La Auditoría General de la Nación analizó, más precisamente, los servicios oftalmológicos de la obra social y detectó falencias, tanto en las oficinas regionales, como en el desempeño de los profesionales.
Según el informe, revelado por El Auditor, faltaron equipos para prácticas complejas, hubo quejas por las demoras en los turnos y algunos prestadores maximizaron ingresos atendiendo menos pacientes de los que les correspondía.
El paper de la AGN registró que la gestión de las prestaciones oftalmológicas que brindó el PAMI durante 2010 registra “desvíos que no tienen explicación”.
Del informe surge que los profesionales habilitados para atender a un universo de afiliados que supera los 4,1 millones de personas.
El PAMI, o Instituto Nacional de Servicios Sociales Para Jubilados y Pensionados, tiene la responsabilidad de controlar, a través de la Unidad de Auditoria Prestacional (UAP), la “pertinencia, eficacia, alcance, calidad y oportunidad de las prestaciones medicas, y verificar el grado de satisfacción del beneficiario”, dice la AGN.
Sin embargo, el problema fue que “el alcance del control de la UAP es escaso”, refiere el informe, y añade que esto se observa en el hecho de que “durante el ejercicio bajo análisis (2010), se realizaron controles en terreno solo al 5,46% de los prestadores -19 prestadores de un total de 348 activos-. Además, estos controles fueron realizados solo en 6 UGL de un total de 36 (16,66%)”.
Los Auditores destacaron también algunos “desvíos” informados por la propia Unidad de Auditoria Prestacional (UAP) del PAMI, y que involucran la calidad en la prestación a 121.053 afiliados. Por ejemplo, “en el Centro de Ojos Burzaco, se observaron desvíos considerables en planta física y bioseguridad. Carecen de equipamiento y las practicas de alta complejidad son derivadas a otros centros que no tienen contrato de prestador autorizado”.
Un dato curioso del relevamiento es que no se pudo evaluar el equipamiento que se usan en los quirófanos de Burzaco, porque “lo traen el día que realizan los procedimientos”. Es decir, el material sólo está allí cuando se realizan operaciones.
Por otra parte, el organismo de control quiso saber cómo se cumplía la normativa vigente en cuanto a la entrega de turnos para las atenciones oftalmológicas.
Con esa idea, se examinó la labor de ocho UGL y detectó que el “promedio de demora en el otorgamiento de turnos era de 29,21 días”, cuando se supone que las consultas programadas deben darse en un plazo no mayor a los siete días.
El informe de la Auditoría tiene un apartado dedicado a las cirugías de cataratas practicadas por el PAMI.
Dice la investigación que “en promedio, cada 739 afiliados capitados, el Instituto realizó una cirugía de cataratas en el periodo auditado”. Sin embargo, se amplió, “en este promedio hay casos con variaciones muy amplias, como por ejemplo el caso de un prestador de la UGL La Plata, que realiza una cirugía cada 154 afiliados o, en sentido opuesto, el caso de un prestador de Junín, que realiza una cirugía cada 8.134 afiliados. También hay que considerar que hay prestadores con cápitas asignadas y que no informan al Instituto sobre cirugías realizadas”.
Aquí el informe completo.