aztecas e incas y… todos los pueblos del mundo de todos los tiempos, y a su vez invadidos, son un triste muestrario de la conducta humana. Esta es una constante de la índole del hombre.

 No nos olvidemos de la primera y segunda guerras mundiales del pasado no tan lejano.

 Empero lo más lamentable es que la agresividad y la belicosidad, se encuentran ¡filogenéticamente programadas como en las hormigas y las abejas! Son también propias del género humano; se hallan en sus genes y afloran durante las contiendas.

 Suelen ser apretadas las secuencias de la alternativa guerra-paz.

 Por motivos políticos, económicos, racistas, folclóricos, territorialistas, religiosos, de intereses creados, etc., el hombre siempre ha guerreado, tanto en los tiempos del arco y flecha, como en los de la fuerza nuclear, y esto es terrible, verdaderamente alucinante, al mismo tiempo que ridículo y lastimoso.

 Poblaciones civiles enteras se ven arrasadas vandálicamente, sin haber tomado sus pobladores ni arte ni parte en los conflictos de las clases dirigentes de las naciones, o de los comandantes de ejércitos (guerras internas). De modo que “el ser lanzado a la existencia sin habérselo pedido a nadie, se puede encontrar de pronto envuelto en las peores situaciones bélicas, obligado a ir al frente de batalla para cumplir muchas veces con el simple capricho de un general “a quien no le gustó la cara de otro general”.

 Mi pobre padre, por ejemplo, a los 18 años, en plena edad de oro, tuvo que alistarse obligatoriamente para intervenir en la primera contienda mundial. ¿Para defender qué? Ni el mismo jamás lo supo con claridad porque primero combatió a favor de un bando y luego lo tuvo que hacer en favor del contrario por mandato de los superiores, según los vaivenes de la política.

 Fue luego herido y dado de baja como inválido por todo el resto de sus días.

 ¡Bonita biografía! ¿No es cierto?

 Otras veces se esgrimen razones de patriotismo, pero a mi modo de ver, todo obedece a una falla del género Homo. ¿Cuál es esta falla? La falta de solidaridad a nivel mundial, de toda la “raza humana”, como se le denomina al proceso hominal. Las fronteras que encierran a los diversos pueblos en naciones, son una verdadera prueba de egoísmo disfrazado de nacionalismo y de soberanía. La institución de las fronteras es propiamente una flagrante aberración, una burla a la solidaridad mundial que debiera reinar de polo a polo.

 Cuantas más naciones encerradas entre fronteras existan, mayores serán las probabilidades de conflictos bélicos.

 Los errores “que cometió la naturaleza al formar al hombre”, son múltiples, y las xenofobias, racismos, prejuicios religiosos, egoísmos disfrazados de patriotismo, y la belicosidad innata sumada a todo ello, son los más altos de los exponentes de tales yerros, pues los primeros factores señalados son los generadores de conflictos y el último el precipitante de las guerras.

 Los horrores como las mutilaciones, invalidez, pérdida de seres queridos, hambre, destrucción, miseria, enfermedad, sojuzgamiento, vejaciones, desprecios y múltiples penurias más como resultados de las luchas armadas –a veces justificadas por un bienestar futuro para determinado pueblo y nada de logros a nivel universa!- se constituyen en tétricas, sombrías muestras de lo que son capaces las manifestaciones de la ciega esencia del universo en forma de seres humanos. Los inofensivos bioelementos sitos en la Tierra que pisamos desaprensivamente, una vez que forman a un ser humano, se tornan peligrosos para el ser humano.

 La ceguedad no existe tan sólo en el choque de dos galaxias en el espacio anticósmico, sino también en el choque armado entre los hombres de este punto cósmico en que se hallan protagonizando su escabrosa historia.

 El último –y reciente en tiempo cronológico de la historia- conflicto bélico a nivel mundial, es una muestra sumamente escalofriante de lo que es capaz de realizar el hombre, este vándalo y bárbaro del pasado, cual huracán desatado en materia de horror, cuando excitado su inconsciente programado, hace su irrupción la conducta aberrante.

 ¡Cuidado Homo sapiens! ¡Qué no sea alguna próxima, descabellada aventura belicosa, la última de todas las locuras por hallarnos ya luego todos extinguidos a consecuencia de la misma!

