Ficha Técnica:
Título para Latinoamérica: El Clan.
Título original: El Clan.
Dirección y Guión: Pablo Trapero - Género: Drama /Policial.
Apta para mayores de 18 años.
Reparto: Guillermo Francella (Arquímedes Puccio), Peter Lanzani (Alejandro Puccio), Lili Popovich (Epifanía Puccio), Gastón Cocchiarale (Maguila Puccio), Giselle Motta (Silvia Puccio), Franco Masini (Guillermo Puccio), Antonia Bengoechea (Adriana Puccio), Stefanía Koessl (Mónica).
Producción: Hugo Sigman, Matías Mosteirín, Agustín Almodóvar, Pedro Almodóvar, Esther García, Pablo Trapero.
Producida por: Kramer & Sigman Films, Matanza Cine y El Deseo.
En coproducción con Telefé y Telefónica Studios - Dirección de Arte: Sebastián Orgambide - Fotografía: Julián Apezteguía - Música: Sebastián Escofet - Distribuidora: 20th Century Fox - Montaje: Pablo Trapero, Alejandro Carrillo Penovi (SAE) - Sonido: Vicente D’Elía - País: Argentina - Año: 2015 Duración: 120 min. - Estreno Argentina: 13/08/2015.
El Clan —Pablo Trapero, 2015—, es un Biopic (Biografic picture / película biográfica), que nos sumerge en un pasado reciente poco explorado. Es sólo “un recorte de la realidad” en un espacio físico histórico: la casona de San Isidro, donde moraba la familia del contador y ex agente de
Ambientada en
El Clan Puccio fue responsable de cuatro secuestros, de los cuales tres terminaron en asesinatos: Eduardo Manoukian, Eduardo Aulet y Emilio Naum. En 1985 se realizaría el último secuestro cuya víctima, Nélida Bollini de Prado, estuvo 32 días encerrada en el sótano de los Puccio. El Clan pedía 500 mil dólares por su liberación. Efectuado el pago, la policía detuvo a Arquímedes, a su hijo Daniel y a su socio Fernández Laborda. Bollini de Prado fue encontrada con vida y su caso contribuyo a esclarecer los secuestros anteriores.
La cinematografía universal bien sabe de la fascinación por “el mal”: desde “la banalidad del mal” - de Hannah Arendt -, a “la inocencia del mal”, según referiría Jorge Luis Borges, al conceptualizar sobre los represores del ´76. El mal como objeto de estudio, no corporizado en sujetos sino en atmósferas contaminadas por humanos. La narración de Trapero, hunde sus reales en el film noir, en el policial negro.
El realizador de El Bonaerense (2002), construye un verosímil con éxito. El barrio, la casa, las urgencias de un país en pos de la democracia perdida, y el pacto de silencio de una familia abocada a la industria del secuestro extorsivo. Todo en dos horas de relato. Por momentos calidad dramática, y por otros de búsqueda y fracaso. No obstante, un film digno. Imprescindible para conocer y rastrear los <ancestros del mal> en Argentina: El Movimiento Nacionalista Tacuara;
Decíamos que es “un corte de la realidad”, pero un corte con tropiezos: poco o nada sabemos de la conformación de la psicología de Don Arquímedes, de su ideología, del contexto. ¿Cómo se llegó al estado de la cuestión? Puccio, aparece como un “paracaidista” ante la lente de la cámara en un momento histórico: la asunción del Presidente Raúl Alfonsín. Así se juega la primera escena, la apertura de plano. La euforia popular y el otrora compañero de aventuras de Anibal Gordon, viendo televisión en el living de su casa sanisidrense.
Si bien el resultado del film es movilizador por la crudeza que se construyen los personajes, posee cortocircuitos estructurales a nivel de guión, y conceptualización. La fallida articulación de conectores de tiempo y espacios: léase flash back-flash forward, dispersa los sentidos y no condensa la historia. Tome Ud. espectador, la primera escena y asóciela a la conclusión del relato. Trapero se pierde en su propia filmografía. Sin nivel catafórico / anafórico, la síntesis cae en saco roto. Tampoco ayuda la ausencia de exploración en las relaciones intrafamiliares. Ej.: Arquímedes y Epifanía Puccio —su esposa— (como cabeza y metáfora del clan), los encuentros son apáticos, con parlamentos débiles, naif. No hay empatía incluso entro los captores. El lenguaje cinematográfico es esquivo, aunque “los tiempos muertos” son atractivos en la dinámica grupal. Una narración más clásica, hubiera ayudado a la épica de la trama.
La dirección actoral es suficiente. El trabajo de Guillermo Francella (Arquímedes Puccio), cumple con creces. Su partenaire Peter Lanzani (Alejandro Puccio), como contrapunto es creíble y nos acerca a un perfil de asociación psicopática manifiesta entre padre-hijo. La paleta de colores pasteles oscuros del caserón, dinamizados por una partitura musical empática, vehiculizan la dramaturgia en progreso. El director labora con expertez los “planos secuencias” (donde la cámara no corta el rodaje), en los instantes de los secuestros, las persecuciones etc. Otro recurso de autor es mediado por los “montajes paralelos”, donde se juegan escenas de sexo, y a contra plano, la escena de ejecución. La música es diegética: adiciona al placer de Alejandro con su novia, el disfrute del dinero, al tiempo que se ultima a un desdichado.
Para concluir: este 2015 se cumplen 25 años del descubrimiento del terrible accionar que llevo a cabo El Clan Puccio. El cine como homenaje a las víctimas de la “industria sin chimenea y con poca mano de obra” (como decía don Arquímedes). Un ex grupo de tareas, un psicópata, que involucró a su familia con su mandato paterno de <la inocencia del mal>.
Don Arquímedes. Logró involucrar a su familia en la industria del secuestro extorsivo. Psicopatía asociativa en plano de conjunto.
Gustavo Contarelli
Puntaje del film: 3 Tribunas
Puntaje actor protagónico: Guillermo Francella 5 Tribunas
Referencias:
5 Tribunas: excelente /imperdible
4 Tribunas: muy buena
3 Tribunas: correcta / buena
2 Tribunas: regular
1 Tribunas: mala /pésima