Durante este primer año de gobierno de Mauricio Macri, lo que más se destaca de su gestión, es que está empeñado, y empecinado, en tratar de demostrar que no es lo que el kirchnerismo decía que iba a ser, un gobierno de derecha, neoliberal y represor que gobernaría solo para los ricos.
Decididamente, Macri está gobernando para los que no lo votaron y no para quienes sí lo votaron y aspiraban a un cambio. Tal es así que en lo que más preocupaba al votante de Macri antes del 10 de diciembre del año pasado, nada cambió. Es más, no solo nada cambió sino que todo eso se agravó, por ejemplo, la inseguridad.
Hagamos un repaso sobre cuales eran la expectativas de la inmensa mayoría del votante macrista.
En primer lugar, lo que se esperaba, era que Cambiemos termine con la corrupción kirchnerista y el principal anhelo en este sentido era ver presos a los funcionarios kirchneristas corruptos que, como es sabido son muchos, con Cristina a la cabeza.
Si bien unos cuantos de estos personajes están con prisión preventiva y muchos otros imputados y procesados como Boudou, De Vido, Kicillof y algunos más, estas expectativas se vieron cumplidas solo a medias.
Otra cosa que se dice de la administración de Cambiemos es que es un gobierno compuesto por CEOs, y esto hacía suponer que iba a ser mucho más sencillo llegar a acuerdos y arreglos económicos/laborales con empresarios. Sin embargo esto no ocurrió, y hasta el mismísimo Macri manifestó, en más de una oportunidad, su desilusión con el empresariado argentino por su falta de colaboración.
No ocurrió lo mismo con las organizaciones sociales, con las cuales el gobierno logró concretar varios acuerdos.
Algo que si realmente cambió fue tanto la relación con otros países y, fundamentalmente, el trato con la prensa. En ese sentido hoy se percibe claramente un espíritu infinitamente contrario a lo que fue el kirchenrismo.
Pero volviendo a lo puntual, que es lo que esperaba el votante de cambiemos y no se cumplió, sin dudas podemos citar, como dijimos, el flagelo de la inseguridad, y algo que quedó evidenciado en estos últimos días, el constante reclamo social, materializado casi a diario con los cortes de calles.
Esto, no solo era algo que gran parte de la población esperaba que se termine, sino que además fue una de las promesas de Macri ni bien asumió; pero todo sigue igual, o peor.
En lo estrictamente económico, si bien se solucionaron rápidamente el conflicto con los “fondos buitre” y el cepo al dólar, la economía sigue sin arrancar, y el hecho de tener que blanquear y sincerar el precio del dólar generó una especie de in¡certidumbre que generó un salto importante en la inflación que recién ahora se está acomodando.
Convengamos, además, que la oposición -especialmente el kirchnerismo y ahora el Frente renovador- no solo no ayuda, sino que hace todo lo posible para tratar de boicotear casi todas las medidas que quiera tomar el gobierno.
Un clarísimo ejemplo de ello es la reforma al impuesto por ganancias, además de la ley anti despidos, el aumento a las tarifas de luz y gas y la presión ejercida para sancionar una “ley de emergencia social”.
En este primer año, Macri se mostró muy afecto al diálogo, a la conciliación y el consenso; métodos que, evidentemente, no dieron resultado. Es harto sabido que el peronismo, cuando es oposición, no es para nada constructivo, sino todo lo contrario, trata por todos los medios de perjudicar al gobierno.
En definitiva, Mauricio Macri deberá reaccionar y darse cuenta de que debe de poner más coraje y firmeza en ciertos aspectos y no dejarse doblar el brazo. Y esto es lo que están esperando, fundamentalmente, quienes lo votaron y no que siga gobernando para quienes no lo votaron.