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Unilateralidad de los atributos del dios de la teodicea

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(Y REPASO FINAL DE LOS MISMOS)
(Y REPASO FINAL DE LOS MISMOS)

(Advertencia: Este tema no es apto para personas devotas y susceptibles, de modo que pueden omitirlo los lectores convencidos a pies juntillas de la veracidad del dogma que profesan).

 

En resumen, ¿qué dice la teodicea (una pseudociencia para mí) acerca de su dios, y qué podemos interrogar y responder nosotros, los no creyentes poseedores de una moral intachable y sensibilidad exquisita?

 Veamos:

 Dios es perfecto. ¿Frente a que? Ante un mundo imperfecto (creado por él, según se dice).

 Dios es puro amor. ¿Frente a qué? Al odio que está en el mundo creado por él.

 Dios es justo. ¿Frente a qué? A la injusticia reinante en un mundo creado por él.

 Dios es misericordioso. ¿Frente a qué? A la crueldad en el mundo creado por él.

 Dios es la verdad (según el teólogo medieval Tomás de Aquino). ¿Frente a qué? A la posibilidad de la mentira y el error que deben existir desde que se creó el mundo o “el libre albedrío”.

 Dios es feliz (también según Tomás de Aquino). ¿Frente a qué? A la infelicidad creada con el mundo en los seres vivientes como posibilidad…

 Podríamos continuar, pero estos ejemplos bastan.

 Todo esto nos presenta a un dios suma excelsitud, confrontado siempre con algo que no es él. Pero resulta que ese algo no es otra cosa que un mundo pleno de vileza e iniquidad en muchísimos aspectos, que ha salido de su propia naturaleza tenida por infalible y la bondad suma, puesto que, si “El” es el creador de este mundo, paradójicamente también debe serlo de la posibilidad del odio, de la imperfección, de la maldad, de la injusticia, de la crueldad, de la mentira, de la infelicidad, de la caída en el mal… porque si todas estas cosas preexistieran a la creación, entonces ese dios se hallaría enfrentado con ellas como cosas fuera de él y como cosas que se iban a introducir luego en su creación: el mundo; o por el contrario, sería también imperfecto si todas esas viles posibilidades se hallaran como potencial en su propia naturaleza. Un caso ridículo a todas luces.

 Por otra parte, si intentamos explicar esto diciendo que ese dios, al mismo tiempo que creó las posibilidades de todas esas antivirtudes, esos polos opuestos a sus propios atributos de divinidad excelsa, creó también la posibilidad del libre albedrío para sus criaturas de modo que estas pudieran elegir entre parecerse a “El o identificarse con lo vil del mundo, igualmente nos queda la irrefragable sensación de que semejante ente no puede producir la posibilidad de la vileza so pena de perder sus propias virtudes de perfección. (Además, podemos citar algo que es terrible para la teodicea que dice: “Dios sabe absolutamente todo lo que existió, existe y existirá hasta la consumación de los siglos, gracias a su atributo denominado Ciencia de visión del futuro”). De modo que, ya todos, absolutamente todos los seres humanos estaríamos juzgados desde siempre con nuestra suerte ya sellada. ¡Absurdo! ¿No es cierto?

 O las cosas viles se hallan fuera de “El”, o “El” es imperfecto aun tildado de bondadoso, justo, veraz, piadoso, etc. Porque si “El” es todo eso, lo es frente a lo que “El” no es, ¿y de dónde surgió entonces lo vil? ¿Preexistió al mundo, coexistió con “El” o fue creado con el mundo?

 Aquí desembocamos en dos temas cruciales para la teología que no tienen “ni pies ni cabeza”.

 Analicemos el afamado libre albedrío. Es evidente que esta cualidad intrínseca en la naturaleza humana -según se dice- choca con nuestra razón (un verdadero e impagable tesoro que poseemos frente a la inmensa mole de prejuicios, que se vienen arrastrando desde nuestros orígenes hasta el presente).

 ¿Cómo podemos afirmar que conocemos la realidad del mundo en que vivimos, antes de recurrir a la investigación científica que, una vez realizada, tira por la borda infinidad de prejuicios, mitos y fantasías del pasado?

 Las supersticiones, invenciones fabulosas, creación mental de seres inexistentes, mitos al por mayor, fantasías sin fin como cuentos de “Las mil y una noches”, y prodigios celestiales bíblicos, creídos a pies juntillas por los devotos, que ¡de pronto desaparecen para no retornar más en nuestros tiempos modernos!

 ¿Qué significa todo esto? Según mi óptica de ateo, no más que productos netos de la fantasía humana de la mano de la nesciencia.

