Cristina tiene un mayordomo, casi un felpudo apellidado Parrilli. Sin embargo ella lo llama “Pelotudo”, por teléfono en forma reiterada. Este individuo hoy, por orden de la patrona, trató nuevamente de “burra” y de “no saber ni sumar” a Margarita Stolbizer.
La reacción agresiva fue porque la líder del GEN volvió a producirle un gran dolor de cabeza a Cristina, la senadora por la minoría de Buenos Aires. Las nuevas denuncias de Margarita Stolbizer y su abogada, confirman que los niveles de corrupción y enriquecimiento de Cristina son infinitos. Y que la asociación ilícita destinada a saquear al estado tuvo la jefatura primero de Néstor y luego de Cristina.
Este aporte documental también confirma que Osvaldo José Sanfelice (a) Bochi, el socio de Máximo Kirchner en la inmobiliaria es una especie de segundo Lázaro Báez, un testaferro coordinador de un cartel de testaferros. Cristina no es una santa y el Bochi, pese a su apellido, tampoco es el patrono de la felicidad.
En la nueva presentación se revela el rol de Cristina como “socia oculta” de una empresa de digitalización de documentos que tiene 100 empleados y que facturó el año pasado más de 380 millones de pesos.
La compañía llamada Lakaut fue creada poco tiempo después de que Ricardo Echegaray, cuando no, al frente de la AFIP creara la necesidad y la obligación de digitalizar y certificar documentos físicos para poder archivar. Simultáneamente facilitaron la creación de esta empresa que, con información calificada, llegó a ser casi monopólica.
Otra de las cuestiones que la presentación ante los tribunales demuestra es que Sanfelice se cansó de comprar propiedades, terrenos, el hotel Waldorf y siempre pagó en efectivo, con dinero físico, como dice Fariña.
En el 2008 la cuestión de las compras se aceleró. Fue aluvional y casi compulsiva. Es que las denuncias de los periodistas independientes y de los políticos honestos eran balas que picaban cerca. Tuvieron que desprenderse rápidamente de esas montañas de dólares sucios. Era dinero que quemaba las manos.
Esto produce dos preguntas: ¿De dónde sacó esa plata Sanfelice? No tiene ingresos que justifiquen ni el uno por ciento de lo que adquirió.
Las denunciantes que tienen una ONG por la transparencia llamada “Bajo la lupa”, creen que esa catarata de billetes salían de los cientos de bolsos y valijas que Daniel Muñoz recibía ilegalmente en el departamento de Cristina, en Uruguay y Juncal o en la quinta de Olivos y que escondían en Río Gallegos, en la casa de Marta Ostoic, la madre de Néstor Kirchner.
Si tiran de esa cuerda puede aparecer una parte importante de todo el dinero robado por la familia presidencial. Otra parte, está en las casas que compró Daniel Muñoz en Argentina y en Estados Unidos y gran parte en las más de 1.300 propiedades y los 1.100 vehículos de Lázaro Báez.
Esta es una respuesta con datos, cifras, documentos probatorios a la pregunta, ¿Dónde está la plata que se robaron? Sanfelice también compró una chacra lujosa con helipuerto y amarradero para embarcaciones en Puerto Panal, en el partido de Zárate. Allí también compraron Julio de Vido, Fabián de Sousa y Máximo Kirchner.
Amigos son los amigos. En sus mansiones, los muchachos hicieron reformas sofisticadas y berlusconianas. De Vido puso pajareras con humidificadores y sensores de temperatura y Fabián hizo un extraño trabajo en madera como si fuera una marina privada por pedido de su esposa. No se privaban de nada los muchachos. Es fácil vivir como reyes con el dinero del pueblo argentino.
Con el comienzo de la investigación la justicia va a poder atrapar a Sanfelice que hizo operaciones multimillonarias y dejó todos los dedos pegaos porque nunca tuvo ingresos de esa magnitud.
