María Julia Alsogaray, a la luz del sol gracias a los buenos oficios de la
diosa impunidad. Omar Chabán, ése empresario que la posaba de payaso para
que no se notara su funcionalidad al poder, en las puertas del mismo
beneficio, y como colofón, se anuncia la casi inminente prescripción del
emblemático caso IBM-Banco Nación. Como si nada hubiera sucedido, como si a
nadie del establishment pareciera importarle. Mientras que, entre las rejas,
languidecen centenares de presos políticos que para el espectro pinguinero y
mediático son sólo revoltosos
que alteraron el orden social.
El sábado a la mañana, en el programa de la Rock
& Pop Salgan al sol conducido por Ernestina Pais, se hizo
referencia a la escandalosa medida judicial que benefició a ambos rostros de
piedra. Y se los comparó con alguien que hace meses languidece en el penal de
Devoto, sólo por intentar ganarse de la vida vendiendo panchos y
hamburguesas: Pablo Martín Amitrano. Pero tanto para la conductora, y para su
invitada Silvina Walger, sólo fue “ese
pobre chico que está preso por tocar el bombo”.
No, no está preso
"por
tocar el bombo",
sino porque no quiso aceptar ser un mero ladrillo en la pared de la
desocupación, esa desaparición en vida que se agudizó en el decenio
menemista, y sigue acrecentándose en el jardín de infantes de los pingüinos
felices.
Mientras se escriben estas líneas, ha dado comienzo el
acto en el primer día del juicio oral por los asesinados
Maximiliano Kosteki y Darío Santillán. Ese 26 de junio de 2002, el
tambaleante régimen duhaldista resolvió "meter bala" azuzado por
los popes del justicialismo que sentían que la calle se había vuelto arisca.
Como hace 30 años, cuando el Brujo
López Rega y su AAA
salieron a domesticar
zurdos y comenzaron a llenar la Argentina de fosas comunes. Esa fue
la respuesta a la progresiva pérdida de espacios de poder, también
evidenciada en 2002 cuando el justicialismo fue puesto contra la pared a causa
de sus propios desaguisados y del resto de la corporación política, apta
para mirarse el ombligo pero falta de grandeza, humildad y vocación de
servicio.
“Argentina,
un país en serio”. “Argentinos, a vencer”. “Estamos en el Primer
Mundo”, un muestrario de slogans pergeñado
por un par de vivos para la idiotización de las masas. Privadas de sentido crítico,
se tornan en meros ladrillos en la pared y ya nada importa.
Reconstruyendo la Legislatura
En
análisis anteriores se vio como la corporación mediática hizo profusión
del cuento del ataque
y destrucción / incendio de la Legislatura, cuando en realidad lo
sucedido fue algo mucho más sencillo que eso. “(…) Pero
la barra brava de Boca quedó desmembrada en 1997, cuando los integrantes de
la cúpula fueron condenados por el asesinato de los hinchas de River Walter
Vallejos y Ángel Delgado. 'El
Abuelo'
fue a parar al penal de Villa Devoto, mientras dos clanes se peleaban por la
sucesión: Los Patrulleros (¿?!!!),
comandados por los hermanos Di Zeo, y los Porongas, de Santiago Lancry, alias 'El
Gitano'
o 'Cabezón'.
Lancry, antiguo lugarteniente de
Barrita, había intentado dos veces antes un 'golpe
de Estado',
en una famosa batalla en la plaza Matheu, pero terminó dominando los tablones
con el apoyo desde la cárcel del propio Barrita y el respaldo de Nosiglia.
Tenían algo en común. 'El
Gitano',
un hombre de casi dos metros de altura y 120 kilos, es afiliado radical. Había
llegado a ocupar un puesto jerárquico en el área de seguridad del antiguo
Concejo Deliberante porteño, promovido por Carlos Bello. Y cuando murió el
caudillo boquense, el Coti continuó ese padrinazgo”. (El
Coti, de Darío Gallo y Gonzalo Álvarez Guerrero).
