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El triunfo de la muchedumbre

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COSECHANDO TEMPESTADES
COSECHANDO TEMPESTADES

“El terror, sin virtud, es desastroso. La virtud, sin terror, es impotente”.

 

Maximilien Robespierre.

Existe en el debate, en algunos ámbitos académicos con ciertas ínfulas de cientificismo, una intensificada vuelta del pensamiento con la idea de re dimensión y refundación de las ideas de Karl Marx, Lenin, Trotsky y Gramsci. Desde estas páginas de Tribuna de Periodistas lo hemos resaltado muchas veces.

No son debates abstractos. En estas encumbradas esferas académicas baja el pensamiento que luego se repite como sermón en muchas otras casas de estudio o ámbitos políticos, cada vez con mayor asiduidad y con algún respaldo mayor en el ámbito político del tercer mundo, y en particular de nuestra América Latina.

No nos engañemos: los núcleos motores de estas ideas surgen del primer mundo iluminado (o illuminati, como más le guste al lector) y, oh casualidad, repite viejos modelos amarillentos que ya se dieron en rito parecido en los años 60. Todo bien condimentado con la miscelánea culturosa local, ese aparato que siembra muy bien la semilla, como el cine, el supuesto arte, la supuesta música comprometida etc., etc.

De ahí a la formación de las unidades especiales la guerrilla y luego la subversión, hubo solo el paso de quien logra un gol pero comienza la carrera mucho antes, no solo de patear el balón, sino, de conectarlo hacia las redes. Hoy, no es posible, pero nada descarta que no lo pueda ser mañana. Hoy es, en definitiva, el mientras tanto de un futuro que nadie puede saber a ciencia cierta.

En concreto, las causas, fundamentos y justificación ideológica (real o mentida) de la política de nuestros países suramericanos no solo responde a un modelo foráneo en su génesis (una vez más) sino a los conflictos e intereses (aviesos, seguramente) también pensados en otro lado. Y no solo eso, quizá arribe a fracasos aún peores y más trágicos que aquellos de los años 70.

 

El socialismo del siglo XXI

 

En el libro muy poco fundamentado en los hechos concretos, pero si bien alambicado en el andamiaje ideológico de su autor, como buen panfleto de izquierdas, me refiero a Imperio de Tony Negri, se trata de exponer un nuevo giro justificativo, un neo manifiesto comunista reescrito para las postrimerías del siglo XX (que traía la supuesta crisis final del capitalismo) y el nuevo siglo XXI. No solo el libro resulta un conjunto verdaderamente pastoso y pesado de autocríticas del autor y visiones del comunismo real la experiencia de Rusia y Europa del este, sino, la re fundamentación del marxismo (o neo marxismo, o socialismo del siglo XXI o Relato) exponiendo el concepto del sujeto revolucionario no ya como la clase obrera sino La Multitud.

El protagonismo de las multitudes, idea en la que intenta teoriza Tony Negri, y abrevan Laclau, Chomsky, Váttimo y toda la inteligencia neo-marxistas, es aditivada con otros conceptos o localismos, con mayor o menor pintoresquismo, como por ejemplo la definición de Comunismo blando de Váttimo (algo muy propio en un Italiano, valga el comentario)

Recordemos al lector que Negri pagó con largos años de cárcel por su participación en el cobarde asesinato del quizá último líder querido por los italianos, Aldo Moro, asesinado en 1978 por las autodenominadas Brigadas Rojas

 La Multitud es un nuevo esquema de legitimación que, supuestamente, lograría superar las contradicciones de la burocracia estatista.

El eje Obrero-Dictadura-Estado-Distribución-Ejercito-Guerra Fría se corre hacia la idea de Multitud-Exacción a los Burgueses… ¿Para qué estatizar los medios de producción, si el fin, en concreto, es aprovechar el resultado de la misma?

La burocracia es controlada (supuestamente) desde una central legitimaria de Las Mayorías (o multitudes en aquel ideario) que son los ejes conductores que logran intermediar los intereses de las multitudes, quienes deben, en definitiva, lograr una vindicta sobre la porción excedente (o plus valor en el marxismo clásico) pero que no produzca esto el efecto no deseado de construir la negativa democracia soviética en donde un granjero o mecánico era designado por el Soviet a manejar un banco o una compañía de tal o cual rubro, amén de los aparatos burocráticos y opresores hasta lo inimaginable.

En el socialismo del siglo XXI se descubre un estadio intermediario no pensado por Marx, quizá. No está muy claro dicho concepto. Sí queda mucho más claro que la horda no saquea, sino, reivindica.

El obrero ya no compele hacia la toma del Estado, para crear una dictadura del proletariado, sino, simplemente, saquea y el estado, lo protege, en la medida de la construcción de su propio poder de partido.

Ya no hay guerra civil porque en realidad, en términos del ideólogo subtropical, Luis de La Matanza, ya no es necesario expropiar los medios de producción, sino, tener en claro quién controla la intermediación productiva, o sea, los beneficios del poder económico y del poder político, esto es que las multitudes sepan bien clarito quien es “la puta oligarquía de los blanquitos que no la quiere repartir”.

