Imagine que su equipo de fútbol va perdiendo 2 a 0, y faltando 5 minutos para el final, el técnico hace un cambio inesperado, cambia todo el panorama y su equipo, por un error del adversario convierte un golazo y descuenta el marcador. Pero ya, en tiempo de descuento, por otro error garrafal del rival, llega el empate.
Seguramente, si usted, estimado lector es aficionado al fútbol habrá visto o vivido infinidad de veces esta situación, y si no lo es, también sabrá de que se trata esta metáfora.
Quien iba perdiendo 2 a 0 era el oficialismo, que venía muy complicado con el tema del correo primero y con el error del descuento a los jubilados después.
Estas dos cuestiones tan importantes tiraron un poco más para abajo la imagen del presidente, pero dio marcha atrás con los dos proyectos citados y los comunicó personalmente y en conferencia de prensa. Y justo ahí, en ese momento, es cuando el técnico mete el cambio y empieza a cambiar el partido.
El solo hecho de dar la conferencia de prensa —algo que es totalmente normal pero que gracias al kirchnerismo estaba vedado en nuestro país— y que Mauricio Macri reconozca los errores y de marcha atrás —algo que debería ser normal pero que al igual que las conferencias de prensa tampoco estamos acostumbrados— produjo un cambio de ánimo.
Y llegamos al viernes, día en el que el Frente para la Victoria sufrió uno de los embates más duros, la detención de quién fuera Jefe del Ejército durante la Presidencia de Cristina Fernández de Kirchner, el General César Milani, acusado de delitos de lesa humanidad.
A esta altura de las circunstancias, el oficialismo se daba por hecho. Había remontado el partido.
Pero faltaba muy poco par que el match termine, y en tiempo de descuento, el sábado, y cuando nadie pensaba en el Frente Renovador de Sergio Massa, surgió un audio con su voz pidiendo, literalmente, a un grupo de Whatsapp que se tuitee en contra del presidente, comparándolo con De la Rúa.
Dicho sea de paso, debemos agregar que en realidad, Massa con el tema de los jubilados debió llamarse a silencio, puesto que fue Jefe de la ANSeS y, en honor a la verdad, no hizo nada realmente considerable para que se modificara la situación de los abuelos. Luego pasó a ocupar uno de los lugares más importantes del gobierno de la ex presidente, Jefe de Gabinete, y tampoco hizo algo para los jubilados y mucho menos para tratar de resolver el problema del Correo Argentino con el Estado.
Esta actitud de Massa, en cierta manera, lo deja mal parado ante la sociedad, que en un gran número lo tiene como uno de los referentes más importante. Y esta actitud de Massa fue, indudablemente, el 2 a 2; es el empate, un empate con sabor a triunfo.
El ánimo de unos y otros se vio reflejado durante todo el fin de semana en las redes sociales. Tanto kirchneristas como massistas fueron centro de la burla de los simpatizantes del PRO que, lógicamente, no iban a dejar pasar la oportunidad.
En definitiva, el oficialismo pasó de enfrentar dos situaciones sumamente difíciles a ser testigo de otras dos de sus oponentes que los deja muy mal parados y realmente nadie esperaba.
El PRO terminó una de sus semanas más complicadas con dos situaciones en contra y dos a favor. Terminó la semana empatada, con un empate con sabor a triunfo, pero no nos equivoquemos. Los empates no hay que festejarlos, eso es de equipos chicos.