De acuerdo a recientes investigaciones de la agencia gubernamental norteamericana DEA, encargada de la lucha contra el narcotráfico, Cuba es nuevamente centro importante para el envío y almacenamiento de cocaína que luego es distribuida en mercados de los EE UU y Europa. Frente a grandes dificultades económicas el castrismo recurre otra vez al narcotráfico como fuente de financiamiento y gran parte de esta “ayuda financiera” viene de Venezuela, como lo insinuara el Secretario General de la OEA, Luis Almagro, semanas atrás, afirmando que “en Venezuela, toda la estructura del Estado está tomada por el narcotráfico, y es un hecho que hay un ejército de ocupación cubano actuando en su territorio.”
Son evidentes las conexiones estrechas del gobierno de la isla con la cúpula del narco-Estado venezolano, ofreciéndoles asesoramiento, vías de transporte internacional, a cambio de importantes sumas de dinero, que ayudan a mantener a flote la catastrófica economía de la isla. Aquí las estrechas relaciones están dadas especialmente a nivel militar, con los miembros del llamado Cartel de los Soles, cuyo nombre viene del emblema del uniforme de los generales venezolanos. No hay que olvidar que los corruptos altos mandos venezolanos en su mayoría han sido entrenados en Cuba, y son los mismos que permiten la fuerte presencia militar en su territorio, donde actúan activamente en sectores como las aduanas, en el espionaje y en el narcotráfico. Además es sabido que el Cartel de los Soles tiene en sus manos el monopolio del tráfico de drogas del país, manteniendo a su vez estrechas relaciones con los cabecillas de diferentes frentes de las FARC colombianas, que siguen activas en el negocio de la cocaína. Tengamos en cuenta que el capo del Cartel de los Soles es Diosdado Cabello, actual primer vicepresidente del gobernante partido PSUV y hoy en día el hombre más poderoso del país. Para el senador republicano Marco Rubio Diosdado Cabello es el Pablo Escobar venezolano. El hermano de Diosdado, José David Cabello actúa como responsable de las finanzas de este cartel, habiendo llegado a ocupar el cargo de embajador venezolano ante el Consejo de Seguridad de la ONU. Él es el hombre contacto con Cuba.
Fichas claves del narco Estado venezolano son también el ex gobernador del Estado de Aragua y ex ministro del interior Tareck el Aissami, hoy vicepresidente ejecutivo del país. Tareck es un pesado narcotraficante, uno de los capos del Cartel de los Soles, siendo el vínculo del Hezbollah para América Latina. También es el creador, junto a especialistas cubanos, de una fuerza de choque revolucionaria que se asemeja mucho a la Gestapo nazi. Con asesoramiento cubano es responsable del armado de compañías, lavadoras de dólares, que tienen cuentas bancarias no sólo en Venezuela sino también en Panamá, Santa Lucía, Miami y el Líbano. Tareck el Aissami es considerado como uno de los narcos más ricos del país y famoso por su avaricia.
Y para terminar esta escueta nómina de narcotraficantes chavistas con estrechos vínculos con Cuba citemos al impresentable narco Tareck William Saab, actual fiscal general del país, un delfín de Fidel y ahora también de Raúl Castro, que ve en él un hombre que podría suceder en la presidencia de Venezuela a Maduro. Un ejemplo de sus bajos instintos, de su intolerancia y de su peligro, lo dio días atrás al responder a un comentario periodístico diciendo “Cobarde, dime en la cara lo que escribes de algún inodoro en Miami y te partiré la cara en dos.” Todo esto en un país que en noviembre pasado aprobara una ley contra el odio, la intolerancia y la violencia, con penas de hasta veinte años de cárcel. Tareck William Saab fue retenido semanas pasadas en el aeropuerto de México por estar requerido por la Interpol por sospechas de narcotráfico internacional.
El gobierno actual de EEUU tiene ya confeccionada una lista de dirigentes narcos del gobierno venezolano que no pueden tocar suelo norteamericano porque están siendo investigados por diferentes fiscales federales, principalmente en la ciudad de Nueva York y de Miami. En estas investigaciones participa una unidad de elite de la agencia DEA, que desde hace dos años viene preparando los casos, apoyados en las declaraciones de ex traficantes, militares desertores y antiguos altos funcionarios venezolanos. Una de las principales fuentes de las acusaciones de que Venezuela es un narco Estado y que mantiene vínculos estrechos con Cuba los aportó Leamsy Salazar, un militar venezolano que fuera jefe de seguridad y guardaespaldas del fallecido Hugo Chávez y que continuara en estas funciones bajo órdenes de Diosdado Cabello. El militar desertó y llegó a Washington D.C. como testigo protegido y se espera en los próximos meses acusaciones concretas contra altos mandos venezolanos y más pruebas del involucramiento cubano. Leamsy Salazar ya relató a los agentes federales en forma documentada acerca de docenas de operaciones de envío de cocaína de Venezuela a Cuba.
