A la hora de defender el modelo K, muchos fanáticos, ya sea por real convencimiento político o por pleitesía, suelen justificar con curiosas excusas cualquier fisura de la pasada década, tanto en irrisorios controles estatales como en los más ilícitos hechos de corrupción. Sin embargo, a la hora de defender al multiporcesado e hiperdenunciado vicepresidente Amado Boudou, a quien le explotó el escándalo Ciccone a meses de asumir la vicepresidencia, la cosa se les pone difícil.

Lo cierto es que ahora y, como toda señal de fin de ciclo, muchos van abandonando el barco que amaga con hundirse y se van pasando a peronismos más laxos, o al menos no tan infestados, como el massismo por ejemplo.

Mientras tanto y, por estas horas, el enorme enriquecimiento patrimonial de la Presidenta, el nulo avance energético que no se hizo en una década –por no hablar de los nulos cambios e insuficientes resultados en materia de narcotráfico e inseguridad- y una inflación del 40% anual que carcome el bolsillo de los argentinos no ha sido el slogan de los migrantes del modelo.

Señoras y señores: “Boudou me hace ruido” es el estandarte de los que supieron venerar la década ganada y hoy buscan un boleto de salida. El efecto massa de “el kirchnerismo tiene algunas cosas buenas y otras malas”, del “hay que continuar con lo bueno y repudiar lo que no está bien”. ¡Es que tampoco hay tanta lengua que soporte chupar “esa” media!

Algunos ejemplos:

La legisladura (legisladora del ala dura del kirchnerismo) e hiper defensora de los más indefendible del modelo, Diana Conti, reveló en las últimas horas que "no es algo cómodo para ningún proyecto político" tener a su "vicepresidente procesado", como ocurre con Amado Boudou.

Susana Rinalidi, la flamante agregada cultural de la embajada en Francia se refirió recientemente a la situación judicial del vicepresidente, afirmó que no le molesta ser tildada de "militante K" pero afirmó que “Boudou le hace ruido”. "Está pasando un momento tremendo que a veces uno tiene en la vida" (¡Claro! A quien no lo procesaron 2 veces, imputaron otras tantas y tiene 62 denuncias judiciales.) Y aclaró: "Me hace ruido, sí". Además, explicó que si estuviera en la misma situación no actuaría de igual manera, ya que daría un paso al costado.

José Pablo Feinmann, escritorio y filósofo kirchnerista, confesó recientemente: "No me gusta Boudou. No me gusta lo que le pasa, no me gustan muchas cosas que pasan. Creo que Boudou no tiene condiciones para Vice ni las tuvo nunca. Y el kirchnerismo eligió muy mal el vicepresidente. Creo que Cristina lo puso para dar una imagen joven del Gobierno, pero se equivocó porque eligió a un joven muy revoltoso".

El actor Pablo Echarri, uno de los primeros artistas en alinearse a las filas K -y beneficiado por ello- admitió en las últimas horas que es muy incómodo defender a Boudou. "Es muy incómodo". "Es una situación incómoda que un ideal que uno defiende a través de una gestión política determinada sea salpicada por posibles hechos de corrupción".

Otro actor militante, Federico Luppi, reconocido por haber ganado una Concha de Plata en el Festival de San Sebastián y por no reconocer a su hijo, admitió hace poco que “seguramente Boudou está dañando al Gobierno”.

Echarri empezó a jugar para Massa. Representa la doctrina “kirchneristas de Néstor - Boudou me hace ruido”

— Javier Navia (@javiernavia) September 26, 2014

El otro día una mina en el programa de Del Moro dijo: 'Boudou me hace ruido'. RUIDO HACE UNA ALCANCÍA. BOUDOU SE ROBÓ MEDIO PAÍS, BOLUDA.

— Timoteo Golembiewski (@MiPerturbacion) September 24, 2014