Hay que decir que igual que los Kirchner, y los Báez, el Bochi también involucro en estos negociados turbios a su familia. Marta Leiva, su esposa aparece como empleada Lakaut y su hija, María Martha también recibió donaciones inexplicables y adquirió inmuebles casi sin tener ingresos declarados.
La plata fluía de una suerte de dinero ducto que iba de la Capital hasta Río Gallegos y de ahí a distintos lugares del mundo. Por eso los delitos probables son los de asociación ilícita, enriquecimiento colosal, lavado de dinero y malversación de fondos públicos.
Sanfelice tenía amplios poderes firmados por Néstor para comprar, vender, administrar y disponer de sus bienes. Era casi de la familia. El riguroso trabajo de Stolbizer y Silvina Martínez fue volcado en un libro llamado “Ella miente, Cristina y los dos mil millones de dólares” que fue presentado en el programa de Luis Majul.
Una parte del texto define a San Felice como “un perro fiel” de la familia Kirchner y aunque su imagen no es muy conocida en los grandes medios, en Santa Cruz, todo el mundo sabe que Sanfelice es sinónimo de negocios sucios de Kirchner. Por eso le piden al juez Daniel Rafecas la inmediata indagatoria del jefe del cartel de los testaferros.
Es un entramado monumental de prestanombres que intentan ocultar lo inocultable. Es que la cantidad de pruebas son abrumadoras. Los personajes de las distintas sociedades casi inactivas son los mismos que se entrecruzan, los domicilios en varios casos son idénticos, hay préstamos de montos muy elevados que nunca se pagan y que casi no tienen intereses. Más que préstamos parecen regalos. O retornos.
Son varios los negociados y las estafas. Pero en muchas aparece Ricardo Echegaray como el primer motor de todo.
Fue el creador del “régimen de resguardo de documentación aduanera” y es la AFIP bajo su mando la que otorga la única habilitación para realizar ese trabajo a Lakaut. La empresa hoy es importante y exitosa y cuenta con 30 mil clientes.
Una de las sedes es la calle Lima 35 piso 12, el mismo domicilio legal que tuvo Hotesur, que regenteaba el hotel más grande de los Kirchner, el Alto Calafate. Otra: uno de los vehículos de Lakaut tiene una cédula verde a nombre de Osvaldo Sanfelice. Otra: Marta Leiva, la esposa del Bochi fue empleada de esa firma. Y hasta el famoso hotel Waldorf es de la familia Kirchner.
El contador arrepentido de los K, Víctor Manzanares confesó que Néstor le pidió varias veces que fuera a controlar que el Bochi no le robara en el hotel Waldorf. Su declaración está disponible para quien quiera oir.
Y como si esto fuera poco, ayer pudo verse en imágenes que la bóveda que existía en lo de Lázaro y que luego por arte de mafia fue transformada en una vinoteca y la bóveda de la inmobiliaria de Sanfelice y Máximo, fueron construidas por el mismo herrero y con el mismo diseño.
Mientras tanto, Cristina hace lo que se le canta. Hoy no fue a la audiencia del juicio oral y público en donde es juzgada como la jefa de la asociación ilícita destinada a darle a Lázaro Báez obras de vialidad que luego mediante un sobre precio fenomenal se transformaban en coimas y luego en dinero lavado.
La excusa que puso la ex presidente es una reunión con Sergio Urribarri, el ex gobernador de Entre Ríos, un encuentro que se podría haber hecho a cualquier hora y en cualquier lugar. ¿Y la justicia? Bien, gracias.
Los privilegios son también para su hija Florencia. Los peritos del Cuerpo Médico Forense han escrito en sus informes, con toda claridad que los problemas de salud que los médicos cubanos describen, tienen contradicciones y no pueden acreditar lo que plantean.
Y que aun así, Florencia está en condiciones de viajar en avión y si sus dolencias fueran ciertas, todas se pueden tratar con excelencia en la Argentina. Pero en la Argentina hay algunos que tienen coronita. Sobre todo los reyes de la corrupción y su jefa, la reina Cristina. Cristina seguramente no es una santa pero a cada santo le debe una vela. Sobre todo a San Felice.