Mauricio Macri no eligió el mejor momento para reunirse con los sindicalistas opositores Hugo Moyano (CGT disidente) y Luis Barrionuevo (CGT Azul y Blanca). Tampoco eligió las mejores palabras para referirse al momento que vive la Argentina: "Esto no es un hecho casual, las cosas vuelven a pasar después de 10 años", dijo esta mañana en diálogo con Mitre. Acto seguido, diagnosticó que el país se enfrenta a una nueva crisis económica y apuntó contra la Casa Rosada.
"Hay un modelo político que está haciendo crisis, no hay respeto institucional, en la división de poderes. Es una forma de hacer política vieja", dijo Macri. "La forma de hacer política basada en la mentira genera desprecio en trabajar en equipo", agregó.
El diagnóstico del jefe de Gobierno no es incorrecto, pero la exagerada forma de decirlo, el inoportuno momento y el hecho de haberlo mencionado justo antes de reunirse con Moyano y Barrionuevo, generan cierto resquemor y suspicacia.
¿De qué podrían hablar tres personas que a primera vista no tienen nada que ver entre sí? ¿Necesita Macri a dos sindicalistas siempre sospechados para avanzar en su proyecto político o se esconde algo más detrás de ese encuentro?
Según anunció el jefe de Gobierno, los temas a discutir serán la inflación y la situación actual del país, aunque también admitió que hablará de política. A simple vista, es una reunión que en verdad les sirve más a los gremios que a Macri.
"Se trata de un espacio de diálogo, no más que eso", dijo ayer el jefe de Gabinete porteño, Horacio Rodríguez Larreta. No es cierto.
¿Es posible que los funcionarios porteños desconozcan el papel que cumplió Moyano durante la crisis de 2001?
El kirchnerismo es responsable de la crisis que hoy vive la Argentina, y es cierto que muchas veces exagera en sus diagnósticos. Sin embargo, en algunas ocasiones tiene una pequeña cuota de verdad.
Carlos Forte
Seguir a @ForteCarlos