Muchísimas veces hemos escuchado decir que Argentina es el país de las antinomias. Y en honor a la verdad, en nuestro país hay muchas. Desde Federales o Unitarios, Azules o Colorados, Peronistas o Radicales y, la más actual, kirchenristas o macristas.
Ni hablar del argentino medio que es aficionado al fútbol, donde encontramos el consabido Boca-River y, como si no fuese suficiente, hay para todos los gustos, como Independiente-Racing, San Lorenzo-Huracán y muchísimos más. Antinomias que se profundizan en algunas ciudades como La Plata con Estudiantes-Gimnasia o Rosario con Newells-Central. Incluso la categoría más popular del automovilismo argentino cuenta con las legendarias antinomias Ford-Chevrolet y Fangio-Galvez.
Pero parecería ser que hoy la Argentina va más allá de las antinomias, y está transitando el camino de la bipolaridad.
Comencemos con lo principal, que es la política. Esta semana el Frente Para la Victoria votó la "Ley anti despidos", que el Presidente Macri vetó de llano agregando que no es una "Ley anti despidos" sino una "Ley anti empleo".
Más allá de las condiciones o buenas intenciones que podría tener dicha ley, o no, es llamativa la postura del kirchnerismo, cuando años atrás ellos mismos, con Cristina Fernández a la cabeza, sostenían que era inservible.
Sin ir muy lejos, luego, vimos que los mismos personajes que impulsaron la ley, una vez vetada por Macri, salieron al cruce a quejarse por el "veto presidencial".
Lo paradójico del caso es que estos mismos legisladores no dijeron absolutamente nada cuando Cristina vetó el 82% móvil para las jubilaciones, o la ley que protegía los glaciares, por citar solo dos de tantos casos.
Otra muestra de bipolaridad sería la relación con el Papa Francisco. Cuando Francisco era Bergoglio, los kirchneristas lo detestaban, lo odiaban. Incluso el diario Página 12 tuvo la audacia de trucar una foto mostrando a Bergoglio con el dictador Videla.
Y si a todo esto le sumamos las declaraciones de Hebe de Bonafini, Luís D´Elía, Estela Carlotto y todo kirchnerista que opinara sobre Bergoglio, no quedan dudas de que absolutamente todos, por lo menos respecto al Papa, son bipolares.
Incluso Bergoglio, quien por un lado habla de paz, libertad y defensa de los pobres y humildes se abraza con el peor dictador genocida de América Latina, Fidel Castro. Claro, el Papa es argentino, y es muy factible que sufra de bipolaridad.
Sigamos... la inmensa mayoría de los kirchenristas detestaban a Daniel Scioli; incluso el programa ultra kirchnerista 6,7,8 lo defenestraba con informes lapidarios, hasta que no tuvieron más remedio que ponerlo como candidato a presidente porque fuera del kirchnerismo era quien menos imagen negativa tenía, y todos los kirchneristas se hicieron sciolistas.
Convengamos que a los kirchneristas eso no les cuesta mucho, ya que absolutamente todos eran menemistas, empezando por el matrimonio Kirchner, y hoy detestan la palabra "neoliberalismo".
¿Cree que estoy exagerando? Vayamos al ciudadano común. Hace unos días Boca le ganó por penales a Nacional de Montevideo en un partido decisivo por la Copa Libertadores. El Héroe de la noche fue el arquero boquense Agustín Orión, quien al atajar tres penales le dio a Boca el pasaporte a semi finales.
Los hinchas de Boca deliraron, lloraron, se abrazaron e idolatraron a Orión, y es lógico. Pero hace un tiempo atrás, cuando Carlos Bianchi era el técnico de Boca y no encontraba el rumbo los hinchas de Boca culpaban al hoy héroe Agustín Orión de la magra campaña y lo querían expulsar del club por "camarillero".
Otro ejemplo de bipolaridad futbolera. Cuando Diego Cocca era el flamante técnico de Racing, en su primer partido con su clásico rival, Independiente, lo pierde de manera categórica. En conferencia de Prensa, el técnico racinguista dijo que él prefería perder el clásico pero ganar el campeonato. Los hinchas de Racing se volvieron locos, y al próximo partido colgaron banderas insultándolo y querían que la cabeza de Cocca rodase por el "Cilindro de Avellaneda". Ese mismo campeonato Racing consiguió el título, y hoy los racinguistas aman a Cocca.
Lógicamente, esta bipolaridad no es privativa de Boca o Racing, ni del fútbol en general, sino de los argentinos en su gran mayoría.
Para finalizar, vayamos del fútbol a la justicia. Durante años la justicia argentina se caracterizó por ser lenta e ineficaz, y hoy, esos mismos jueces se muestran expeditivos y competentes.
No son antinomias, es bipolaridad. Una antinomia es tener ideas claras y firmes, defender algo por convicciones y estar en contra de algo distinto también por convicciones o por gusto, simplemente, como los tangueros que aman a Piazzola y los que lo detestan porque dicen que eso no es tango.
La bipolaridad es algo muy distinto, es decir hoy una cosa y mañana otra muy diferente. Tampoco podemos olvidarnos de un sector del periodismo, y tomemos a Victor Hugo Morales, por ejemplo, que afirmaba, entre otras cosas, que "la fortuna de los Kirchner es insultante", y de un día para el otro se convirtió en el relator del relato.
Dicen que los ejemplos van desde arriba hacia abajo. No nos olvidemos que hasta hace poco, estuvimos gobernados por Cristina Fernández, durante ocho años. No nos olvidemos que dicen que Cristina Fernández es bipolar.