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Sur y después

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TEATRO DIDÁCTICO PARA UN CUENTO PATAGÓNICO
TEATRO DIDÁCTICO PARA UN CUENTO PATAGÓNICO

Ficha Técnica / Artística

 

Título original: Sur y después.

Dirección: Hugo Urquijo Dramaturgia: Vicente Muleiro Género: Drama.

Reparto: Mario Alarcón (Julián), Daniela Catz (Frenchi), Sebastián Richard (Armando) y Horacio Roca (Didas) / Músico en escena: Federico Marrale.

Escenografía: Sebastián Sabas Asistencia de dirección: Bárbara Caggiano Prensa y RR.PP.: A. Monserrat www.alfredomonserrat.com.ar

Teatro: Centro Cultural de la Cooperación. Av. Corrientes 1543 /CABA. (Sala: Raúl González Tuñón / 1° P.) Costo localidades: desde $ 250.-

Tel. Boletería: 011- 5077- 8000 / Reservas: www.alternativateatral.com

País: Argentina – Año: 2017Duración: 50 min. Función: viernes 22:00 Hs.

En el teatro, la acotación se refiere a las notas o comentarios de naturaleza descriptiva que el autor incluye en una obra determinada para explicar detalles. Ahora, cuando el dramaturgo motoriza esas observaciones en un personaje, Didas, hablamos de teatro didáctico o Didascalias. El concepto, la puesta que ofrece el director Hugo Urquijo (“Vacas Sagradas”, 2016), en el Centro Cultural de la Cooperación.

Argumento: “Sur y Después” (de Vicente Muleiro), es una pieza con tres personajes que experimentan y cambian de máscara: Mario Alarcón (Julián), Daniela Catz (Frenchi), Sebastián Richard (Armando); completa la escena el narrador omnisciente Didas (Horacio Roca), que lee esas acotaciones que a su vez incluyen los poemas que el protagonista, Julián, escribe. Un cuadro en composé, bajo la mirada atónita del actor-músico en escena, Federico Marrale. Asistimos a la historia de Julián, desde que regresa desilusionado, abatido, a un lejano paraje de la meseta patagónica donde quedó su mujer y sus hijos. Sin trabajo, carente de proyectos, no se reconoce a sí mismo. Es la sombra que precede a la muerte.

El término “Didaskalia” (del griego: διδασκαλία, literalmente "enseñanza" o "exposición clara"), en la antigua Grecia, era la enseñanza e instrucción al conjunto de actores sobre las tablas. También se reconoce como “el marcado de escena”, que el director propone a sus dirigidos. Son los dispositivos de lenguaje, para hacer más reales los diálogos de una obra. En cine, marca el valor agregado en la construcción del verosímil. Con esta advertencia se encontrará el espectador en la coqueta sala de 94 butacas, bien cerca de los actores, donde se siente hasta la respiración de los protagonistas. Un montaje intimista, para 50 minutos de lirismo y poesía en movimiento.

La estética del género, rescata la firmeza y textura de la voz de Didas, (un Roca impecable en la declamación), que paciente lleva el cuento al drama, la tragedia. Es la voz omnisciente que señala, describe y consuela. Julián (Mario Alarcón, un actor de gran trayectoria, siempre suficiente), pasa parte del tiempo de espalda al público (un símbolo), juega con el poder de su repentización y descarga tensión y catarsis. Julián es un loser, pero se cree un winner. Es la impotencia ante la derrota populista. Hay espacio para guiños a la cumbia que se apaga, a personajes del afuera (política y actualidad). Julián ocupa el centro del plano, expresa nostalgia de un tiempo perdido; en ese enclave, se inserta las notas del melodrama.

En el escaso tiempo del envío, un reguero de citas del ensayista que provocan humoradas: de fútbol, el Club Ferro Carril Oeste y su época de gloria (Campeón del Nacional, 1982), el DT. Carlos Griguol y jugadores campeones (“Cacho” Saccardi, etc.). Julián le habla a esos fantasmas del pasado y presente, estando incluso en un neuropsiquiátrico. Los textos trabajan la nostalgia como un canto, es una rapsodia al sur. Fastidioso repite hasta el hartazgo su catáfora dilecta: tengo que comprar atún a mi gato. El protagonista odia, cuando la suerte le es esquiva; odia al público que no tiene, a su trabajo y a la radio. Es el retrato de un periodista al que la vida le pasa factura y recién se anoticia. Cristaliza el drama costumbrista en poesía: Las ultimas quejas se escriben en la nieve”. El fracaso en el sur también existe.

Completada la lectura de Julián, como metáfora de los que proponen la batalla cultural, y la cultura le pasó por arriba. Un personaje romántico que al calor de promesas y sueños incumplidos, allí escribe, baila cumbias en el Bar Las Farolas, encontrando el hombre alivio y comprensión en los brazos de Vicky ese amor prohibido extra familiar – que lo contiene. Sólo así, en los brazos de una corista, alcanzará la felicidad.

 

Las acotaciones al margen concluyen, en un dispositivo didáctico paradojal: Vierte información en salva, pero aporta escasa tensión a lo jugado. ¿Es que el suspenso debe ser explicado? Exento de catarsis, la didascalia no otorga aprendizaje. El encuentro, el clímax, El Rendezvous, hace mutis por el foro en una simplificación narrativa de autor: siempre es la falta de aire lo que mata”.

 

Teatro Didáctico Didascalia para un cuento patagónico: La batalla cultural perdida de un bohemio y su poesía. Mario Alarcón, en la epidermis de un hombre despojado de presente y futuro.

 

Puntaje de la obra de teatro: 3 Tribunas

Puntaje actor protagónico: Mario Alarcón 4 Tribunas

Referencias:

5 Tribunas: excelente /imperdible

4 Tribunas: muy buena

3 Tribunas: correcta / buena

2 Tribunas: regular

1 Tribunas: mala /pésima

 

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Gustavo Contarelli

 

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