 ¡Que no ocurra porque, a pesar de todo, este amargo pesimismo que he destilado cual hiel, existen aún buenas perspectivas si se impone la cordura!

 También cabe, como corolario, un tema aparentemente distanciado del belicismo, que es la avalancha permanente de las pseudociencias, dentro de cuyos senos, en algunos casos también se crean conflictos ideológicos, unos más ridículos que otros, hasta dejar un tendal de víctimas del fanatismo con matanzas por prejuicios religiosos, patrioterismos, inmolaciones, ect.

 

 Ladislao Vadas

 
 

100 comentarios Dejá tu comentario

  1. Gracias Salvador por re-marcarme mi grosero error ortográfico!!! y si podes por favor,decime si conoces alguna fundación atea Pd: Me faltan 1767385 errores ortográficos mas y lo alcanzo a Ironics!!! y si no hay nadie por encima de Dios,pero Dios cree en vos Ironics Saludos amigo Elector!!!

  2. Bien Chelo, vas entendiendo como es la cosa. Dios se dio cuenta antes que Testa, que Ironics la tiene clara, por algo es Dios y no un Cabezon. Saludos.

  3. Es realmente tragicómico que quien cree en seres imaginarios y les reza hable de gritar a las paredes, crea que piensa y no se preocupe por su tremendo pecado de soberbia...

