Hoy los Estados Unidos de Norteamérica representa una nación profundamente dividida, que padece una grieta política, social, moral como pocas veces vista en su historia. El escándalo en torno a la horror-story del mega productor cinematográfico Harvey Weinstein, un violador sexual serial, es paradigmático no sólo de ese Hollywood sumergido en un pantano fétido, sino de gran parte de la dirigencia política del país en Washington D.C., falto ambos de valores morales, corruptos, mentirosos y desconectados con las verdaderas necesidades de su pueblo.
Hollywood nos presenta ante nuestros ojos, en muchos casos, un desfile de personajes de la pantalla que aparecen constantemente en los medios de comunicación pretendiendo con una dosis increíble de hipocresía darnos clases de cómo debemos comportarnos moralmente, socialmente, políticamente, siempre de acuerdo a los valores de la izquierda progresista, viviendo al mismo en medio de una riqueza obscena, en medio de la promiscuidad y el desenfreno. Estas mismas actrices y actores y productores cinematográficos, supieron muy bien durante 30 años de la conducta aberrante de Weinstein, y callaron, y fueron sus cómplices, al grado tal que la actriz Merryl Streep, en un evento cinematográfico, se atrevió a definir a éste como un “Dios”. Docenas y docenas de jóvenes actrices fueron sometidas al abuso de este repugnante depredador, de lo contrario pasaban a integrar listas negras, lo que reducía enormemente sus chances de escalar en la cuna del cine. Muchas de ellas consentían con estas prácticas, pero muchas no, y aquéllas que lo hicieron lo están denunciando ahora en cadena, una detrás de la otra, produciéndose una especie de catarsis colectiva.
Weinstein había podido construir una red internacional para satisfacer sus aberraciones. Roberto Faenza, un director y escenógrafo italiano, conocedor del ambiente de Hollywood, afirmó en una reciente entrevista que han sido docenas las jóvenes actrices italianas que han tenido que ir a la cama con Weinstein para poder iniciar su carrera en la metrópolis del cine, agregando que el representante en Roma de la productora de cine Miramax, de Weinstein, era Fabricio Lombardo que no tenía idea de la producción cinematográfica y que se dedicaba casi exclusivamente a seleccionarle presas femeninas fáciles en Italia. Frente a este escándalo de Weinstein y la hipocresía de Hollywood, es confortante saber que en la Argentina existen personalidades del espectáculo, como Ricardo Darín y Campanella, para mencionar sólo dos ejemplos, que en sus actuaciones personales y profesionales son un contraste refrescante ante la corrupción hollywoodense.
Lo sintomático a destacar de este escándalo son las implicaciones políticas del caso, teniendo en cuenta las relaciones directas de Weinstein con parte de la cúpula del partido demócrata americano, en especial con los Clintons. No había celebración de cumpleaños de Harvey que no estuviera invitada Hillary, a la que financió generosamente su campaña con miles y miles de dólares que terminaran en su fraudulenta fundación. Hillary sabía muy bien quién era Harvey y sus desviaciones sexuales, y obviamente tenía experiencia en el tema con la vida privada de su libidinoso marido. Pero lo aún más chocante en Hillary es que durante las campañas electorales y aún hoy en día se erija en defensora de las mujeres. ¡Cuánta hipocresía!
Tampoco queda bien parada la gran prensa norteamericana. Muchos de sus periodistas o bien recibieron jugosas sumas de dinero por ocultar lo que todos sabían o bien no investigaron por razones ideológicas, porque obviamente Harvey era un notorio progresista. La famosa periodista norteamericana Sharon Waxman, ya allá por los años 2004-2005, había realizado una meticulosa investigación sobre el tema Weinstein para el New York Times, medio para el que en ese entonces trabajaba, llevándola inclusive en su investigación a Italia e Inglaterra. Waxman terminó su reportaje incriminando duramente a Weinstein y su entorno y lo presentó a su periódico que se negó a publicarlo por considerarlo no oportuno. La periodista, ya independiente, con su propio medio de prensa, The Wire, decidió hace pocas semanas dar a conocer finalmente el caso, desenmascarando a Weinstein y a todo su entorno de encubridores, causando así un gran escándalo con implicaciones políticas y sociales. Hollywood, evidentemente, está manejado por una verdadera mafia al estilo italiano con su código de “omerta”, de silencio, y el que no respeta este silencio termina en una lista negra con terribles consecuencias. Esta es la realidad.
Frente a este escándalo que estamos presenciando en los EEUU pensé espontáneamente en la mitología griega, en una leyenda de las más violentas y sangrientas. En el libro de Ovidio “Metamorfosis” se narra que Filomena fue violada por Tereo quien luego le corta la lengua para que no contara el crimen cometido. Filomena, por su parte, gran tejedora, realiza un hermoso tapiz contando en sus diseños lo sucedido para que se supiera el crimen y lo manda a su hermana para que ésta lo haga público. Tereo entonces las busca para matarlas, pero a tiempo las hermanas pueden convertirse en un ruiseñor y en una golondrina y Tereo se transforma en una abubilla, un ave de las más apestosas del mundo que construye un nido fétido hecho con heces mal olientes.
Afortunadamente las víctimas de Harvey Weinstein han podido conservar sus lenguas y afortunadamente ahora por fin hablan de las depredaciones que han sufrido. Y a Weinstein, ahora investigado por el Departamento de Justicia y el FBI, es de esperar que sea condenado y termine en forma ejemplarizante en la cárcel. Ojalá.