A las actividades del narco Estado venezolano y su estrecha relación con Cuba se ha sumado en los últimos meses las actividades de un nuevo narco Estado latinoamericano, Bolivia. También aquí el relacionamiento con Cuba en estos negocios ilícitos es evidente. Tal es así que la DEA tiene información seria que Cuba es un centro importante para el envío de cocaína boliviana a los carteles mexicanos con destino a los EEUU. La designación del actual embajador de Bolivia en Cuba, el ex ministro de la presidencia Juan Ramón Quintana, no sería casualidad, sino que estaría relacionado con la estrategia de utilizar a Cuba como centro de acopio de la cocaína de los carteles bolivianos. Quintana es una figura clave del narco Estado boliviano y pertenece al círculo íntimo de amistades del vicepresidente Álvaro Liniera.
Diferentes arrestos de narcotraficantes bolivianos en Brasil en los últimos meses también demuestran la estrecha relación entre miembros del partido del gobierno MAS con dirigentes del narcotráfico de Cuba. En julio pasado la detención en San Pablo de Romer Gutiérrez Quezada, figura importante del MAS, con cien kilos de cocaína, es una de las tantas pruebas de esta conexión. Ya en el año 2010 Quintana, el hoy embajador en Cuba, y la ex Miss Bolivia Jessica Jordán, entonces de veintiocho años, fueron fotografiados entrando y saliendo con maletas de la casa de un conocido narcotraficante. Jessica Jordán continúa activa en el negocio del narcotráfico y fue hasta el 20 de octubre pasado la cónsul boliviana en Miami, teniendo que dejar el cargo al ser investigada, ella y su esposo, por sus contactos con el narcotráfico internacional. El mismo motivo adujeron las autoridades norteamericanas para que dejara su puesto anterior como cónsul en Nueva York.
El involucramiento de Cuba en el narcotráfico internacional no es nada nuevo. Ya en los años setenta y ochenta, el propio Raúl Castro era considerado como el jefe del llamado Cartel de la Habana, como lo demostrara en un documentado libro que publicara en el año 2007 en la editorial Intermedio en Bogotá, titulado “El Gran Engaño, Fidel Castro y el narcotráfico internacional”. Los paralelos de este involucramiento entonces y ahora son evidentes, aunque ahora con nuevos protagonistas. Ahí tenemos actualmente al narco Estado venezolano y al narco Estado boliviano, junto a varios frentes de las FARC, que siguen financiándose con el negocio del narcotráfico, y Cuba, como aquél entonces, coordinando, actuando como enlace, como lugar estratégico de almacenamiento a cambio de grandes sumas de dinero que van a parar a los bolsillos de la dictadura de la isla. Como en los años setenta y ochenta el castrismo frente a dificultades económicas recurre al narcotráfico como fuente de financiamiento. Entonces por orden de Raúl Castro, a cargo del ministerio de Defensa en esta época, se declararon los cielos de Cuba abiertos a todo tráfico de aeronaves y embarcaciones que llegaban cargados de cocaína, provenientes de Sudamérica. Ahí se abastecían de combustible, hacían escalas técnicas y luego partían con destino a las costas de la Florida. Líderes del narcotráfico internacional como Pablo Escobar, Carlos Leder, los hermanos Ochoa, el mafioso Robert Vesco eran figuras siempre bienvenidas en la isla. Muy bien describe esta época la profesora de ciencias políticas de la Columbia University, Rachel Ehrenfeld, especialista en temas de narcotráfico y lavado de dinero en su libro “Evil Money”: “En los primeros años de la década de los ochenta se comenzaba a edificar la alianza entre terroristas y narcotraficantes; el casamentero en esta boda fue Fidel Castro.”
En aquella época las marionetas de los hermanos Castro eran Noriega, el Cara de Piña panameño, los hermanos sandinistas Ortega de Nicaragua, los guerrilleros terroristas de las FARC y del ELN columbianos, infiltrados en varios países latinoamericanos, banqueros corruptos e intelectuales sin escrúpulos que buscaban el enriquecimiento personal. Hoy en día los protagonistas son otros, pero la estrategia cubana es la misma.