La nafta aumentó más de treinta por ciento en el primer cuatrimestre del año. Argentina subsidia el precio del barril y lo paga a casi setenta dólares, cuando en el mercado internacional vale poco más de la mitad.
Las explicaciones del actual ministro de Energía son desopilantes. Según el ingeniero Juan José Aranguren “se debe sostener la actividad en el sector y las fuentes de trabajo de los petroleros”.
Con este mismo criterio, deberíamos pagar 500 pesos el kilo de carne para sostener los ingresos de los frigoríficos, 20 mangos el colectivo para que no echen a los choferes nucleados en la UTA y un millón de dólares cada monoambiente para que puedan seguir ocupados los obreros de la UOCRA.
El ex CEO de Shell no conoce la historia de Julio César quién se separó de su joven esposa Pompeya argumentando que su mujer debió estar por encima de toda sospecha y no dejar entrar a un muchacho que la admiraba, Clodio, a una fiesta reservada sólo para las mujeres.
“La mujer del César no sólo deber ser honesta, sino también parecerlo”, sentenció.
En las últimas semanas, la citada Shell se quedó con siete de las ocho licitaciones de barcos con gasoil que hizo Cammesa en apenas una semana.
Se pagarán cerca de 18 millones de dólares por cada barco importado por lo que la factura total llega a los 150 palos verdes.
Shell Western ganó la licitación por tener un precio menor a sus competidores. Como todos imaginarán, es imposible que Aranguren haya llamado a sus ex colegas para darles algún detalle de las condiciones de los pliegos. Eso es algo impensable porque Juán José es aún accionista de la petrolera europea. Sería algo delictivo.
Como si todo esto fuera poco, el gobierno nacional les pagará a estas compañías una deuda de 1.300 millones de dólares con bonos a cambio de que mantengan la producción en Chubut, provincia sobre las que se cierne una complicada investigación en la justicia de EEUU donde se consiguieron pruebas de que estas firmas pagaron fuertes coimas a la Casa Rosada en épocas del kirchnerismo para lograr una extensión de más de 30 años en los contratos de uno de los pozos más activos del país: Cerro Dragón.
Los increíbles programas de Petróleo Plus sostenían un esquema de pago de 10 dólares adicionales por barril de crudo exportado, correspondiendo abonar 7,50 dólares a la Nación y los restantes 2,50 dólares a las provincias con hidrocarburos.
El subsidio se les dió a los gigantes a cambio de que no hubiera despidos. El “plan” no tiene fecha de finalización.
Les vamos a dar apenas cinco razones por las cuales estas empresas se llevaron de nuestros país en forma irregular más de 300 mil millones de dólares en el último cuarto de siglo (publicaremos antes de fin de año un libro donde desarrollaremos “Las cien formas que utilizan las petroleras para saquearnos”).
1-Los contratos vigentes no exigen los pulpos del oro negro pongan caudalímetros en los yacimientos. Todo lo que sacan de las entrañas de la tierra lo consignan a mera declaración jurada
2-No existen mapas geológicos serios de la Nación para saber el nivel de reservas que nos dejaron Repsol, Pan American Energy, Cristóbal López y Lázaro Báez. Por ello, se pagó por la recuperación del 51 por ciento de YPF un precio que nadie sabe si es mucho o es poco, ante tanta incertidumbre.
3-El fuel oil que llega desde el exterior se paga a precio de nafta mucho más cara, debido a los arreglos que estableció el ex ministro de Infraestructura Julio De Vido con naciones tan transparentes como Venezuela.
4-Los buques regasificadores que atracan a Bahía Blanca tienen sobreprecios desmesurados. Parece que la pérdida del autoabastecimiento energético que se dió durante la “década ganada” fue un gran negocio para quienes ordenaron y pagaron las importaciones.
4-Han destruido acuíferos subterráneos como el Patagoneano, por no encofrar y proteger los caños de extracción, que tienen agujeros y contaminan las napas de agua potable cuando se practica la llamada “recuperación secundaria”. El fracking que se va a practicar en Vaca Muerta es otra seria amenaza para las reservas de agua dulce. Axel Kicillof, cuando era ministro de Economía y debió evaluar el precio de YPF sostuvo que teniendo en cuenta el daño ambiental causado los españoles nos debían plata a los argentinos.
5-El nivel de distribución de ganancias que tuvo YPF en el último cuarto de siglo no tiene parangón en el mundo. Fue dos o tres veces mayor al de las empresas más grandes
La vaciaron para que la familia Eskenazi (o los Kirchner) se pudieran quedar con la cuarta parte de la empresa argentina más valiosa casi sin poner dinero.
La firma emblemática nacional está radicada en un paraíso fiscal y sus contratos con Chevron ni siquiera pueden ser auditados por la justicia.
Permanecen en secreto aunque el diputado santafesino Rubén Giustiniani ya ganó en todas las instancias posibles el pleito para que YPF difunda las cláusulas secretas del entendimiento.
Resumiendo: se llevaron 300 mil palos verdes según los estudios del ex Secretario de Energía de la Nación Alieto Guadagni y planean llevarse todo lo que puedan de petróleo y gas convencional de Neuquén.
Mientras tanto, nosotros seguimos pagando más de diez mil millones de dólares cada año por nuestro déficit de hidrocarburos. Con ese dinero se podrían solucionar todos los problemas de infraestructura del país: autopistas, rutas, viviendas sociales, cloacas, gas natural, electricidad, agua potable, etc.
¿Por qué nadie se les planta?
¿Por qué no se las investiga?
¿Por qué Macri puso al lobo mayor a cuidar a las ovejas?
¿Por qué permitimos que las mineras, la pesca y el petróleo siga funcionando “a declaración jurada”?
Por una cuestión sencilla: no se aprecian a simple vista los desastres producidos.
No podemos ver bajo el mar la verdadera depredación ictícola, ni bajo la tierra como saquearon las cuencas ni bajo las montañas el desastre que ha generado la megaminería.
Es el gran secreto de la corrupción argentina y el gran motor de los aceites que lubrican los engranajes de la impresentable política vernácula.