  4. Psiquisky historiador P. Hola Testa ¿Cómo anda? T. Mire ¿le puedo hacer una pregunta genérica? P. Adelante soy todo oído. T. ¿Se puede rescatar a “alguien” que se ufana de ser ateo, anglófilo, liberal en lo económico y social y por supuesto amante de la revolución francesa además de un pelín masón sin que se dé cuenta? P. Mire con franqueza, parece de la Campora por el relato vio, esa persona comió pescado podrido por décadas (como dicen en los diarios), ¡no creo sea recuperable!. T. mire por ser 25 de Mayo lo voy a tratar de esclarecer, pero tengo mis dudas que escuche a alguien como yo, por ello este artículo que derriba algunas mentiras que cree nuestro “liberal genérico”. Ahí va este regalito, le saque las notas para no hacerlo muy extenso. “EL ACONTECIMIENTO HISTÓRICO LIBERAL Y MASÓNICO QUE CELEBRÓ EL GOBIERNO “REVISIONISTA”. BICENTENARIO LIBERAL La afamada “Asamblea del Año Trece”, es la diadema de la corona histórica del liberalismo argentino. Comencemos por recordar el antecedente obligado de la Asamblea local: las Cortes de Cádiz. Ellas sancionaron la Constitución de 1812, apodada “La Pepa”, declarada “sagrada” por el liberalismo hispano, y copiada de la Constitución revolucionaria francesa de 1793. Dicha carta fue tildada de “monstruosa” por Simón Bolívar, y suprimida por San Martín en el Perú. Tras un examen prolijo, sostiene Federico Suárez Verdeguer que fue: “La Constitución de 1812, copia servil y no pocas veces literal de la francesa”.1 Pues, diversos decretos de esas fementidas Cortes gaditanas fueron copiados a la letra por los asambleístas liberales de 1813. El escritor socialista Julio V. González ha cotejado en detalle la copia.2 Por lo cual, también asevera que esta Asamblea General fue: “El fruto opimo del cultivo que en el terreno de las ideas habían realizado el jansenismo, el episcopalismo, el regalismo, el filosofismo, el economismo y el liberalismo. Estudiar todas esas escuelas filosóficas o económicas y tendencias, es ahondar en las causas de la revolución española y, con ella, de la revolución argentina”.3 Coincidentemente, sobre este magno Congreso escribió el socorrido marxista José Ingenieros: “Una cosa es segura: el pensamiento revolucionario fue totalmente conducido a término por la Asamblea del Año XIII. Ningún otro cuerpo de representantes, en toda América, tuvo de él una noción más clara. Los jacobinos de Buenos Aires la dirigieron sin reservas… No declaró la independencia por creerlo superfluo […] La obra legislativa de nuestra Asamblea —lo mismo que las Cortes de Cádiz—, en cuanto a los principios fundamentales, se ajusta fielmente a lo legislado en París […] Desde la libertad de vientres hasta la constitución civil del clero, todo tiene allí su fuente inspiradora. No es necesario agregar más, fue ésta la Asamblea magna de la Revolución, tal como la anhelaba Moreno […] Resultó una digna evocación del modelo francés”.4 En la muy liberal “Historia de la Nación Argentina”, de la Academia Nacional de la Historia, que dirigiera don Ricardo Levene, el serio investigador Juan Canter definió el carácter y el estilo de esa Asamblea, con estas palabras: “La nueva política, preconizando liberalismo y reforma, a pesar de su presuntuosidad, careció de fórmulas originales. Calcó disposiciones y en toda su tarea civilista adoptó un aire de suficiencia, pareja con su postura prepotente […] Era una ideología extraña y una rara política que proclamaba los modelos ingleses y franceses, remedando al propio tiempo, a los españoles sin aludirlos […] La Asamblea […] castigaba todo desaire y desestimación […], presumía de un liberalismo aparentemente nivelatorio; pero, en realidad se hallaba formada por un conjunto egregio y calificado que no toleraba discrepancias, dispuesto a estrangular cualquier rebeldía”.5 O sea, aquello de Gaspar Núñez de Arce: “El libre pensamiento proclamo en alta voz, / y muera quien no piense como yo”. Asamblea que se declaró “Constituyente”, pero que no constituyó nada (los proyectos constitucionales fueron archivados), por la muy buena razón de que antes no declaró la Independencia (pese al reclamo de los artiguistas y sanmartinianos). Bien; trazado el cuadro general, pasaremos a analizar las medidas en detalle. A tal efecto, enumeraremos algunas de las célebres “reformas”. Advirtamos desde ya que esas normas las introdujo la mayoría liberal alvearista, contra la opinión de los diputados que respondían a San Martín.6 Asimismo, fijaremos la distancia