Para
dilucidar esto, es preciso establecer algunas apreciaciones pertinentes. En
octubre del 2004, Rafael Di Zeo fue acusado por la justicia de asociación ilícita.
Cuando la Federal se apersonó a detenerlo en su departamento de Devoto, logró
fugarse antes porque evidentemente alguien le había pasado el dato. Rascando
un poquito, se cayó en la cuenta que la autora de la infidencia había sido
su pareja, paradójicamente cabo de dicha fuerza policial. ¿Casualidad
permanente? A todas luces, es evidente que no.
El mentado Carlos Bello, merece algunos párrafos aparte.
Padre de la famosa Claudia, fue un puntero radical que en los 70 y 80 sentó
sus reales en el barrio de la Boca. Según se corría en esa época, junto con
Carlos Sandá, concejal justicialista de San Telmo, montaron un profuso
negocio de venta de estupefacientes con la vista gorda de las taquerías
de la zona. Una de ellas, la famosa 24, es aquella que tomó Luis
D’ Elía en la madrugada del 26 de junio de 2003, y la que en 1994 estableció
una zona
liberada cuando unos barras brava de la 12,
descontentos con la conducción de José Barrita, montaron la
emboscada que acabó con la vida de los citados Vallejos y Delgado.
“Sin
embargo, Lancry nunca pudo afirmar su liderazgo en la popular. Rafael y
Fernando Di Zeo siempre le disputaron el poder. Con habilidad, 'el
Gitano'
lograba mantenerse en la cúspide, a pesar de no contar con una gran tropa
propia. Gracias a su amistad con Luis Pereyra, uno de los líderes de la
hinchada de River, y con 'El
Cordobés'
de Racing, construyó una suerte de cooperativa de barras bravas. El trío se
conocía del Concejo Deliberante, donde compartían funciones poco claras en
la oficina de seguridad. Lancry, legajo municipal 9.036, aún hoy sigue
cobrando de la Legislatura 2.020 pesos mensuales.
'Nuestros negocios son los mismos.
En la cancha podemos ser adversarios, pero afuera tenemos que defender lo
nuestro todos juntos',
decía.
Entre esos negocios está la
reventa de entradas. En febrero de 2002, el abogado y ex comisario de la
Bonaerense Edgardo Mastandrea acusó a Mauricio Macri de entregar talonarios
de entradas 'para
financiar y mantener a la barra brava de Boca'.
Mastandrea precisó que Lancry 'se
instala antes de los partidos en un bar de la calle Perú, hasta que se agotan
los talonarios'.
Le lleva, como mucho, dos o tres horas vender las 200 entradas, en ese bar a
pocos metros de su 'oficina':
suele vigilar la puerta de la calle Perú de la Legislatura porteña. Después,
los domingos, sigue los partidos de Boca desde la platea, cerca del Coti,
desde donde transmite las órdenes a la barra con su celular, con un estilo
prestado.” (obra
citada).
La
puerta que custodia Lancry, no es otra que la de Perú 160, la misma que fue destruida
por los falsos piqueteros durante el famoso ataque.
A pesar de que lo relatado arriba es una muestra tremenda de cómo
la corporación política utiliza a diversas barras de fútbol para trabajos
sucios todo
servicio, la justicia hizo la del tero y la emprendió contra los
vendedores ambulantes que no se resignan a tragarse semejante sapo. Como aquellos
míticos batatas
del menemismo, estos personajes siguen haciendo lo que mejor saben
bancados por la caja chica de los negocios espurios de la política.
Mientras tanto, Amitrano y otros centenares languidecen
entre rejas. Porque la dama velada, esa que se vislumbra apenas se transpone
la entrada del Palacio de Tribunales, es muchas veces devota de San
Pontaquarto y sus incansables seguidores.
Fernando Paolella