En las elecciones de octubre, parafraseando una de las máximas de San Martín, será lo que deba ser.
Hoy, después de ver los resultados de las PASO, la inmensa mayoría de los argentinos, y ni hablar de los analistas políticos y, por supuesto, los protagonistas, los candidatos, se devanan los sesos de cara a octubre.
Es fácil opinar con el diario del lunes, por lo tanto es inútil analizar la historia no comprobable o hechos contrafácticos. ¿Qué hubiese pasado si Macri y Massa se hubiesen unido?
¿Qué hubiese pasado si en lugar de Vidal el candidato a Gobernador por la provincia de Buenos Aires de Macri hubiese sido Massa?
Es imposible saberlo, como es casi imposible hacer futurología en función a lo que ocurrirá, máxime a pocos días de haberse llevado a cabo las PASO y sin saber qué estrategia tomarán, fundamentalmente, Macri y Massa.
Las principales especulaciones, especialmente en la oposición, es decir, Macri y Massa, es que decisión tomar, que ceder, que resignar, que reclamar.
Pero no le demos muchas vueltas al asunto, porque en definitiva, ocurrirá lo que tenga que ocurrir.
Si Scioli gana en primera vuelta, o Massa o Macri por balotaje, será más por decisión de los votantes que por estrategias políticas de los actores.
En definitiva, quien va a votar a Scioli ya lo tiene decidido, y quien no lo va a votar también, salvo un sector muy reducido.
Y aquí viene la pregunta del millón. Puede la decisión de los "indecisos", o sea, ¿quiénes no saben si ante la disyuntiva de votar a Scioli o a Macri modificar el curso de la elección? Sí, claro que puede, es muy improbable pero puede.
La realidad indica que más del 60% votó en contra del kirchnerismo, y es muy difícil que quien no lo haya votado antes lo haga en octubre. No es imposible, pero sí difícil. De hecho, seguramente, en octubre Scioli obtendrá algo más del 40% de los votos.
Pero por más que tanto unos como otros especulen y tejan estrategias de cara a octubre, la suerte ya está echada. La elección se reducirá a kirchnerismo o antikirchnerismo.
Por supuesto que determinadas decisiones pueden modificar, tanto para un lado como para otro, el resultado final, pero precisamente, esas decisiones, trascendentes o no, son las que van a determinar que ocurra lo que tenga que ocurrir, ni más ni menos.
En definitiva, si Scioli será el próximo presidente, será porque lo tiene que ser, ya sea por méritos propios o errores ajenos, y lo mismo ocurrirá si el próximo presidente es Macri, o Massa.