Todos conocemos, incluso quienes militan en él. Que el kirchnerismo es, en sí mismo, un instrumento de poder corrupto y que su matriz encaja a la perfección en las metodologías, técnicas e inventivas de los regímenes totalitarios que a lo largo de los tiempos han asolado la historia de la humanidad. Como muchos de los “ismos” nefastos, este también, en cuanto sistema corrupto, personalista y autoritario aplica los más variados aforismos, según su conveniencia: El “No hay mejor defensa que un buen ataque”…”Miente…Miente que algo quedará”…”Vamos por todo”… Falsas acusaciones; Operaciones de prensa… Persecución mediante los organismos del Estado; etc. Son las herramientas utilizadas. Independiente de la honorabilidad de un Juez, sus decisiones deben apelarse en la Justicia, nunca fuera de ella y nunca con presiones de otro Poder. El caso vergonzoso que nos ocupa merece interpelarnos: 1) ¿Por qué para el Poder Ejecutivo , un Juez de la Nación deja de ser honesto y se transforma en objeto de presiones cuando actúa investigando a las más altas esferas del gobierno.?? 2) ¿Hasta ahora, el Juez, a pesar de las objeciones que conocemos, no ameritaba ser cuestionado? 3) ¿ Recién ahora se debe actuar en contra de él? 4) ¿ Solo son jueces honorables quienes son proclives al régimen kirchnerista? 5) ¿ Aquellos que denuncian la corrupción gubernamental, deben ser perseguidos por los mismos a quienes denuncian? Evidentemente, el tema no cierra por ningún lado. Solo admite el repudio de la ciudadanía que absorta asiste a hechos que se creían superados y al empecinamiento de un régimen que a pesar de tener fecha de vencimiento, no se resigna a irse sin la completa impunidad de la que ha gozado por más de 10 años. Lo cierto es que a pesar de esta andanada; la mafia kirchnerista tiene los días contados y su castigo asegurado.