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Al final del túnel

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EN EL CINE, EL QUE ROBA A UN LADRÓN SIN IDEAS, NO TIENE PERDÓN
EN EL CINE, EL QUE ROBA A UN LADRÓN SIN IDEAS, NO TIENE PERDÓN

Ficha Técnica:

 

Título para Latinoamérica: Al Final Del Túnel.

Título original: Al Final Del Túnel.

Dirección y Guión: Rodrigo Grande.

Género: Thriller /Drama / Policial Apta para mayores de 16 años.

Reparto: Leonardo Sbaraglia (Joaquín), Clara Lago (Berta), Javier Godino (Zurdo), Federico Luppi (Guttman), Pablo Echarri (Galereto).

Productor: Martín Seefeld, Mariela Besuievsky, Gerardo Herrero, Julia Di Veroli, Pablo Echarri – Distribuidora: Warnes – Montaje: Irene Blecua. Fotografía: Félix Monti – País: Argentina / España.

Año producción: 2015 Duración: 120 min. – Estreno: 21/04/ 2016.

Muy poco tiempo atrás, el 04/03/2016, en los cines porteños se estrenaba el thriller policial, “Cien Años de Perdón”, del realizador catalán Daniel Calparsoro. “Al Final Del Túnel” —de Rodrigo Grande— es un calco cinematográfico de la primera. Moraleja: copiar, copiar, y copiar, sin nuevas ideas es un túnel peligroso y sin salida.

Sobre thriller policiales de robos/atracos a bancos mucho se ha escrito, filmado y representado. Decíamos en Cien Años de Perdón, (ver https://periodicotribuna.com.ar/17338-cien-anos-de-perdon.html), como lugar común a explorar los aportes o carencias en las nuevas producciones. Entrar a la bóveda por zona subterránea, hacer un túnel interminable, abrir cajas de seguridad “marcadas” y omitir otras de narcos, es clisé contumaz en la cinematografía contemporánea. ¿Lo nuevo? Un aficionado de Sherlock Holmes, montado en silla de ruedas, para neutralizar el accionar de los malhechores boqueteros.

Y es precisamente esa inflexión, donde el metraje del rosarino Rodrigo Grande, bascula entre sus límites e impotencia narrativa. El plan, la prosa cinematográfica es bastante simple: un hombre confinado en una silla de ruedas, que ve en una oportunidad para sí, en una ocasión para otros. Así, brindar una mejor vida a la mujer que recién conoce y a su hija autista.

Joaquín (Leonardo Sbaraglia) es un hombre que está sólo y ya no espera. Su casa —que conoció tiempos mejores—, ahora es lúgubre y oscura. Berta (la española Clara Lago), bailarina de striptease y su hija Betty, llaman un día a su puerta respondiendo a un anuncio que puso Joaquín para alquilar una habitación. Los directores son “mensajeros de emociones”, en ese apartado el demérito del metraje. Una historia previsible y asimétrica de personajes.

Es la presencia de Betty —y su síndrome autista—, para disparar la química entre Berta y Joaquín. Ahora el clima de la casa alegra al deprimido dueño del inmueble. Una noche trabajando en su sótano donde repara computadoras Joaquín escucha un ruido casi imperceptible y se conforma la epopeya de la cinta.

Cumple con los indicadores de manual del cine suspense: Lluvia, calles encharcadas, frío nival, farolas (cuya luz “quema” el plano de conjunto); elementos del film noir, planos podálicos (pies apresurados), planos americanos (American Shot), planos close up (primer plano), big close up (planos detalles), etc. Sin dudas, en el juego de la construcción de estéticas y los dispositivos de filmación, es lo superador en el director de “Cuestión de Principios (2009), en su tercer largometraje. Con citas de autor busca inspiración en los grandes del género: Alfred Hitchcock y Brian De Palma.

En cuanto a binomio protagónico Leonardo Sbaraglia-Clara Lago, el primero cumple, y la segunda levanta con frescura, talento y sugestiva belleza, un guión que atrasa. Federico Luppi (como el corrupto comisario Guttman), incompleto e intrascendente; Pablo Echarri (el malhechor Galereto), líder de la banda de boqueteros, no progresa en la trama y tampoco impone miedo / el estremecimiento que el suspense amerita. La construcción del villano del “actor militante K”, para sepultar. Por la ausencia en su formación académica manifiesta, le sugiero abocarse sólo a su productora de contenidos.

La cancelación del relato es anafórico: retoma la primera escena y la asocia a la última. Un guión con simbología de un pasado que vuelve: “cristalización” de restos de un automóvil, una silla de ruedas y la memoria del protagonista… En ese contexto el sentido del film se corporiza. Como concluye Federico Luppi en su pobre papel de comisario con psiquismo gagá: “al final, todo depende de la vida o de la suerte de una mujer”.


Thriller carente de aportes narrativos. En un guión previsible y minado de clisés, lo redime la frescura, el talento y la belleza de Clara Lago, como sostén y partenaire de Sbaraglia.
  

 Gustavo Contarelli

  

Puntaje de la película: 3 Tribunas

Puntaje actor protagónico: Leonardo Sbaraglia 4 Tribunas

Referencias:

5 Tribunas: excelente /imperdible

4 Tribunas: muy buena

3 Tribunas: correcta / buena

2 Tribunas: regular

1 Tribunas: mala /pésima

 

2 comentarios Dejá tu comentario

  1. Estimados. Parecería ser que, a los cineastas argentos, no se le desprenden ninguna buena idea. Todo copian, hasta los fracasos de los otros. Mal hábito, peor camino.

  2. estimado gustavo. alguien va a hablar alguna vez de sus comentarios? ud es facho, refacho, gorila, homofobico, antipopulista, derechozo, proyanqui y otras mierdas impensables en un sujeto de su inteligencia...pero...pero...no alcana. imite a décimo, digo, dócimo. tendrá mas seguidores.

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