Remeras, pañuelos, muñecas de trapo, frascos de miel, empanadas veganas y los clásicos de siempre: “Chori”, “Paty” y “Bondiola”. Estas son algunas de las cosas que se pueden conseguir en medio de las manifestaciones en la Plaza del Congreso mientras los diputados debaten en la Cámara Baja el proyecto de Ley sobre la despenalización del aborto.
En el transcurso de la semana, Juan Carlos Alarcón y su mujer se dedicaron a coser pañuelos. En el día de la fecha, muy temprano por la mañana, se subieron al colectivo desde Barracas y al llegar a la Plaza del Congreso se dividieron. Él enfiló para el lado de Belgrano con los pañuelos celestes, ella avanzó hacia Corrientes con los verdes.
Llegada la media tarde, Juan Carlos, miembro fundador del sindicato de vendedores ambulantes, reconoció: “Y, la verdad que a ella le fue bastante mejor, vendió un montón”, aunque no pierde esperanzas, aún le quedan las banderas argentinas, la cuales vende por 150 pesos.
Vanesa y su hijo Cristian llegaron muy temprano desde Florencio Varela. En una esquina sobre Hipólito Irigoyen -del lado celeste de la plaza- venden pañuelos de los dos colores. “Los verdes se venden más” asegura ella, y agrega que “los tenemos que vender acá porque si pasás del otro lado con los celestes, te matan”.
Luis Ochoa vino desde Merlo para vender pañuelos para los dos bandos. Cuenta que se los compró al mismo proveedor a 30 pesos cada uno. “El sábado me vengo con las banderas para el mundial, porque no estoy vendiendo nada”, rezonga.
Para los compradores compulsivos, el lado verde fue una panacea: desde tarros de miel orgánica hasta cactus y suculentas se vendían en los puestos de las distintas organizaciones y los vendedores de ocasión. La avenida Rivadavia parecía una feria.
Lila llegó para vender sus muñecas de trapo a 220 pesos cada una. La particularidad de estas muñecas era la mezcla de los rostros de las Madres de Plaza de Mayo Nora Cortinas y Taty Almeida, o la dirigente de la Ctera, Sonia Alesso, con los de Frida Kahlo o Nairobi, personaje de “La Casa de Papel”, incluso, en referencia a la misma serie y el vínculo con el contexto coyuntural, habían remeras con la leyenda “empieza el matriarcado”.
En la repisa donde Lila vendía sus muñecas, también se encontraba una con la cara de la otrora presidenta Cristina Kirchner, quien hasta ahora ostentaba una postura contraria a la Ley y no llevaba el pañuelo verde.
A un costado las remeras feministas se vendían como pan caliente, estuvo entre lo que más se vendió en la tarde de hoy, y entre las más demandadas se encontraban aquellas con leyendas tales como: “Al patriarcado lo hacemos concha”, “Ni una menos” y “Mi cuerpo, mi decisión”, cada una con un valor de 100 pesos.
Sin embargo, al mediodía, cuando el frente frío helaba los huesos de los allí presentes, los que hicieron el negocio cerrando la grieta entre los verdes y los celestes fueron los que optaron por el famoso y tan aclamado choripán. “Al chori chori” grita Luis sobre avenida Rivadavia, al tiempo que asevera que “nunca falla”.