Los medios de información habituales, especialmente los televisivos, ofrecen un grado de influencia sobre la preocupación y el miedo al delito en la sociedad, eso es harto sabido, pero ¿Cuánta inducción tienen sobre los delincuentes?

Las noticias, en muchas ocasiones, se repiten hasta el hartazgo, generando la protagonización de ciertos individuos. Ello, en algunos casos, desemboca en que uno o un grupo de delincuentes actúen de la misma manera que otro, con la convicción de que su acto ilícito será patrocinado por la prensa.

Si se toma en cuenta una de las últimas apreciaciones que pueden ser comparadas, vale relacionar el asesinato del colectivero Alcaraz de la línea 620, con los dos impactos de bala que recibió el colectivo de la línea 110 que, afortunadamente, no dejaron ningún herido.

Como si esto último no diera cuenta de la influencia de los medios hacia los criminales, si se mira hacia un caso de revuelo hiperbólico, puede mencionarse el incremento de “femicidios” en el momento en que se inició la movida de “Ni una menos”.

El otrora consejero de la Magistratura y abogado penalista Alejandro Fargosi, al ser consultado por Tribuna de Periodistas sobre si es certero que los medios de comunicación tienen poder sobre las mentes criminales, supo responder: “Absolutamente sí. Esta estudiado” y agregó “diría (que es) una publicidad”.

Tribuna de Periodistas también se contactó con el diplomado en criminología Franco Pelaez, quien supo argumentar que “eso requiere una explicación sociológica y hasta antropológica si se quiere. Desde mi punto de vista lo que hacen los medios es visibilizar una problemática ya instaurada. Eso puede ayudar o no. Por una parte genera una psicosis, pero desde otro punto de vista enfoca el problema de la justicia, entonces permite ejercer una mayor presión social ante la falta de soluciones. Y eso puede ayudar a que la fiscalía investigue profesionalmente y los jueces fallen”.

También explicó que “desde lo delictual, según mi entender, puede que influya en algún caso aislado en torno a los pibes que delinquen buscando una valoración social de determinado entorno que pertenece a un sector marginal, los cuales se dedican a cometer estos hechos. En determinados lugares se ganan el respeto así”.

Aunque el especialista enfatizó en el tema de la droga y fundamentó: “Hay un mal mayor y ese mal es la droga. Una persona que está presa de las adicciones no razona como alguien que no está en ese camino. Y ahí no considero que influya” y agregó que “el gran problema que tenemos son las adicciones. El que delinque porque esta drogado, el que se droga para delinquir, el que delinque para drogarse… así vamos con las adicciones, y al alcohol también”.

Encuadre

Según un estudio de la Universidad de Buenos Aires y de la Universidad Nacional de Quilmes, dependiendo del framing (encuadre) del periodista, es el punto de vista social de una persona en particular.

Lo que explica el análisis básicamente es que el delincuente es dignificado o humillado socialmente dependiendo del punto de vista del cronista que explica el hecho en sí.

Según se desprende del infirme “Los marcos producen y limitan el significado dado a los temas, en tanto generan formas diferentes de ver la realidad. Es clave destacar aquí la noción de noticia como producto de creación subjetiva, ya que permite enfatizar el rasgo constructivista de esta teoría, plasmado en todas sus instancias de análisis: el proceso de elaboración del discurso informativo, las huellas dejadas en el texto y los efectos generados en las audiencias”.

Además se puede leer que” A estas ‘tendencias irresistibles’ que consolidan la generación de pánico moral se agrega el que las noticias enfocan su atención más en los actores que en sus acciones, debido a la naturaleza dramática del interés humano en las historias. Caen en una cobertura personalizada y emocional, desatendiendo la documentación de las condiciones objetivas. Abordar el análisis político desde las causas y las consecuencias puede ser más importante, pero sin duda es menos excitante”.

Conclusión

No sucede en todos los casos, pero los medios de información pueden llegar a influir en la percepción de un delincuente, así como también de una persona de bien.

La influencia del criminal depende principalmente de dos tópicos: el primero refiere a ganarse el respeto en algún grupo o lugar en particular, y el segundo tiene que ver con la fama (mala) que quiere obtener a nivel social.

Por dichos motivos el periodismo debería ser objetivo e imparcial, contando los hechos tal cual son, sin exageraciones, sin excepciones, y sin brindarle importancia a quien comete los actos.