El kirchnerismo insiste con dar “la batalla cultural”. Hoy podemos ver con claridad que la batalla cultural usa como punta de lanza a la Educación. Durante doce años las escuelas fueron objeto de adoctrinamiento, revisionismo histórico, información sesgada y parcial.
Pero ayer se cruzó un límite. En el marco del Día de las víctimas de desapariciones forzadas, la CTERA dio instructivos de aplicación en todos los niveles escolares en los que se presentó a Santiago Maldonado como un “detenido desaparecido” y se mezcló este asunto con el conflicto mapuche. La propia sociedad se encargó de poner un freno desde las redes sociales, elevando denuncias y firmando petitorios como el de Change org que ya suma alrededor de 40 mil firmas.
Pero este no es el único frente de conflicto. Esta semana se presentó el proyecto “Escuelas del Futuro” en la Ciudad de Buenos Aires.
La educación, así como está planteada hoy, está completamente desfasada de la época en que vivimos; no logra interesar a los adolescentes, ni los prepara para el mundo real que deben afrontar y hay importantísimos porcentajes de repitencia y deserción.
En respuesta a estos problemas, y creo que el diagnóstico debe ser bastante coincidente en los distintos sectores de la sociedad, es que el gobierno lanzó un nuevo modelo de escuela secundaria que viene a cambiar el paradigma anterior y busca poner la educación en el siglo XXI.
En el siglo XIX, Domingo Faustino Sarmiento produjo un cambio de 180 grados al instalar una educación laica y gratuita que buscó y consiguió bajar muy significativamente el analfabetismo en el país.
Desde aquella escuela modelo que fundó Sarmiento hasta ahora no se produjeron mejoras significativas, sino todo lo contrario. En mi opinión es hora de que nos volvamos a poner al frente de un proyecto de país que tenga a la educación pública nuevamente como faro directriz.
Repasemos los puntos principales del Proyecto Escuela del Futuro:
-Propiciar la alfabetización digital, teniendo en cuenta áreas de conocimiento emergentes como la robótica y la programación. Es muy importante que los chicos salgan de la escuela con herramientas que les permitan manejarse en un mundo que ya está totalmente digitalizado y cuya salida laboral necesariamente incluye el campo digital. Es sin dudas la nueva alfabetización.
-El contenido curricular no se va a modificar pero se implementará de otra forma, agrupando las materias en cuatro areas de conocimiento:
·Ciencias sociales y humanidades
·Científico-tecnológico
·Comunicación y expresión,
·Diferentes orientaciones específicas.
Todo esto favorecerá que los contenidos resulten más integrados y evitará esas 13 materias inconexas que tienen los chicos en la cursada actual.
-Un objetivo importante es evitar la repitencia que, ya sabemos, frustra y genera abandono de la escolaridad, la idea es que los chicos puedan recuperar los contenidos sin que el sistema los expulse.
-Habrá un sistema de créditos que los chicos irán sumando con trabajos, investigaciones, tareas, etc., y que reemplazará a la nota en número.
-De los cinco años que abarca la secundaria, los dos primeros serán un ciclo básico, los dos siguientes un ciclo orientado al interés que presente el alumno y el último año (y esto fue lo que levantó la gran polvareda) tiene como objetivo un programa “integrador y formativo más allá de la escuela”.
¿Qué significa esto? que durante el quinto año, cuando los chicos tienen alrededor de 17 años, la idea es que puedan realizar prácticas laborales tuteladas por sus propios docentes en ámbitos seleccionados especialmente, según la orientación que el alumno viene desarrollando.
¿Dónde serían estas pasantías? En ámbitos públicos, empresas privadas, ONG`S, e inclusive abordajes para el emprendedurismo; en fin, en todo el espectro de la realidad que los chicos deben afrontar cuando salen de la escuela.
O sea, se trata de darles herramientas para que cuenten con una experiencia laboral, para que tengan la vivencia real del trabajo, de la responsabilidad, y para enseñarles una cantidad de cosas que sólo se aprenden cuando uno se enfrenta a una tarea más allá del pizarrón.
Ahora bien, a raíz de esta propuesta moderna, progresista, superadora, varios colegios de capital fueron tomados por grupos que se oponen a este proyecto porque consideran que se los quiere usar a los alumnos como mano de obra gratuita para implementar un ajuste.
Un delirio. Un total y completo delirio. Estos sistemas de pasantías son muy fructíferos y, al contrario de lo que dicen, para una institución o empresa que recibe un pasante resulta trabajoso porque deben enseñarles muchas cosas, y los chicos van rotando. Es decir: nadie va a echar un empleado experimentado para reemplazarlo por un pasante inexperto.
Además, esto ya se implementa en escuelas técnicas con resultados excelentes. Las escuelas Raggio, que son públicas, son un ejemplo maravilloso y lo llevan a cabo hace rato. Y digo por nombrar una institución pública, porque en el ámbito privado las escuelas y universidades lo ofrecen como un plus en su formación.
Es hora de mejorar la educación y ocuparse de un sector etario que debemos atender especialmente: la adolescencia.
Creo que las tomas se están dando en un clima electoral signado por el enfrentamiento y las consignas vacías, y el único resultado es el deterioro de la educación pública que estos grupos que, en nombre de la educación pública, lo único que consiguen es expulsar a los chicos hacia las escuelas privadas.