Hay un mafioso sindical menos caminando por la calle. La democracia, la paz social y la ética han ganado una batalla porque Juan Pablo Medina (a) “El Pata” está preso. Estamos hablando de uno de los caudillos más salvajemente violentos y corruptos. La valiente fiscal Silvia Cavallo lo acusa de extorsión, lavado de dinero y asociación ilícita.
Estamos frente a una verdadera organización criminal cuyo jefe es el Pata Medina. Cuenta con un ejército de barras bravas disfrazados de trabajadores que andan armados, muchas veces borrachos e incluso drogados. Son pesados de verdad. Hasta ayer nadie se le atrevía al Pata. Todos le tenían miedo y a lo sumo, otros intendentes y gobernadores del peronismo negociaban, pactaban o entraban en complicidad con él. Medina se sentía tan todo poderoso que se atrincheró en su gremio dispuesto a resistir la orden de detención de la justicia. Llamó a sus muchachos, los agitó para que estén bien descontrolados y los abasteció de facas, bombas molotov, piedras y unos cables de acero que se utilizaron para atar postes de la luz y árboles y armar un cerco alrededor del edificio del gremio de la UOCRA de La Plata. Cuando llegaron 43 camiones con 400 integrantes de la Policía Federal, Gendarmería y Prefectura, lo pensó mejor, escapó por atrás de la sede del gremio y por unas horas no se supo su paradero. A la noche se entregó cuando las fuerzas del orden habían rodeado su casa de Punta Lara.
Medina estuvo históricamente enfrentado con Gerardo Martínez, el líder nacional de los albañiles y con los camioneros. Ahora se dice que la seccional La Plata podría ser intervenida. Pero nadie olvidará jamás aquellas imágenes de terror con el chofer de Moyano, Madonna Quiróz disparando su arma en medio de una batalla campal cuando se trasladaron los restos de Perón a la histórica quinta de San Vicente. No hubo muertos de milagro.
Medina siempre militó dentro del peronismo y tuvo roces con todos. Pero en esta campaña apoyó la candidatura de Cristina Fernández de Kirchner. Hay videos de actos que comparte con Daniel Scioli y fotos con Carlos Kunkel. Medina bancaba su aparato con delitos de todo tipo. Desde la tradicional coima que les cobraba a los empresarios de la construcción para no hacerles la vida imposible hasta la extorsión a la que los sometía obligándolos a contratar empresas de catering y transporte que eran de testaferros del Pata. Ese dinero negro recaudado era lavado en otras actividades. Aquí la lupa de la justicia está puesta sobre la empresa Abril Catering que además de proveer comida a los albañiles cambiaba cheques en efectivo y en una actividad totalmente ilegal. La organización de comidas y mordidas tiene 40 autos de alta gama, camiones utilitarios, un avión y un barco. Todos dicen que los que figuran como dueños son testaferros de Medina. Por eso Medina se llena la boca hablando de Perón, Evita y Cristina y de la defensa de los trabajadores pero él tiene un nivel de vida imposible de explicar. Muchos quieren saber que mercaderías traficaba en el avión de Abril.
Tuvo mala pata Medina. Se le terminó la impunidad. Ahora está donde tiene que estar: en la cárcel de Ezeiza. En el pabellón Néstor Kirchner, como dicen con ironía los tuiter. Esta bajo el mismo techo que otros mafiosos kirchneristas pero de guante blanco. Hablo de Lázaro Báez, Ricardo Jaime, José López, el general Milani, el Mono Minicelli, el contador Víctor Manzanares y siguen las firmas. Dicen que nadie va preso en la Argentina pero hace un tiempo que algo cambió. Lenta pero inexorablemente se está terminando la impunidad y las cárceles se están poblando de enemigos de la sociedad. Ni que hablar de los camaradas sindicales del Pata. Otro padrino peligroso como Omar “El Caballo” Suárez, igual de pistolero pero más amigo de Cristina y los ex gremialistas José Pedraza y Juan José Zanola. El ferroviario, otro amigo de Cristina y Carlos Tomada, está acusado de haber participado del asesinato del militante Mariano Ferreyra y el bancario se robó hasta el agua de los floreros en su gremio.
El Pata Medina se sentía tan impune e intocable que amenazó con incendiar la provincia si la gendarmería cumplía con la orden de detención del juez Luis Armella. Por eso el fiscal Guillermo Marijuan acaba de denunciarlo por el delito de intimidación pública. Hizo confusas declaraciones respecto a que no quería que se produjeran más casos como el de Santiago Maldonado y se proclamó un perseguido político del presidente Mauricio Macri.
El jefe del estado solamente dijo que “no hay lugar para comportamientos mafiosos de los que creen que tienen derechos especiales”.
Parece mentira que estos malandras millonarios que representan a trabajadores pobres quieran victimizarse como presos políticos. Representan lo peor de la corporación sindical que por supuesto tiene otros dirigentes que son honrados y democráticos. Pero Medina es el emblema de la patota sindical y de la corrupción. Es la pata de la sota de los negociados y la intimidación permanente a los que quieren trabajar en paz. Para construir un departamento chico, una ruta o un hotel había que pedirle permiso a Medina y dejar la coima correspondiente. Por eso el metro cuadrado en La Plata y la zona es un 40% más caro. La obra programada en la destilería iba a tener un sobreprecio de 300 millones de dólares que íbamos a tener que pagar todos para enriquecer al Pata Medina. ¿Qué me cuenta? El ministro de trabajo de la provincia, Marcelo Villegas dijo bien: “ Nadie está preso por defender el derecho de los trabajadores: no combatimos los sindicatos, combatimos las mafias sindicales”.
El Pata ya estuvo preso durante cuatro años por delitos similares.
Una vez amenazó con hacer estallar la destilería de YPF en Ensenada. Gana obras para sus trabajadores a los tiros. Su hija, Analía, destrozó hace poco un restaurante en la ciudad. El Pata no quiso someterse a un control de alcoholemia y se quedó adentro del auto. Ante la insistencia, le partió el tabique nasal de una trompada a una mujer policía. Pero seguía libre sin que nadie lo molestara. Hace unos días impidió con un escrache la visita de Marcos Peña, el jefe de gabinete a una obra hidráulica junto al intendente Julio Garro. Tenía paralizadas varias obras privadas y obras públicas necesarias para los sectores más humildes de la zona.
Cuando estuvo preso no aprendió. Tal vez por eso eligió como abogado a un personaje nefasto llamado Víctor Hortel. ¿Se acuerda? Fue el jefe del Servicio Penitenciario Nacional y líder de Vatayón Militante, esa agrupación de presos que eran sacados de sus celdas para que participaran de actos kirchneristas vendidos como eventos culturales.
Esta cultura del apriete, de la intimidación pública y del vamos por todo es parte de la herencia maldita que dejaron los K. Son conceptos antidemocráticos y reñidos con la ley. Bien dijo el comunicado del gremio nacional que de inmediato se quiso despegar de este personaje temible: “Dentro de la ley, todo, fuera de la ley nada”.
El Pata Medina está preso junto a su esposa, la ex policía bonaerense María Fabiola García (a) “La Dueña”, un hijo, una hijastra y otros 5 integrantes de una empresa de catering que conformaban la asociación ilícita. Es su estado mayor de la corrupción.
El Pata está preso. Mala pata tiene la mafia por estos días.