No hay sociedad más vulnerable que cuando una parte de ella está sumida en una profunda crisis de valores.
Lamentablemente, esa crisis de valores hoy nos afecta más que nunca. Y no es casualidad, ya que todo fue perpetrado por el kirchnerismo. Si alguien piensa lo contrario, no tiene más que leer a Gransci, o para estar aún más cerca del kirchenrismo, a Ernesto Laclau, filósofo filo marxista, obviamente, de cabecera de Néstor Kirchner y compañía.
No solo la sociedad se ha deteriorado en estos últimos años en nuestro país, especialmente después de 2001/2002, también se deterioró el prestigio de las instituciones, y lamentablemente, estos dos factores se nutren uno del otro y conforman un círculo vicioso del que será realmente muy difícil salir.
Néstor primero, y Cristina después, —aunque en realidad la obra fue comenzada por Perón en 1945— dejaron un país que social y culturalmente está barranca abajo.
Hicieron y deshicieron todo lo que quisieron a su antojo, ya sea desde usar un avión oficial para pasear o la cadena nacional para hacer campaña. Hasta modificaron la Ley de radio difusión para perjudicar a un medio que no quiso apoyarlos cuando quisieron imponer la ley de retenciones (la 125/08) a las exportaciones de granos para perjudicar a los productores agropecuarios.
Un dato curioso es que prácticamente desde su aparición, el peronismo tuvo el control de absolutamente todo, incluso cuando estuvo proscripto debido a su gran influencia sobre las masas, pero nunca, jamás, se hicieron cargo de nada. Nunca fueron, según ellos, responsables de absolutamente ninguna de nuestras desgracias, empezando por la pobreza.
Pero volviendo a nuestra crisis de valores y el deterioro social en el que estamos inmersos, vemos que desde hace años cualquiera puede hacer lo que se le ocurra, desde cortar una ruta o un puente hasta tomar una escuela, con el agravante de que cuando se quiere restablecer el orden, algunos sectores de la sociedad, organizaciones sociales, partidos de izquierda e incluso una parte del periodismo se queja por "la brutal represión".
Entonces, ¿qué hacemos? ¿Es normal que cualquiera tire una manta en una vereda y venda productos de dudosa procedencia, o que un trapito quiera cobrarnos por estacionar el auto, o que manifestantes que en realidad son extorsionadores profesionales paralicen media ciudad?
Un párrafo aparte merecen los extranjeros indocumentados reclamando que el Estado se haga cargo de sus problemas. ¿En qué país del mundo el Estado le tiene que solucionar los problemas a extranjeros indocumentados? ¿No es suficiente con que en nuestro país tengan acceso a la salud y educación de sus hijos de manera totalmente gratuita? ¿No alcanza con que miles de jóvenes de Latinoamérica vengan a seguir carreras universitarias sin si quiera examen de ingreso y de forma también gratuita en nuestro país?
No es casualidad, o si prefiere, "no fue magia". Todo fue parte de un plan perfectamente perpetrado, en el que le hicieron creer a un sector de la población que la clase media es la culpable de todos sus males, y que por eso el Estado les tiene que dar y/o hacerse cargo de ellos.
El saqueo material, fue criminal. Pero el daño que causaron en ese sector de la sociedad, el odio que engendraron, costará décadas erradicar. Mientras tanto, con las fortunas que robaron todavía siguen comprando voluntades y siguen mintiendo, para poder seguir robando negando todo lo anterior.
Vuelvo al principio: no hay sociedad más vulnerable que cuando una parte de ella está sumida en una profunda crisis de valores.
Y eso es lo que nos está pasando, y eso es pura y exclusiva responsabilidad de los más de 12 años de kirchnerismo. Sin embargo, no es nada nuevo, y menos para los argentinos. Una de las mentes más brillantes de nuestra historia, Juan Bautista Alberdi, ya lo había advertido: “La ignorancia no discierne, busca un tribuno y toma un tirano. La miseria no delibera, se vende. Alejar el sufragio de manos de la ignorancia y de la indigencia es asegurar la pureza y acierto de su ejercicio. Algunos dirán que es antidemocrático pero la democracia, tal como ha sido ejercida hasta ahora nos ha llevado a este triste destino."