En lo que será el escándalo del año, un fiscal del estado de Montana presentó una denuncia centrada en más de 20 mil cheques que entre 2005 y 2012 fueron procesados por la sucursal del Banco Nación en Manhattan, que serían parte de una millonaria maniobra de lavado de dinero.
"Las transacciones citadas en la denuncia ocurrieron durante el período en que la FED llevó adelante un fuerte escrutinio, que continuó por al menos otros 2 años, de acuerdo con los documentos judiciales. El supuesto lavado de dinero es ahora motivo de investigación criminal de acuerdo con otros documentos judiciales. Aún no se han producido acusaciones en el caso", según describe el prestigioso Wall Street Journal.
Los nexos entre el Banco Nación y la maniobra de lavado saltó a la luz cuando el Servicio de Impuestos Internos de los Estados Unidos y la oficina de la procuraduría en Montana quisieron embargar 45 mil dólares de una cuenta en el banco a nombre de La Moneta Cambio, una conocida casa de cambio en Mar del Plata, que también tiene una sucursal en Tandil.
Según su propia página institucional, la firma fue “fundada en el año 1971, autorizada y regulada por el Banco Central de la República Argentina (BCRA) y miembro de la Cámara Argentina de Agencias y Casas de Cambio (CADECAC)”.
"La denuncia describe un esquema de presunto lavado de dinero operado por Germán Coppola, un ciudadano argentino que los fiscales dicen que trabajaba para La Moneta con el objetivo de mover alrededor de 60 millones a través de una red de empresas de Estados Unidos, entre ellos una registrada en Montana, entre 2009 y 2011", señala la nota.
Lo curioso es que la central de La Moneta Crediticia se encuentra en Mar del Plata, municipio liderado por Gustavo Pulti, quien según el portal La Tecla posee buena relación con Cristina Kirchner y el vicegobernador Gabriel Mariotto.
Ese mismo portal revela una trama triádica que involucra a Andrés Lagomarsino e Hijos S.A., la Oficina Nacional de Control Comercial Agropecuario (ONCCA) y La Moneta.
Desde 2007 la ONCCA ha aportado a la empresa molinera una cifra que asciende a los $ 210 millones en concepto de subsidios. Lo curioso es que tanto la AFIP como la ONCCA llevaban sendas investigaciones en contra de Lagomarsino S.A. debido a una evasión impositiva de la firma que rondaría en los $ 100 millones.
Realizando un recorrido entre 2010 y 2011 se puede observar claramente un aporte de $ 55 millones de la ONCCA, bajo el aval del ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca. En la resolución Nº 6108/2010, del 22 de diciembre de 2010, el presidente de la ONCCA aprobó la compensación a Andrés Lagomarsino e Hijos S.A. por un monto de $ 15.699.272.
La resolución Nº 240/2011, del 11 de enero de 2011 (21 días despúes del subsidio anterior), expresa que a través del mismo organismo se aprueba una nueva suma en concepto de compensación que alcanza los $ 21.440.592, que se encuadra en el Crédito Vigente de la Entidad perteneciente al programa 611-ONCCA.
Sin embargo, estas vastas y acaudaladas anexiones no parecieron ser suficientes, ya que un mes más tarde, a través de la resolución Nº 832/201, del 2 de febrero, una vez más la Oficina de Control Agropecuario resolvió la aprobación de $ 17.551.014 bajo el mismo régimen de compensación.
A pesar de la causa judicial y de toda la documentación entregada por el denunciante Jorge Marinucci entre julio y diciembre de 2010, en la que se encontraban planillas de la cosecha real y de la cosecha no declarada, como así también los mecanismos que se utilizaban para burlar los controles del Estado, la AFIP y, sobre todo, la ONCCA, parecieron hacer oídos sordos a la situación que se llevaba a cabo en las esferas judiciales.
Pero en esta suntuosa aventura La Moneta tiene también su rol protagónico. El nexo entre la empresa crediticia y la firma Andrés Lagomarsino e Hijos S.A. se da través de los fondos provenientes de la evasión impositiva de la molinera, que eran manejados discrecionalmente por la financiera. De esta manera se produce una sustracción o desaparición del 1,2% al impuesto al Cheque, como así también del 33% a las Ganancias, un negocio que cierra por todos lados, excepto para la AFIP.
Los paraísos fiscales de La Moneta son vistos con buenos ojos en los senos de las cerealeras, molineras, pesqueras y pequeños y grandes chacareros, ya que sus cosechas no declaradas son puestas bajo el régimen de la empresa de Fumaroni, que, a su vez, evade impuestos a través de artilugios técnicos.
Pero esto no queda aquí; a la seguidilla de hechos se le suma otro muy particular: el asesinato de Antonio Bravata, vinculado con los préstamos y el juego de azar.
La víctima era prestamista de Martín Agostini, quien, además de jugador, fue su asesino. Agostini no sólo le pedía plata a Bravata, también concurría asiduamente a La Moneta Crediticia.