La megalomanía kirchnerista pretendida, no es una sorpresa para nadie. En algún momento, y no sin cierta socarronería, nadie podía entender a esos espantapájaros caídos como “funcionarios”, que no sabían ni donde quedaban las dependencias del gobierno federal, y que rápidamente fueron bautizados como “Los pingüinos”.
La construcción del “relato” llevaba como pieza necesaria —además— la entronización de un grupo de ignotos jóvenes, quienes serían insertados en la matríz del poder y paridos con el fórceps que Kirchner impuso, allá por 2003 y 2004.
Miselánea, grotesco, adjetivos no faltaron.
La lenta destrucción cultural, económica y moral de
Hoy volvimos casi al punto inicial: no hubo “rol histórico”, no hubo proceso de reinstitucionalización (debió ser entre 2003 y 2007) y sí hubo intento de eternización K, con el “jueguito perverso” de ponerla a “Ella” para eludir, de manera grosera, el límite constitucional de “dos períodos consecutivos”. “Ella”, en definitiva, no es más que un personaje “irrepresentativo” del Movimiento Nacional Justicialista. Nunca representó, en nada, al movimiento fundado por el General Juan Domingo Perón en el año 1945, liderazgo que sigue vacante.
Friederich Nietzsche, el genial pensador de Röken, sabía tener una idea dinámica tanto de la observación como de la verdad misma, y además abusaba de una máxima magistral, que solía decir: “La alondra, levanta vuelo en el crepúsculo”.
¿Qué quería decirle a su eventual interlocutor – y a nosotros como enseñanza- Nietzsche? Muy simple, solo luego de ver el desarrollo de los hechos, caemos en la cuenta de cómo eran realmente dichos hechos, sus causas, sus consecuencias.
En dicha anterior lógica, “El relato del mentidor de río gallegos” caería por el propio peso de su mentira, de manera ineluctable. Algunos solo lo intuíamos en un comienzo, con más o menos información o investigación, y nos faltaba saber tanto el alcance de la mentira, como el nivel de tolerancia de los estafados.
El derrumbe estrepitoso viene con lo masivo. Tenemos demasiada tolerancia los argentinos, es evidente, pero esta es solo una opinión del que escribe, y así lo tomará el lector…
A partir que va muriendo, lentamente, “El Relato”, comienza a perder sus velos, y la realidad de la defraudación empieza a salir a flote de manera masiva. Esta paadojal forma de comprender la realidad siempre se le presenta a una sociedad de manera paradojal, empieza a enrostrarse ante más y más personas. El Rey ya está desnudo, aún para los cortesanos que rodean el sillón, hoy vacío valga el comentario. En la agonía comenzamos a separarnos de dicha alienación que nos “vende” el poder, empezamos a dimensionar, a observar la preocupante realidad que comenzamos a tener enfrente como quien deja el sueño y comienza a despertar, salimos de algún nivel de ensoñación colectiva.
Lo que hoy ya vamos vislumbrando con claridad no es otra cosa que el patetismo de “los leales”, esa clase de miserables que juegan el juego de la hiena, repartirse lo que va quedando del cadáver, luego que las fieras grandes –ya saciadas- se retiran a otros menesteres. Menesteres que les corresponden, como fieras de primera línea que son.
Y en consecuencia, vislumbramos el patetismo, y la contradicción. el grotesco y la inacción. Los bonos Baade “forzosos” y los controles de precios máximos que nunca existieron.
Ya ni los power points valen la pena. Ni una Jessica Cirio da votitos… es el momento de “
El grotesco, la inacción, el ridículo y la contradicción, siempre la contradicción, como doctrina.
En este punto, es ya nuestra la responsabilidad de empezar a cambiar el eje de lo que se escribe, piensa y proyecta, que no es otra cosa que advertir “
Ni en el hijo de Cabandié, vas a creer…
El viernes 18 se publicó en los medios electrónicos. Liviano, por arriba. Conventillero, como estamos padeciendo las noticias del día a día.
Como si lo digital nos hiciera “gastar papel en bits”.
En el colmo del descreimiento, hasta se preguntó si era cierto o solo una táctica de campaña, el nacimiento de un hijo del Legislador porteño y candidato a Diputado Nacional Juan Cabandié. Otros hasta tiraron la bomba de la “no-desaparición” de los progenitores del mismo…
Como corolario del desquicio, y la contradicción como doctrina, observaré el nombre elegido, quizá una miscelánea que me permitirá el lector, respecto del nombre elegido, para el pequeño, ello dado que la megalomanía se muestra como evidente en una persona nacida en 1978 que nos dice que enfrentó “a la dictadura”…
La megalomanía es definida como, o bien un trastorno mental por el cual una persona se cree más importante de lo que es, o, en una segunda acepción, como el deseo excesivo de grandeza que tiene una persona.
Creemos que tanto el hecho difundido del mentado Cabandié en el cual se lo observa pidiendo “correctivos” a una joven agente municipal de tránsito, como este hecho de combinar los nombres “Ciro Néstor” para su hijo, puede atribuirse a dicha megalomanía.
“Ciro Néstor”
No nos cabe ninguna duda que “Néstor” es por el nombre del ex presidente, Néstor Carlos (nunca olvidar Carlos, como Menem) pero, Ciro Néstor…
¿Y Quién fue Ciro? Muy simple, Ciro II “El Grande” fue quizá el Rey Persa más importante, por el simple hecho de haber sido derrotado por Alejandro de Macedonia. Artífice, Alejandro Magno, de una conquista y culturización de oriente que algunos advierten como hito de la posibilidad misma de un occidente helenístico primero, greco romano y cristiano, después.
O sea, occidentalizó el oriente. Sin ello, occidente difícilmente hubiera existido, con todo lo que ello implica.
¿Y Quién fue Néstor, en la historia? Néstor fue un personaje de la mitología griega, hijo de Neleo, fue Rey cuando su padre Heracles mató tanto a su padre como a todos sus hermanos. Cualquier analogía con el hijo que “mata” el nombre de su padre, y joroba a todos sus hermanos en la herencia, corre por exclusiva interpretación del lector.
El gran Persa. El gran Griego. Una contradicción en la combinación.
Tan contradictoria como combinar peronismo y kirchnerismo, bajo el mismo techo.
José Terenzio