Este lunes, el papa Francisco advirtió sobre el avance del narcotráfico en la Argentina y deseó estar "a tiempo de evitar la mexicanización", en una carta enviada al legislador porteño Gustavo Vera.
"Ojalá estemos a tiempo de evitar la mexicanización. Estuve hablando con algunos obispos mexicanos y la cosa es de terror", señaló el Sumo Pontífice en la misiva.
La nota, enviada por correo electrónico, fue publicada en el sitio web de la cooperativa La Alameda, de la cual Vera es titular.
"Querido hermano: gracias por tu correo. Veo tu trabajo incansable a todo vapor. Pido mucho para que Dios te proteja a vos y a los alamedenses. Y ojalá estemos a tiempo de evitar la mexicanización. Estuve hablando con algunos obispos mexicanos y la cosa es de terror", comienza la carta de Francisco que fue enviada el último sábado.
En la misiva, que culmina con un "fraternalmente, Francisco", el papa le cuenta a Vera además que se va a hacer "ejercicios espirituales con la Curia Romana", y señala que "una semana de oración y meditación" le hará "bien".
Mientras la carta del sumo pontífice explota en las redes sociales, las expectativas de que el gobierno se haga cargo de esas palabras, son pocas.
Si al kirchnerismo le interesara combatir el narcotráfico local, se preocuparía por informatizar las fronteras y nutrir de radares el cielo argentino.
Sin embargo, ello no sucede. Al contrario, el ejecutivo sostiene en sus cargos a dos de los principales sospechados de manejar las drogas en el país: Aníbal Fernández y Jorge Capitanich.
Al primero, este portal lo ha dejado expuesto una docena de veces —y le ganó dos juicios penales por ese tema—; el segundo, aún no puede explicar qué hacían los personeros del Chapo Guzmán, el narco más temido de México, lavando dinero de la droga en Chaco.
El gobierno será coherente una vez más: no dirá nada sobre las palabras de Francisco. Como siempre.