Los medios de desinformación se han acostumbrado a generar fuertes y perniciosas operaciones de prensa, es algo normal, ya sea por seguir la falaz historia oficial o por cobrar un oneroso sobre bajo mesa.

Lo que ha generado ello es un pueblo desinformado y discutiendo por tópicos que desconocen aunque aseguren conocer. Claro, “si lo dicen en el informativo debe ser verdad” se justifican y con total validez.

Es una pena que el periodismo esté comprado, militando o simplemente en un estado ignorancia. Es ilógico, aquellos que se supone que deben informar se encuentran completamente desinstruidos y hablan sin tener conocimiento alguno de lo que sale de sus bocas.

Los casos más elocuentes son el del atentado a la AMIA y el de la muerte del fiscal Alberto Nisman. Ningún periodista de los que hoy hablan con presunto conocimiento se tomaron el tiempo de revisar sendos expedientes, de ser así, jamás dirían las barrabasadas que dicen.

Nisman, hoy ovacionado por los medios y el público, fue el responsable de, no solo frenar, sino incluso retroceder en los avances que se habían generado en la causa del atentado a la AMIA, a raíz de ello fue fuertemente reprochado por los familiares de las victimas que dejaron de respirar aquel fatídico 18 de julio del 94, minutos antes de las 10 de la mañana.

Por caso, es dable mencionar que los periodistas son aquellos que hablan de un memorándum sin tener conocimiento de lo que se trata.

Para poder entenderlo, el memorándum era un acuerdo que consignaba la posibilidad de una investigación independiente de aquel atentado en un país que no se encuentre involucrado. Es decir, era el único consenso que lograría dilucidar lo sucedido aquella fatal mañana.

El Gobierno de turno no se encuentra exento de esta trama, ya que hace rato viene haciendo campañas en patrocinio a la verdad y justicia, tanto en el caso AMIA como en el de Nisman.

Verdad es justicia dicen, en ese contexto, no hay que olvidar que el mismísimo ministro de Justicia de la Nación, Germán Garavano, eyectó a Mario Cimadevilla de la Unidad Especial AMIA cuando empezó a notar las contradicciones respecto de la culpabilidad de los iraníes y en el momento que comenzó a notar la cascada de pruebas que aparecían en el expediente de marras contra Siria.

Todo esto lo ocultan los medios de desinformación vernáculos, esconden la verdad y evaden las responsabilidades de ser los señores portadores de la información.

Lo propio sucede en las más altas esferas del poder, no se debe olvidar aquella cena que Mirtha Legrand compartió con la diputada oficialista Elisa “Lilita” Carrió, donde ésta última felicitó al periodista de Clarín Daniel Santoro por avanzar en el caso AMIA. Santoro fue el inventor del inexistente camión bomba y es uno de los periodistas que más ha desinformado y operado en la causa mencionada.

No se puede evitar, todo lleva al mismo lugar: El desinterés de la política por esclarecer los hechos más emblemáticos, la inoperancia del periodismo que se llena la boca de falacias, estupideces e incluso contradicciones y, por supuesto, el detrimento social que en conjunto ello genera.