 La historia lo dice claramente: Los tiempos remotos se hallan repletos de prodigios de toda especie, tanto propicios, como tremebundos. ¡Qué raro! En la medida que vamos hacia atrás en el tiempo, mayor es la cantidad de milagros suscitados por doquier. Más cuando nos acercamos al presente, notamos una inversión. Los milagros son más esporádicos, y vemos que en nuestros tiempos, evidentemente, tienden a desaparecer, se esfuman dando paso a una realidad racional (tanto buena como mala o tremebunda), al punto de que hoy en día, ya casi nadie habla de muertos resucitados, de curaciones milagrosas, transformaciones de hombres en bestias, ni animales en seres humanos (hombres lobo del pasado, ninfas marinas con cuerpos de mujer –sirenas-, ni duendes traviesos que perturban las mentes).

 Así también vemos que ya no deambulan ángeles con las alas extendidas volando raudamente por el cielo entre las nubes, ni demonios (ángeles malos) sitos en el centro de la Tierra que a veces deambulan por su superficie para incitar al pecado, ni brujas montadas sobre escobas volando por lo aires asustando a las gentes.

 El mundo antiguo se derrumbó para siempre, amigos lectores, todo ha sido pura fantasía y… los dioses se esfumaron.

 Sólo nos queda una misión en este escabroso mundo, a saber: portarnos lo mejor posible por el bien mismo, sin esperar recompensa alguna, paraísos que no existen; insistir en la moralización de todos, absolutamente todos los ámbitos: hogares, lugares de trabajo, fiestas, deportes sanos… progresar siempre de la mano de la sana ciencia y la tecnología, para vivir en un mundo mejor reparado, corregido, amansado por ese conocimiento científico aplicado a nuestro entorno y todo lo positivo en esta vida. Nuestro prójimo en el futuro, nos estará eternamente agradecido.

 

 Ladislao Vadas

 
 

147 comentarios Dejá tu comentario

  1. Dijo CHELO (increíble y lo copio y pego a ver si le da un poco de vergüenza y piensa antes de escribir): "Yo pregunto,en algún lado esta patentada la palabra que dice,si Dios es perfecto no puede crear seres imperfectos??? "hay una ley que así lo exija,es una afirmación científica que lo abala,una ley universal quizás??? tiene que ser así si o si xq los ateos lo demandan??? no creen en Dios pero aseguran que si existe todo tiene que ser perfecto como ellos dicen??? Por favor,ustedes hacen que me confunda,ya no se si son ateos o idiotas repetitivos!!! Existe el libre albedrío o no existe??? ustedes ateos que dicen??? ja ja ja ja ja ja,va con onda como suelen decir!!!" CHELO: La idea era mostrar las contradicciones y la irracionalidad de las creencias religiosas. Pero veo que NO ENTENDISTE NADA ¡¡¡ jajaja!!!. La creencia en la existencia de un dios perfecto (y demás atributos incomprobables, claro, como "infinitamente misericordioso", "infinitamente sabio", "infinitamente justo", "omnisciente", "todo amor") provienen de los creyentes ¡no de los ateos! ¿Acaso no crees en un dios perfecto? ¿¿Es imperfecto para vos, puede equivocarse como cualquier mortal??. Naaa, lo tuyo ya es un PAPELÓN. Y ya que pediste el tema del libre albedrío... Date cuenta (lo dudo) de que no es posible creer en la existencia del libre albedrío y un dios omnisciente al mismo tiempo. No te podés comer un asado y dejarlo intacto al mismo tiempo. Si decís que el libre albedrío existe, eso significa de que tu dios no lo sabe todo (no es omnisciente, no es todopoderoso por lo tanto, ¡ni siquiera es un dios!), tu dios no sabe lo que va a pasar. Pero si creés que tu dios es omnisciente, que lo sabe TODO (y esto significa: pasado, presente y futuro), entonces el libre albedrío NO existe, ya que tu dios, repito, lo sabe TODO. Tenés que elegir, elemental CHELO: O existe el libre albedrío ó tu dios es omnisciente. Concretamente, ¿qué vas a elegir creer?. Te escucho. Y es "avala", no abala....

