Fiel a su estilo, Cristina sigue desarrollando su campaña para las elecciones legislativas haciendo lo que es común en ella, subir la apuesta, y al mejor estilo Goebbels, no tiene ningún empacho en aplicar el "miente, miente que algo quedará".
Un detalle curioso es que, quien se negara sistemáticamente a hablar con la prensa, ahora se dedique a dar entrevistas que, salvo las realizadas por Luis Novaresio para el portal Infobae y el diario El País de España con el periodista Carlos Cué, las siguientes, en honor a la verdad, se asimilaron más a una nota de color de una señora contando historias fantásticas que una entrevista a una expresidente.
Incluso, hasta se animó dar una conferencia de prensa en el Instituto Patria, en la que solo se permitieron siete preguntas sin, por supuesto, poder repreguntar.
De todas maneras, en absolutamente todas estas entrevistas, hubo un común denominador, invertir la carga de la prueba; un mecanismo harto sistemático no solo utilizado por Cristina y el kirchnerismo, sino que es una vieja táctica practicada desde siempre por políticos de izquierda y populistas. Esto es, dicho en otras palabras, acusar a los demás de sus propios errores y/o defectos.
Podríamos comenzar la lista con esta frase: “El Presidente tiene un listado negro de unas 500 personas y que él interpreta que si no estuvieran en Argentina y las mandaran en un ‘cuete’ (así, textualmente pronunció Cristina la palabra cohete) a la Luna se acabarían los problemas del país. Sé que debo encabezar esa lista”, y concluyó: "Macri quiere mandarme a la Luna en un "cuete", y como en la Luna no hay vida busca, en realidad, hacerme desaparecer”.
Más allá de que esta frase es una total falacia y despropósito que no tiene sustento alguno, vale recordar que ella misma, en una de sus tediosas cadenas nacionales a las que nos sometía dijo, textualmente: "Si fuera una genia haría desaparecer a algunos, como hacen los genios". Seguramente, un psicólogo diría que la traicionó el subconsciente, ¿o no?
Sin embargo esa no fue la única vez que dijo algo traicionada por su subconsciente. Recordemos que en otra cadena nacional también dijo: "Sólo hay que tenerle miedo a Dios y a mí, un poquito".
Pero aquí no terminan las mentiras de Cristina ni mucho menos. También habló de persecución a periodistas. ¿Es necesario aclarar que no hubo más persecución y ataques a la prensa bajo gobiernos democráticos que durante el kirchnerismo? Sin ir muy lejos, podríamos poner como clarísimo ejemplo la mamarrachezca Ley de Medios K, que no solo fue creada para perjudicar al Grupo Clarín; también para crear una serie de medios dependientes del Estado para poder controlarlos y manejarlos.
No conforme con todo esto, la expresidente tiene la caradurez de hablar, tanto en sus pseudo entrevistas como actos de campaña de la justicia, vociferando que no solo ella, sino exfuncionarios de su gobierno y, por supuesto, sus hijos, son perseguidos políticos por una justicia obsecuente con el poder ejecutivo actual.
En la entrevista que le realizara Chiche Gelbung a través del canal de noticias Crónica dijo: "En la cárcel con este Gobierno puede terminar cualquiera, hay un manejo descarado del Poder Judicial para perseguirme"; "No hay Poder Judicial; "el Poder Judicial está muy desprestigiado"; "No creo que haya ningún Gobierno en el mundo exento de funcionarios que cometan corrupción. Pero ahora tenemos un Gobierno que utiliza el Estado para favorecer los negocios de su familia".
Parece ser que Cristina se olvidó del "Concejo de la Magistratura" manejado por ella, o de la vergonzosa actuación de la Procuradora Gils Carbó, quien reemplazó a Esteban Righi, a quien obligó a renunciar por la denuncia que realizó el vicepresidente, en ese momento, Amado Boudou, quien acusó al exestudio del Procurador de tráfico de influencias tras dos encuentros con abogados. Además parece haber olvidado la creación de "Justicia legítima", y las persecuciones a Jueces y Fiscales como Bonadío, Campagnioli, Moldes y otros.
Pero si queremos ver un clarísimo ejemplo de lo que es "invertir la carga de la prueba" veamos lo que dijo en el acto en Mar Del Plata, donde sin la menor desfachatez habló de inflación y desocupación.
"Señores sabelotodo que nos enseñaban al gobierno cómo teníamos que bajar la inflación, ¿por qué no le preguntan hoy (al presidente Macri), que va a estar en el coloquio, si no hay consumo y hay desocupación y hay tasas de intereses astronómicas, cómo es que hoy hay inflación más alta que en el 2015?", dijo Cristina.
Durante sus ocho años de gobierno Cristina jamás habló de inflación, desocupación y mucho menos de pobreza. No solo eso, sino que la ocultaban y falseaban índices y datos. Sin embargo dijo que la inflación actual es superior a la de 2015. Claro, se referiría a la del INDEC que comandaba Guillermo Moreno, que era una verdadera farsa que no resiste el menor análisis. Lo mismo ocurre con la desocupación.
Aunque lo más ilógico, fue cuando en ese mismo acto dijo, en alusión al coloquio de IDEA donde participan empresarios, dirigentes políticos y periodistas, y al que nunca asistió durante sus dos mandatos como presidente de la Nación: "¿Qué nos decían en estos coloquios? Que la inflación era producto de que había mucho consumo y entonces la demanda recalentaba la economía", cuando en realidad, quienes afirmaban eso mismo, para justificar la inflación que negaban, eran ella y Axel Kicillof.
En definitiva, no encontramos nada nuevo. Cristina intentó vender una imagen de buena, tolerante y comprensiva, pero es más que claro que el personaje no le dio resultado, y volvió a ser ella. Por lo tanto, sigue ofreciendo lo único que puede ofrecer, una catarata de mentiras infantiles y fantásticas que solo existen en su delirante imaginación y en el supuesto "cuete" que dice la quiere poner Macri para mandarla a la luna.