entre los dichos y los hechos. Decimos esto último porque hay historiadores que se limitan a citar las leyes promulgadas por la Asamblea, como un catálogo jurídico, sin mención de su fuente y sin estudiar su concreción. Ante todo, convengamos con José María Rosa que: “La obra de la Asamblea fue para la propaganda interior. Dio, como si fueran de su inspiración, leyes sancionadas por los constituyentes de Cádiz […] Habló mucho de libertad y dictó leyes liberales que nunca se aplicaron”.7 Pues, las tales reformas fueron: 1) Leyes Eclesiásticas: En el orden religioso, conforme lo asentara Pedro Agrelo, uno de los miembros liberales más radicalizados, “se puso la primera base de una iglesia independiente y nacional”.8 O sea: cismática. 1º) Se suprimió el Tribunal del Santo Oficio, siguiendo las decisiones tomadas por las Cortes de Cádiz, del 22 de abril de 1811 y el 22 de febrero de 1813;9 anulando los “instrumentos de tortura” que aplicaría ese Tribunal. Sin entrar en la consideración de cuánta difamación han esparcido los liberales contra la Inquisición,10 como mínimo cabe apuntar que en Buenos Aires no funcionaba ese Tribunal, estando su sede en Lima (en donde, como queda dicho, lo habían abolido las Cortes gaditanas).11 En cuanto a sus “instrumentos de tortura”, supuestamente empleados por la Inquisición y otros tribunales civiles, se pasó de la estupidez a la payasada. Existía una mitología liberal sobre esos tormentos. Pero lo cierto es que, antes que otros tribunales, la Inquisición hacía un siglo que los había suprimido.12 En Buenos Aires, el asunto tuvo ribetes sainetescos, pues para quemar dichos instrumentos, hubo que empezar por fabricarlos.13 El único consuelo fue que en España, años después, durante el “Trienio Constitucional”, se repitió la barrabasada.14 2º) Se procedió a establecer: - el número de monjas por convento; - la edad de treinta años para ingresar a las órdenes regulares (19 de mayo); - el comisario general de regulares (28 de junio); - la secularización de los hospitales de las comunidades religiosas (13 de julio); - y sobre todo, el 4 de agosto, se dispuso que el bautismo no se administrara antes de los nueve días desde el nacimiento y se efectuara con agua templada “para evitar los espasmos”.15 Ley tan importante que el Director Supremo Gervasio Antonio Posadas, se encargó de aclarar que: “Se reencarga muy particularmente al Supremo Poder Ejecutivo la vigilancia” de esa norma.16 No se sabe si se llegó a disponer la colocación de un policía junto a cada pila bautismal, para controlar el cumplimiento de esa regla principal. Si, en cambio, se conoce que el autor de esas iniciativas fue Carlos de Alvear, quien impulsó a la Asamblea a sancionar “reformas tan trascendentales”, como señala el historiador oficioso de la Masonería Argentina.17 Es importante recordar que las Cortes de Cádiz, modelo de nuestra Asamblea, habían resuelto la supresión de las colegiatas, la reforma del canto eclesiástico y la mudanza de la hora de los maitines.18 Para mejor valuar estas medidas, debe tenerse presente que estábamos en plena guerra con el Consejo de Regencia. Era algo así como si durante la “bliztkrieg” de la Luftwaffe sobre Londres de 1941, la Cámara de los Lores hubiera resuelto pasarse al sistema métrico decimal o revalorizar la poesía de P. B. Shelley. Leyes igualitarias: a) Se suprimieron los títulos de nobleza (21 de mayo de 1813). Medida calcada de la Constitución Doceañista de Cádiz y de la francesa de 1793. Acto que provoca en el Dr. Francisco José Quagliani el siguiente comentario: “Imagino el odio despertado en aquellos que dejan de ser condes o marqueses, que deben bajar su escudo de la puerta de su casa”.19 Portentosa imaginación democrático-novelesca, realmente. Porque el único noble nativo que había en el antiguo virreinato del Río de la Plata era el marqués de Yavi, Juan José Fernández Campero, en Jujuy (marqués del Valle de Tojo). Lamentablemente para la fantasía de Quagliani, no se le pudo aplicar la medida anti-aristocrática, porque dirigía tropas autonomistas en Tarija, en la lucha del Alto Perú, y amenazó con desertar si se insistía en desconocerle su título de nobleza. (Títulos de otro origen eran el germano del teniente de la Guardia Valona Eduard Kailitz, barón de Holmberg, que había viajado con los americanos en la “George Canning” en 1812, y el irlandés del cordobés Miguel del Mármol, conde de Lúcar y Quilmaró). Anota Héctor B. Petrocelli: “Parece que los