La principal propuesta de Mauricio Macri durante su campaña presidencial era mucho más que una promesa; era proponer un cambio, un cambio rotundo. Obviamente, se entendía que este cambio abarcaría mucho en lo que a la tarea de una administración comprende, y sin lugar a dudas, quienes querían ese cambio apostaban, principalmente, a que cambie la gran corrupción que, hoy con la Justicia sin presiones, podemos ver mucho más claramente.
Pero no solo eso espera el votante PRO. También aspira a que se ponga un límite a la delincuencia, el caos social y la destrucción de las instituciones.
El principal "slogan" de la coalición Cambiemos era "Si, se puede", y todavía hoy Macri lo repite en cuanto acto público se presenta. De hecho lo hizo en la inauguración de la Exposición Rural, una vez más.
Pero... ¿realmente se puede? En honor a la verdad, y a título personal, creo que sí, verdaderamente se puede, por lo que la pregunta debería ser: Si se puede, ¿qué está esperando Macri? O tal vez la pregunta debería ser: Se puede, ¿pero es Macri el que puede?
Veamos algunos casos puntuales. Una de las primeras medidas que había anunciado el nuevo gobierno fue la implementación de un protocolo para evitar cortes de calles por protestas. Un rotundo fracaso, ya que no solo esto jamás se implementó sino que además se producen cortes de calles por doquier casi a diario.
Otro tema puntual y realmente grave, es que en materia de seguridad no avanzamos nada. El índice de hechos delictivos sigue igual que en los peores momentos, y de esto ni si quiera se habla.
Seamos honestos y vayamos a temas mucho más simples y, si se quiere, banales. Este gobierno no puede solucionar el tema de los "trapitos", algo que para erradicar, solo hay que implementar la ley.
Tampoco está a la vista, por ejemplo, tratar de solucionar el acceso de simpatizantes visitantes a los estadios de fútbol. Y en este punto, estimado lector, usted podrá pensar que es un tema menor, o también banal, pero sin embargo no lo es, y no lo es porque es algo muy fácil de erradicar, y como en los ejemplos anteriores, ni si quiera se habla del tema.
Debemos de reconocer, por otro lado, que la administración del gobierno de Mauricio Macri solucionó dos problemas verdaderamente complejos, como ser el cepo al dólar y la deuda con los "fondos buitre", y de manera rápida y eficaz; por o tanto, no se entiende como no se pueden ocupar de cosas mucho más simples.
Entonces, si no se pueden solucionar problemas tan simples y sencillos como erradicar trapitos de las calles, o evitar protestas que, dicho sea de paso son injustificadas y extorsivas, o no puede solucionar el problema de la violencia en el fútbol y hacer algo contra la delincuencia, volvemos a hacernos las mismas preguntas: Realmente, ¿se puede? ¿Es Macri quien puede?
Hasta aquí, hablamos de cuestiones un tanto simples, y fáciles de resolver que todavía carecen de solución, pero hay más, y más importantes y/o complejas, como el déficit fiscal. Este es un punto fundamental para el desarrollo económico, y principal generador de inflación. Sin embargo, el déficit fiscal está prácticamente en los mismos niveles que dejó el kirchnerismo, que no es poco, y se sigue cubriendo con emisión monetaria.
También debemos de reconocer que la ciudadanía en general está muy ansiosa, y que no es fácil solucionar temas un tanto más complejos como el de la crisis energética, una verdadera hipoteca heredada del kirchnerismo, pero Macri debe tomar conciencia y empezar, por lo menos, a resolver esos "pequeños grandes" problemas cotidianos, que más que demostrar un cambio nos hacen ver que en algunas cosas, nada cambió.