A tres años y medio de su disolución, la tarea del ente que fiscalizó el comercio agropecuario sigue bajo la lupa de la Auditoría General de la Nación.
La Oficina Nacional de Control Comercial Agropecuario (ONCCA) que, tras casi 15 años de funcionamiento, fue disuelta por decreto en febrero de 2011, nunca tuvo un área de control interno.
Entre 2007 y parte de 2009 entregó casi $ 6 mil millones para compensar a productores que abastecían el mercado interno; y demostró “inacción” ante los incumplimientos de los beneficiarios.
Según recuerda el sitio El Auditor, encargado de difundir los informes de la AGN, la ONCCA tuvo su época de esplendor, justamente, durante la segunda mitad de la década pasada, en pleno boom exportador, sobre todo de granos y oleaginosas. Y tal fue su importancia, que hasta contó con miles de millones de pesos para compensar a los productores que, en lugar de sucumbir a la tentación de vender en el extranjero, decidían abastecer el mercado interno.
“El problema fue que, mientras existió, esta oficina nunca contó con una base de datos que detallara quién le pedía las ayudas económicas, repartió fondos sin sortear varias falencias administrativas y no recuperó los montos mal otorgados. Por si faltaba algo, jamás logró armar un área de control interno”, expresa el sitio en cuestión.
La Auditoría General de la Nación (AGN) aprobó recientemente un informe en el que analizó la labor de este organismo y que incluye algunas “perlitas” que merecen ser recordadas.
La AGN centró su examen en cómo la Oficina desempeñó este rol entre el 1º de enero de 2007 y el 30 de septiembre de 2009, lapso en el que se transfirieron a privados unos $5.912.478.911.
“Para la gestión del mecanismo de compensaciones, la ONCCA contaba con herramientas informáticas diversas”, dijo la Auditoría, en referencia a lo que consideró elementos “restrictivos y de escasa aplicación”, que generaron “duplicidad de registros, limitaciones y baja confiabilidad”.
Paralelamente, el informe repasa el caso del sistema Jauke que, a pesar de ser usado para llevar el registro de las compensaciones, se observó que “no guardaba ninguna correlatividad en la asignación alfanumérica de las carátulas de los expedientes”.
Ante estos hallazgos, la AGN concluyó que “durante el periodo analizado coexistieron dos sistemas de registro de expedientes, lo que provocó una dispersión en el seguimiento de las actuaciones administrativas y dificultades para su ubicación de acuerdo con el estado de trámite”.
Tal fue la dispersión, que la Oficina no logró nunca responder a varios pedidos del equipo de auditores, como por ejemplo los expedientes de recursos administrativos iniciados por solicitantes o beneficiarios de subsidios, cuyas compensaciones fueron rechazadas, impugnadas o recalculadas.
Tampoco la ONCCA pudo mostrar cómo actuó en aquellos casos en que detectó irregularidades o errores en los expedientes de pago de compensaciones que, además, “conllevaban perjuicio fiscal”; ni expuso las actuaciones sumarias que inició a raíz de las infracciones de los beneficiarios o solicitantes de los subsidios.
En cuanto al control que podía tener la Oficina sobre el desembolso de las compensaciones, la AGN manifestó que “la cuenta bancaria utilizada para la asignación de subsidios no formaba parte de la Cuenta Única del Tesoro ni estaba incluida dentro de los registros del Sistema Local Unificado” -NdR: estos ítems, CUT y SLU, corresponden al Tesoro Nacional-. El informe adjunta que “los pagos se realizaban en forma extemporánea con relación a la ejecución presupuestaria. Y además los beneficiarios no contaban con el alta ante la Tesorería General de la Nación, para que se realicen los pagos en sus cuentas”.
A pesar de ocupar el lugar central en el programa de compensaciones, no fue posible medir la eficacia de la ONCCA en el desempeño de esta tarea ya que, según la Auditoría, “el otorgamiento de subsidios no se encontraba incluido dentro de sus metas físicas”.
Por otro lado, la Auditoría señaló que la Oficina “careció de estructura organizativa aprobada acorde con las responsabilidades que le fueron otorgadas durante la casi totalidad de su existencia”.
Y para colmo, la norma que dispuso la creación de la ONCCA “no contemplaba” la conformación de una Unidad de Auditoría Interna (UAI)”, lo que equivale a decir que puertas adentro de la Oficina no había un área que se encargara de fiscalizar la marcha de la gestión.
De “forma supletoria”, completó la AGN, quien asumió esa responsabilidad fue la UAI del Ministerio de Economía.
Tribuna de Periodistas fue el primer medio en develar este escándalo. En estas notas, los artículos de investigación.
Finalmente, el mes pasado, la Sala I de la Cámara Federal porteña confirmó el sobreseimiento del titular de la AFIP, Ricardo Echegaray, por presuntas irregularidades en el otorgamiento de las millonarias compensaciones a empresas de feed lot cuando estaba al frente de la Oficina Nacional de Control Comercial Agropecuario (ONCCA).
El tema fue desnudado por Tribuna de Periodistas in extenso y detallado en el libro de investigación del periodista Matías Longoni, en Fuera de Control.