únicos perjudicados por la abolición de los títulos de nobleza fueron el marqués de Yavi y el barón de Holmberg, que curiosamente militaban en las filas patriotas”.20 b) Se abolieron los mayorazgos y vinculados. Las Cortes de Cádiz suprimieron los “privilegios señoriales”, el 6 de agosto de 1811. Por eso, acá el 13 de agosto de 1813, a petición de Alvear, se derogaron los “mayorazgos” y “vinculados” (bienes de familia, que restituyó el Código Civil). En realidad, en América no había mayorazgos (derecho del primogénito sobre el patrimonio familiar heredado). En el Río de la Plata, había uno, el de San Sebastián de Sañogasta, de la familia Brizuela y Doria, de La Rioja, que no fue afectado, pues duró hasta el siglo XX.22 c) Beneficios: Se suprimieron. Pero: “Tampoco abundaban los beneficios de órdenes nobiliarias. En Buenos Aires sólo dos personas poseían la Orden de Carlos III”.22 d) Tributos sobre los indios: Referente a la mita, el yanaconazgo y el servicio personal de los aborígenes, debe recordarse que ya habían sido abolidos en 1612. No obstante, pensando, tal vez, que lo que abunda no daña, el Consejo de Regencia, ordenó el fin de las prestaciones personales de los indígenas, el 26 de mayo de 1810. Las Cortes de Cádiz lo convirtieron en ley, el 13 de marzo de 1811. La Junta Grande, en Buenos Aires, copió esas normas, el 1 de setiembre de 1811. Con alguna demora, y para no ser menos, la Asamblea dispuso volver a abolir la mita, encomienda y yanaconazgo, que habían tributado los indígenas en otra época. Claro que “en el dominio de la Asamblea no existían indios en estas condiciones; algo, muy poco, quedaba en el Alto Perú, región que estaba ocupada por el enemigo”.23 e) Libertad de Vientres: El 2 de febrero se copió una ley de las Cortes de Cádiz, del 10 de enero de 1812, declarando libres a los esclavos que se introdujeran en el territorio o que nacieran en él. Pero, dada la masiva emigración de negros y negras brasileñas embarazadas, y a instancias de Lord Strangford, se derogó.24 Recién por el artículo 15 de la Constitución Nacional de 1853 se liberó a los esclavos (sin olvidar algunas medidas legales de Rosas al respecto).25 Otra norma trascendental fue la creación de una Junta para inspeccionar los abusos de las boticas.26 Su broche de oro consistió en “extrañar” —esto es, mandar castigado a San Juan— al antiguo Jefe de los Patricios y Presidente de la Primera Junta, Brigadier Cornelio Saavedra.27 Tal el majestuoso inicio de nuestro liberalismo, que con análoga dignidad, ha “ampliado esos derechos”, en las últimas décadas. Menos mal que la “Gaceta” y el “El Redactor” de la Asamblea, dejaron constancia “de la resistencia y de la oposición de los partidarios de San Martín, al nuevo orden político”.28 Con referencia a los símbolos patrios, que la Asamblea encomendó sin sancionarlos,29 le escribió San Martín a Tomás Godoy Cruz, el 12 de abril de 1816: “¿No le parece a Ud. una cosa bien ridícula, acuñar moneda, tener pabellón y cocarda nacional y por último hacer la guerra al soberano de quien en día se cree dependemos? ¡Hasta cuando esperamos para declarar nuestra independencia!” 30 Pero, claro, para el alvearismo, masón, liberal y pro-británico, la cuestión de la Independencia era, como diría José Ingenieros, un asunto “superfluo”. Más todavía. El tío de Alvear, y militante destacado de su logia, Gervasio Antonio Posadas, nombrado Director Supremo, con poderes extraordinarios, envió dos mensajeros a España. En su mensaje, le tributaba al rey Fernando VII: “Las más sinceras protestas de su vasallaje, felicitándolo por su ventura y deseada restitución al trono, y suplicándole humildemente el que se digne, como padre de sus pueblos, darles a entender los términos que han de reglar su gobierno y administración”.31 ¡Y todavía hay ingenuos que creen que porque se sacó la imagen del Rey en los sellos de las monedas de Potosí, se había dado un paso adelante en la independencia! 32 De lo expuesto surge que la Asamblea del Año Trece fue mucho más “emancipadora” que el Congreso de Tucumán, quien se limitó a declarar la Independencia, decisión soberana que la Asamblea se había negado a tomar.33 Enrique Díaz Araujo Jacobinas extraído del blog Cabildo viernes, 24 de mayo de 2013 Testa magnum Pd. De pie y con lavandina lavarse la boca por insultar al Gral San Martín como que era masón, era un Mariano de Ley. Realmente “un Santo de la Espada”. Al menos lo que dijo el cocoliche de José Ingenieri lo creerán.