No solo eso, para la multitud ni siquiera hay una guerra civil, porque no hay un nosotros, sino solo un ellos.

En términos concretos se relativiza la idea de orden jurídico, in extremis, al punto de considerar el enfrentamiento no solo verbal, sino estimar como posible y necesario desplazarlo a las mismas calles, como un medio de práctica política legitimadora, todo dentro del esquema de la antedicha doctrina en construcción, que tan bien han fundamentado desde las nombradas Casas de Estudios Superiores con cede Inglesa, los antes nombrados.

Respecto de lo económico, que se coloca en un segundo plano desde lo formal, se habilita la distribución anárquica del vandalismo, la toma de parques, el quebranto de las leyes, la destrucción de las instituciones, etc. como una política sectorial de dichas multitudes, colocando a la clase política no ya como responsable desde el manejo del Estado como gestor responsable, sino, ocupando el ya mencionado rol de orientador de quien debe sostener la renta igualitaria (ejemplos más acabados, las políticas del ex Secretario Moreno, diciendo que es el Estado el que debe determinar cuál es la cadena de valor, cuales son los precios y cuál debe ser la renta justa de cada factor económico, cuando se debe pagar utilidades en la sociedades, o cuando se deben reinvertir o cuando se puede liquidar exportaciones o cuando no).

 

El desbande general, la pérdida de la idea de Nación 

 

En este estadio de la práctica local por parte de la política kirchnerista, y de todo este enmarañado experimento de supuestas ideas revolucionarias, se encuentra el pueblo argentino.

Para el esquema ya no hay un concepto pueblo (propio de la sociedad industrial, de otro perfil ideológico, estratificado, poli clasista) ya que se asume la desintegración social como imposible de reparar, como un algo dado por parte de la sociedad burguesa (a la que hay que eliminar gradualmente en todas sus expresiones, no solo en lo económico) y que, para operar los verdaderos cambios que se deberá producir el necesario enfrentamiento o lucha de clases que en realidad está oculto por la política represiva del aparato burgués y el bla, bla, bla que solemos escuchar en las charlas o plenarios universitarios o sectores más identificados o ideologizado de las denominadas izquierdas.

El problema cambia de color cuando recrudece la sórdida guerra y se desplaza la misma desde la teorización a las calles reales, cuando la violencia se produce en el ámbito de lo público. O sea, cuando empieza a haber muertos imposibles de ocultar.

Son los momentos en los cuales aparece el supuesto sistema oligárquico de comunicación que el modelo trata de destrozar, pero le cuesta. El inefable periodista oficialista ultra cristinista, Hernán Brienza, los otros días, firma una nota en la cual, palabras más o menos, dice: "Los medios muestran los saqueos, pero no muestran la violencia de los sojeros que no quieren vender la soja que está en los silobolsa, en clara actitud desestabilizante".

Un piquete de tranquera por ejemplo, en donde facciones reclaman 200 cajones de fruta a un productor, no es una nota para la TV, pero sí la existencia de muertos, saqueos, gente armada, zonas liberadas. Aunque en realidad, existe una unidad de idea, en este y aquel acto, ello en la ejecución y acción, que se desarrolla con algún tipo de coordinación.

Otro ejemplo claro del manejo de las multitudes como política de Estado se produjo cuando grupos facciosos y armados, seguidos por habitantes de villas de emergencia vecinas, coparon el Parque Indoamericano, en la Ciudad de Buenos Aires. Era un hecho más, pero de dimensiones comunicables… una Jueza preguntó si los ocupantes tenían agua.

La anarquía como política del Estado y de terror, para acelerar los cambios fue aplicada como táctica en un momento determinado por Robespierre. No tan paradojal resulta la cercanía de las extremas izquierdas, que ven a los intereses de la clase media como perniciosos, en definitiva como también lo ve el liberalismo ultra del Tea Party Republicano, quien ha teorizado, con bastante fundamento, la imposibilidad de un sostenimiento en el tiempo de lo que ellos denominan Un espiral ascendente de derechos que luego el sistema (capitalista) no podrá sostener, sin dejar de serlo. En definitiva, ¿Quiénes son estas personas, siempre insatisfechas, para pretender un sistema o andamiaje jurídico, si la razón última esta en los resultados del mercado? A la misma idea llega Marx, cuando nos habla de la constante insatisfacción de las clases pequeño burguesas alemanas, siempre quejosas… ¿Qué es lo que tanto reclaman, si, en definitiva son solo trabajadores, como quienes trabajan con sus manos? La deslegitimación del sistema jurídico vuelve a aproximarse en los extremos ideológicos, pero no solo en los tachados como autoritarios sino, también, en los que supuestamente se basa el mundo occidental: el derecho, en definitiva, deberá ceder al mercado, la conclusión negativa a la que (de manera indirecta) arribarán los revolucionarios franceses.

Maximilien Robespierre, de él se trata, era bautizado como El Incorruptible Los jacobinos representaban el extremismo liberal, un republicanismo a ultranza sin distinguir métodos ni costos.

Marx ve en Robespierre y sus actos la llama de la revuelta obrera, en su idea de inevitabilidad material, otro jalón y fundamento de su teoría positivista científica del socialismo, seguramente desprovista de todo elemento humanista o contra científico.

