La Comunera porteña del Frente para la Victoria Julieta Costa Díaz publicó, el pasado 20 de octubre, una nota en el diario Página/12, en la que se refiere a un reclamo que lleva adelante la Asociación Cooperadora de una escuela de su Comuna.
En dicha nota, la dirigente K se hace eco del reclamo por la urgente implementación de la ley de vidrios seguros, a raíz de un accidente padecido por una niña de la institución escolar en cuestión, aunque con objetivos meramente partidistas y electorales.
En efecto, lejos de impulsar alguna gestión desde su cargo público, Costa Díaz aprovecha el accidente de una niña y el legítimo reclamo de una asociación cooperadora para convocar a los votantes de otro distrito, la Provincia de Buenos Aires, a votar por Aníbal Fernández en desmedro de María Eugenia Vidal. De paso, compara a la candidata a gobernadora de Cambiemos con el personaje de Cruella de Vil.
¿Sería capaz el personaje de Cruella de Vil de utilizar el accidente de una niña y el reclamo no partidista de una asociación cooperadora escolar con fines netamente electorales? Julieta Costa Díaz sí es capaz y nada menos que para promover a “La Morsa”.
¿Era necesario desvirtuar la lucha y los padecimientos de los integrantes de una comunidad educativa con fines tan poco altruistas? Pareciera que no.
Sin embargo, no es la primera vez que la dirigente de la Comuna 13 maltrata a sus representados. Elegida para ejercer su primer mandato como comunera por las listas de Proyecto Sur, que conduce Pino Solanas, Costa Díaz ya había huido con su banca de comunera hacia el Frente para la Victoria, al mejor estilo Borocotó.