  2. Abel Raztembajer, la creencia religiosa es algo cultural, propio de cada persona, independiente de la profesión ó las elecciones políticas. Y ya que sacaste el tema, aprovecho para ampliar datos sobre la poca religiosidad de los hombres de ciencia. Según una encuesta de 1998 (Leading scientists still reject God por E.J. Larson y L. Witham, Nature394, pág.313) que se hizo dentro del grupo de los hombres de ciencia más destacados de los EEUU, tenemos por ejemplo: Creencia en Dios:7%; Agnósticos: 20·%; No creyentes: 73% Sobre la creencia de vida después de la muerte: valores similares a los anteriores. Creencia en Dios: Dentro de los biólogos: el 5.5% Dentro de los físicos: el 7.5% Dentro de los astrónomos: 7.5% Etc. Y, lo aceptes ó no, la ciencia no ha encontrado ningún rastro de algún "creador" ni ha necesitado colocar el "factor dios" en ninguna fórmula. Este hecho, INNEGABLE, no habilita a poner un ente sobrenatural como origen de todo. Lo IRRACIONAL es responder la pregunta del origen con una respuesta INVENTADA. ¿Lo ves?. El colocar a un ente supremo como creador de todo, NO responde nada. Por el contrario, genera más preguntas: ¿quién creó al "creador"? (y así hasta el infinito). O de otra manera, si los creyentes como vos, sugieren de que "TODO tiene que tener un origen, un creador" ¿quién originó a éste?. Y ojo... TODO significa TODO.

  3. COMO DESARROLLAR INTELIGENCIA ESPIRITUAL EN LA CONDUCCION DIARIA Cada señalización luminosa es un acto de conciencia Ejemplo: Ceder el paso a un peatón. Ceder el paso a un vehículo en su incorporación. Poner un intermitente Cada vez que cedes el paso a un peatón o persona en la conducción estas haciendo un acto de conciencia. Imagina los que te pierdes en cada trayecto del día. Trabaja tu inteligencia para desarrollar conciencia. Atentamente: Joaquin Gorreta 55 años

  4. Buenos días, tardes o noches, Tras casi diez años, tan solo algún apunte que considero importante y que deja sin resolver la cuestión del bien y del mal que aquí se pretende objetar. La concepción de la Iglesia Católica acerca del bien y del mal, en la que incluimos al mencionado Santo Tomás de Aquino, es bien diferente y mucho más razonable que la aquí citada. Esta, refiere que el mal que existe no tiene una esencia propia, sino que es ausencia de bien, y debe a este, en cierto modo, su existencia. Es decir, el amor, la justicia, la misericordia o la verdad, no serían principios contrarios a sus opuestos (similar al maniqueísmo), totalmente confrontados entre sí, sino que el modo de oposición es según la ausencia o imperfección que hay en ellos de aquello que es bueno y perfecto. De este modo, lo imperfecto debe su ser a lo perfecto, ya que es imperfecto en tanto que le falta perfección, pero "es" en tanto que todavía tiene cierta perfección. Así se entiende que el mal no ha sido de ninguna manera creado, al modo de Dios, de la nada, sino que tiene su causa en un orden moral de una libertad alejada de Dios, como algo a lo que le falta bien, perfección, plenitud, etc. Entender esto es fundamental para concebir que todo lo creado es bueno en sí mismo. Es aquel ser que goza de libertad el que, con su libertad, en sí misma buena y llamada a hacer el bien, escoge el mal (la ausencia de Dios). Dicho esto, que Dios sea Omnisciente y conozca el uso que va a hacer cada cual de su libertad no resta ni un gramo de libertad, pues el hombre no lo puede conocer, y su futuro depende, en gran parte, de su libertad. Además, Dios conoce un futuro en que ya está incluida esta libertad humana. Siempre, por supuesto, teniendo Él la Victoria definitiva, pues sería incoherente un Dios Todopoderoso que no venciera definitiva y absolutamente sobre el mal. Así, alguna razón de bien debe de haber en permitir el mal. El mayor ejemplo lo encontramos en Cristo: por Amor, Dios se hace hombre y carga con las consecuencias del pecado sobre sus hombros (el sufrimiento y la muerte), para redimir a los que viven sometidos bajo el yugo de la ley para que, inmerecidamente, puedan entrar al Cielo por la puerta de la Misericordia. Creer esto último es materia de fe y teología, pero lo anterior lo es de razón y filosofía, alcanzable a todos por el buen uso entendimiento. Dicho todo, todavía quedarán muchos conceptos interesantísimos por estudiar y razonar para comprender mejor este anhelo personal y colectivo, aparentemente connatural, y que compartimos, de encontrar lo verdadero, lo bueno y lo bello. Está claro que jamás podremos llegar a comprender de un modo perfecto la infinitud y perfección que corresponde a Dios. Intentarlo sería inútil y muy osado. Intentar entender lo entendible, eso siempre es razonable. Un saludo, Víctor

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