El marxismo-leninismo toma, en alguna medida y atravesado por la particular idea trágica de la cultura Rusa, la metodología del Terror de los liberales como un hito de la demostración de su teoría positiva evolucionista, supuestamente científica: La determinación inevitable de un estado liberal burgués como previo a la toma de los medios de producción por parte de la clase obrera. Si es inevitable… ¿Para qué esperar más?

Para el gramnscianismo de los neo marxistas de la universidad de Exexx (Inglaterra), hoy no tiene mucho sentido que el Estado expropie los medios de producción, sino, que funcione como un intermediador del proceso de apriete que promueven los mismos conductores del estado ya sea por vía de las instituciones, o por medios ilegales desde el denominado aparato político. La revolución, para ellos, también es una intermediación estratégica del terror, es solo cuestión de grado y oportunidades, entonces, pertenecen al ámbito de la táctica, no es un concepto re definible o negociable interna o externamente.

 

Corolario

 

Como corolario podemos reproducir una frase de Robespierre, sin querer traspolarla a estos tiempos, pero si sorprendiéndonos de la extrema vigencia de algunas ideas, tan afiebradas en aquellos jacobinos, como en los que intentan teorizar las nuevas revoluciones actuales.

La teoría del gobierno revolucionario es tan nueva como la revolución que la ha traído. No hay que buscarla en los libros de los escritores políticos, que no han visto en absoluto esta revolución, ni en las leyes de los tiranos que contentos con abusar de su poder, se ocupan poco de buscar la legitimidad. Esta palabra no es para la aristocracia más que un asunto de terror. Para los tiranos, un escándalo. Para mucha gente un enigma. El principio del gobierno constitucional es conservar la República. La del gobierno revolucionario es fundarla. El gobierno constitucional se ocupa principalmente de la libertad civil. Y el gobierno revolucionario de la libertad pública. Bajo el régimen constitucional es suficiente con proteger a los individuos de los abusos del poder público. Bajo el régimen revolucionario, el propio poder público está obligado a defenderse contra todas las facciones que le ataquen. El gobierno revolucionario debe a los buenos ciudadanos toda la protección nacional. A los enemigos del pueblo no les debe sino la muerte Robespierre (la teoría del gobierno revolucionario).

 

José Terenzio

 

 

 
 

17 comentarios Dejá tu comentario

  1. Un gran articulo. No comprendo la indignación de Fede Cias. Robespierre fue uno de los líderes de la Revolución Francesa. Seguramente lo estudió en la escuela. Búsquelo, Fede, estoy seguro que no interpretó la cita en forma correcta. En los 70 yo era muy chico como para recordar la época y compararla con la actual, pero esta escalada de violencia me preocupa mucho, porque la hipótesis de que este relato derive en una nueva guerrilla desgraciadamente no parece descabellada.

  2. Estimado Fede Cias: No suelo contestar comentarios, pero voy a hacer una excepción en su caso. Que yo cite a Roberpierre no significa que esté de acuerdo con su pensamiento, sino, que veo notorios paralelos en cierto pensamiento de los que quieren imponer el terror como método, mas allá de la ideología o doctrina que profesa (si es que la profesa) Respecto de mi edad, tengo unos cuantos años mas que Ud. Le aclaro que Tribuna de Periodistas es un medio que canaliza la labor de los periodistas comprometidos y muchos de ellos de excelencia, además de profesionales y duchos en la materia. No soy periodista, tengo otras formaciones. Me admiro de los periodistas y su arte. La idea de escribir notas diferentes a "la noticia" al cotidiano, es tratar de explicar el fenómeno social y político desde un lado mas académico, por eso me inclino por la forma de ensayo (no presumo de que lo sean, aclaro, pero ese es el formato) Un instrumento que permita al lector develar el pensamiento político que hay detrás de los actores Osea, soy la oveja negra dentro de un mar de los mejores periodistas, quizá, de INVESTIGACIÓN de la Argentina (solo basta ver las plumas de excelencia que cubren este periódico) Espero haberle respondido. No coincido con Ud. en cuanto a que algún tipo de asonada militar o cívico militar pueda resolver los problemas de nosotros los Argentinos. Además me parece una proposición bastante descabellada, reflexione. Atte. JT

  3. Personajes de la historia universal. --------------------------------------- Fede Cias, Robespierre era peluquero de profesion, que se dedico a la politica, le gustaba cortar el pelo muy, pero muy cortito, a veces demasiado para mi gusto y mas cuando venia chupado. Atte.

  4. Lo q muchos pasan por alto en esta refriega ideológica es lo obio, lo q se hace auto evidente si uno desmenuza un poco el esquema de riqueza de la humanidad durante los siglos y sobre todo en el siglo pasado. La clase media es la gran triunfadora en todos los sentidos porque es donde se genera el conocimiento, es la q produce la riqueza. Los noveles son en su gran mayoría clase media q es la única capaz de generar los grandes avances. El conocimiento y la generacion de tecnologia son la base de los pises dominantes y esta solo puede ser creada en la clase media.

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