  5. Pisichinsky: Hola Ironics como le va ?.Leyo el post de Testa, mi paciente ? Ah si, bueno quiero pedirle disculpas porque se me escapo de donde lo teniamos confinado y en un descuido de la guardia agarro la compu y mire como se broto ? Ironics: Disculpe doc., no sera mejor que lo tenga atado ? Porque ahora se cree San Martin, pero un dia de estos lo cazan en algun pasillo, entre dos o tres y despues sale diciendo que es Remedios de Escalada de San Martin, me entiende ? Pisichinsky: Ni me lo diga Ironics, sufre de "psicosis histo ambulantis". Hace una semana decia que era Napoleon y justo llegue a tiempo y lo saque de abajo de una turba de internados, que lo querian convertir en Josefina !! Estoy preocupado, porque lo trato por un tema y luego cambia de personaje y tengo que empezar de nuevo, estoy agotado, pero reconozco que al menos repaso lo que estudie de historia en el secundario vio ... Ironics: Mire doc. le doy la posta, el no es boludo, se hace nomas sabe, porque esto de cambiar religion y mamotretos antiguos, por historia del siglo XIX y mamotretos historicos, ademas de incluir para su coleto, personajes que claramente fueron masones, como religiosos, no es casualidad. Pisichinsky: Pero Ironics, yo ya hice el diagnostico y puse que sufre de "psicosis histo ambulantis" y lo estoy medicando por ese asunto. Ironics: Le explico doc. el leyo que el Papa Francisco dijo, que los Ateos vamos al Cielo, igual que los creyentes, que no nos vamos directamente al Infierno. Bueno el tipo, ni lerdo ni perezoso, se quiso alzar con semejante figura para su bando. Pero lo que no sabe, es que San Martin, repudio a la Asamblea del año 1813, solo porque no declaraba la Independencia, que era su objetivo personal y principal, despues de conseguida la misma, el mismo se toma el buque porque la politica no era su fuerte. Pisichinsky: Dejemos la historia de lado Ironics, es cierto eso que dijo el Papa ? Entonces todo da igual ahora ..., huy pobre Cabezon, perdon digo Testa Magnum, como se me va a poner ahora, quien lo cura de esta ? Tantos años rezando al pedo, perdon digo inutilmente, para que al final terminen en el mismo lugar con gente como ud., perdon no lo dije peyorativamente eh !! Ironics: Mi pregunta es quien va al Infierno entonces ? Los muy turros humm, no lo creo esos siempre estan cubiertos, un buen boga los manda al Cielo y chau, que te cure Lola. Yo sabia que un Jesuita tarde o temprano les patea el tablero, por algo el Vaticano los rajo de America. Ahora estan tan desorientados que lo pusieron de Papa, parece que no dan pie con bola. Sabe el quilombo que le vamos a armar a Dios los Ateos, en cuanto lleguemos al Cielo ?. Lo primero, una huelga de hambre general por tiempo indeterminado !! Pisichinsky: Dejese de joder Ironics, en el Cielo no hay cuerpo que alimentar, son todas almas, que hambre ni que hambre. Ironics: Tiene razon doc. dejeme pensar, ya se me va a ocurrir algo, pero el Barba del quilombo no se salva, se lo aseguro y el Vaticano despues de esta tampoco. PD1: Como un mamotreto, se contesta con otro mamotreto, pero viniendo de Ironics, es mas concreto y escueto, ahi le mando uno que aclara que pensaba la Iglesia contemporanea de San Martin: Mamotretito: ---------------- "Los restos del general José de San Martín descansan, desde 1880, en la Capilla Nuestra Señora de la Paz, ubicada en la Catedral Metropolitana, custodiado permanentemente por dos granaderos. Sin embargo, su emplazamiento en ese lugar no fue tarea fácil. En 1877, el por entonces presidente Nicolás Avellaneda creó la “Comisión Central de Repatriación de los Restos del general San Martín”. El cuerpo recién llegó a la Argentina el 28 de mayo de 1880. Y allí comenzó la odisea: ¿dónde colocarlos? Según Ricardo Brizuela, la idea primordial fue depositar los restos en la Catedral porteña. Sin embargo, la Iglesia se opuso, avalada en los cánones apostólicos romanos: San Martín era masón, y como tal no podía ser alojado en un lugar consagrado. Esta discusión venía de larga data, ya que surge con los primitivos enfrentamientos entre la masonería y los católicos, cuyo principal hito fue la expulsión de los jesuitas del Río de la Plata. No obstante, llegaron a un acuerdo, y el mausoleo se construyó al lado de la Catedral, en un terreno que, antiguamente, emplazaba el cementerio que cada templo contenía. Los rumores afirman que este cambio de opinión eclesiástico tuvo que ver con una serie de créditos que llegaron a sus manos, con la excusa de las refacciones y reparaciones que serían necesarias para alojar los restos del héroe. Los restos de San Martín se encuentran rodeados de tres esculturas femeninas, que representan a cada uno de los países que éste liberó: Argentina, Chile y Perú. Junto a él se hallan las urnas con los restos de los generales Juan Gregorio Las Heras y Tomás Guido y los del Soldado Desconocido de la Independencia. Finalmente, tal como lo pidió la Iglesia, la cabeza del cajón se construyó inclinada, como símbolo de la predestinación al infierno con la que cargan los masones." PD2: Ironics agrega: Modificaran el cajon, despues de lo que dijo el Papa ?

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