Al paso de los años, más allá de los gobiernos y los partidos políticos, los legisladores nacionales se otorgan a sí mismos un suculento sobresueldo libre de impuestos sobre sus ya abultados salarios. Se trata del canje de pasajes aéreos que les es otorgado cada año, un negocio millonario y de dudosa ética.
Para entender de qué hablamos, el mes pasado, el presidente de la Cámara de Diputados, Emilio Monzó, informó que, a pedido de las principales bancadas, duplicaba los "gastos de representación" que se cobran con el sueldo -llevándolos de 10 mil a 20 mil pesos- y aumentaba a $1.350 el valor de canje de cada pasaje de avión y a $650 el de los tramos terrestres. Como cada diputado dispone por mes de 20 tramos aéreos y 20 terrestres, se trataría de un total de $40.000 de sobresueldo si canjearan todos sus pasajes. Monzó nunca hizo pública la resolución oficial.
Quien viene investigando el tema es el colega Leonardo Mindez, quien asegura que la maniobra “se hace en sigilo, tratando de mantener alejado del escrutinio público esta prebenda que comparten fraternalmente las principales bancadas”.
El siguiente Storify, hecho justamente por Mindez permite entender la magnitud del negocio-negociado:
Los "Negocios" no se tocan