En la cuenta regresiva para las Primarias del 9 de agosto, el Gobierno puso toda la carne al asador para tratar de mantener a raya los renovados intentos especulativos en el mercado cambiario que provocaron una nueva disparada del dólar blue.
Lo intenta hacer utilizando la capacidad de intervención y el poder de policía cada vez más fuerte del Banco Central, combinado con medidas de la más pura ortodoxia, como el alza de tasas de interés para los plazo fijo.
También salió a vender bonos en dólares en poder de la ANSeS, demostrando hasta qué punto se busca evitar por todos los medios que el ruido cambiario pueda restarle votos a los candidatos del oficialismo.
"Con el dólar no se jode", es una frase atribuida al fallecido Néstor Kirchner, quien siempre tuvo claro que el billete verde era un tema de alta sensibilidad para los argentinos.
En la crisis del 2001, Kirchner ´salvó´ del corralito los dólares obtenidos por Santa Cruz en concepto de regalías por la privatización de YPF, enviándolos al exterior.
Siete años después, en octubre de 2008, mientras el mundo temblaba ante la crisis internacional y el Banco Central intentaba frenar la salida de capitales con una fuerte intervención, Kirchner compró dos millones de dólares, el tope previsto por las regulaciones de ese momento.
El ex presidente siempre tuvo claro por donde pasaba parte del pulso de los argentinos, y la dupla Axel Kicillof-Alejandro Vanoli parece haber aprendido de aquellas experiencias.
Mientras Cristina Kirchner se quejaba en Río Gallegos de "las corridas que no existen", Kicillof y Vanoli le daban las puntadas finales al anuncio de subas en las tasas de interés y la ampliación a las empresas de ese beneficio.
"Los bancos tuvieron alta rentabilidad, es lógico que ahora le den mayores beneficios a quienes ahorran en pesos", fue una de las frases pronunciadas por Vanoli para defender esta nueva vuelta de tuerca.
Lo que amagaba convertirse en una nueva corrida contra el dólar fue frenada por ahora a medias, aunque las turbulencias en el mercado prometen continuar al fragor de la cercanía electoral.
En las dos semanas que quedan hasta las PASO, el Gobierno depositará todos los esfuerzos en mantener controlado al indisciplinado mercado financiero, que da muestras claras de sus inclinaciones por Mauricio Macri.
En medio de estos ruidos, las buenas noticias llegaron desde las cifras del INDEC, que arrojaron un crecimiento de la economía.
Según los datos del organismo, la economía repuntó 2,2% interanual en mayo, el alza más pronunciada desde diciembre de 2013.
Las estadísticas oficiales muestran una aceleración del ritmo de crecimiento.
Esto, sumado a las inyecciones favorables al consumo vía emisión monetaria, pueden crear un escenario beneficioso para las aspiraciones de Daniel Scioli.
Si se alinean los planetas y todo sale como espera el oficialismo, el 10 de diciembre igual habrá que barajar y dar de nuevo sobre variables clave.
Allí será la hora de adoptar medidas de fondo para empezar a corregir las inconsistencias y tratar de que la inversión externa vuelva a acordarse de la Argentina (NA).