El kirchnerismo es avasallante y no duda en avanzar contra lo que sea (y contra quién sea). A los enemigos los destroza sin miramientos, con la fuerza de los carpetazos y los videos.
A los que son de sus propias filas, también a veces les dan “correctivos”, para recordarles que no deben sacar los pies del plato ni decir cosas inadecuadas.
En ese juego de perversidad política, muchas veces se contradicen los mismos kirchneristas en sus propios ataques. Incluso, el que hoy es amigo mañana puede ser enemigo. Y viceversa.
La figuración de esto que mencionamos es lo que puede verse en la siguiente foto, tomada en San Martín, donde los propios oficialistas se tapan a sí mismos. Jorge Taiana tapa el afiche de Diego Bossio con Cristina Kirchner.
Por eso, el kirchnerismo no tiene respeto, ni siquiera por sí mismo.