El festival de la política como show mediático, sigue girando sin parar.
Recién arribado de Nueva York, donde también hizo gala de sus dotes, el
presidente Néstor Kirchner arremetió desde la palestra preelectoral contra
un nuevo e impensado contrincante: la concesionaria francesa de Aguas
Argentinas, Suez. Ni bien se iniciaba la semana, el estilo K
cruzaba el océano y hacía retemblar su furia en el centro mismo de París.
Convencido de que los franceses estaban montando una “operación
para quedarse, para negociar colocando a la defensiva”, les dedicó
una de sus habituales bravatas: “Si
se quiere ir que se vaya, que el pueblo va a saber lo que tiene que hacer”. Ese
mismo día, el oficialismo salió a desentenderse de la pretensión de ampliar
a más áreas de Gobierno, la atribución de escamotear información bajo el rótulo
de secreto de Estado. La bola la había echado a rodar una investigación de
Gerardo Young, en la edición dominical de Clarín,
y las reacciones adversas provocadas al día siguiente, hicieron
que el martes 20 la plana mayor del pinguinerismo declarara que la polémica
propuesta había descendido a fojas cero. Aunque a pesar de la desmentida, es
evidente que no se trató de una alocada iniciativa de un grupo de “senadores
amigos del gobierno” como intentó malamente desligarse del
asunto el lenguaraz ministro del Interior Aníbal Fernández. Quizá
parafraseando a esa célebre frase del comienzo de los Expedientes
secretos X con la que se titula esta nota, se busca zafar luego de
una maniobra burda de tanteo para luego hacer la gran Bart.
La política, según los Simpson
Más
de una vez, en el transcurso de estas notas, se ha recurrido a la genial serie
Los
Simpson, para tratar de ilustrar la pasmosa realidad política
argentina. Aunque sin gracia, pues al devenir de la cosa pública le hace
falta eso: una cuota de humor. Como muestra, que más observar la puesta en
escena de Cristina Elizabeth de Kirchner durante el acto en Villa Dominico, en
el comienzo de la noche del citado lunes:“El
trabajo es un gran articulador social, y este gobierno ha reducido el
desempleo al 11%, mientras que en los 90 hubo quienes imaginaron un país de
servicios”,
afirmó demostrando que la primera
ciudadana maneja sus propios guarismos. Pues últimamente,
precisamente en Clarín,
han trascendido varios mail desesperados de gente mayor de 30
pirulos que no consiguen un trabajo digno hace varios años. Aprovechando la
disputa del momento, también fustigó a la mencionada empresa gala, alegando
que “fue
echada de Bolivia por una pueblada y al presidente aunque falten dos horas
para la elección, nadie le va a torcer el brazo porque sabe defender los
intereses de todos los argentinos. Sepan que hay un gobierno, una sociedad, un
pueblo que no está dispuesto a retroceder”, declaró entusiasta.“Vi
al presidente decir frente a los que manejan el mundo, lo mismo que dice acá,
porque ya no hay ni doble mensaje ni doble discurso”, siguió
pontificando mientras la impiadosa cámara del canal oficial mostraba que la
edad aparecía en su cuello a prueba de Botox.
¿Realmente cree en esto, cuando en la prensa independiente del
resto del mundo se mofan de Kirchner, el campeón en el arte de arrugar?.
“Estamos
construyendo esta Argentina de la esperanza, nuevamente con movilidad social,
con trabajo y producción”, finalizó
su alocución saludando a varios cascos amarillos de la UOCRA.
Por
detrás de esa euforia alquilada, se yerguen varios interrogantes a un mes de
las elecciones. Porque es más que claro que la retirada de la prestataria
francesa, podría invitar a que otras privatizadas reaccionen de manera
similar, y no habrá cuento chino que valga para tapar ese agujero. Además, a
pesar del optimismo oficial no existe la mentada movilidad
social ya que los empleos que se generan actualmente son casi
exclusivamente en el área de servicios y de la construcción. O sea en buen
romance, los denominados empleos
basura.
Mientras esto sucede, los volatineros del verso grande
siguen mostrando a la pareja presidencial como los héroes necesarios de un único
momento, tratando de tapar el sol con la mano cuando en realidad están como
Adán y Eva, pero lo malo es que el paraíso sigue siendo de cartón pintado.
Sin la serpiente, porque ésta se llevó hace rato las manzanas.
Fernando Paolella