“Por eso Mauricio, haz hablado de la pobreza, llévate el rostro de los pobres”. ¿Quién es el arzobispo de Salta que amonestó al presidente? Se llama Monseñor Mario Cargnello. Muchos argentinos habrán escuchado ese nombre por primera vez en esta celebración de la Virgen del Milagro, cuando después de invitar a Macri y a la primera Dama, Cargnello le espetó el reproche desde el altar.
No está mal que el presidente tenga presente la cara de la pobreza. Pero yo me pregunto ¿con qué rostros debería cargar Cargnello? Los casos que te voy a contar sucedieron en Salta y tienen como protagonistas a religiosos salteños acusados y sancionados por abuso sexual, pero no sólo.
Parece sacado de una serie de Netflix, pero no lo es. Sería una historia muy entretenida si no fuera porque además de los abusos por parte de religiosos, también hay vínculos con el narco mexicano y concretamente, con el Chapo Guzmán.
Monseñor Cargnello es arzobispo de la arquidiócesis de Salta desde 1999. Ha sido señalado como encubridor y fue llamado a testificar por la Justicia en casos verdaderamente sorprendentes. Veamos algunos.
Cuando un juez ordenó la detención del Cura Emilio Raimundo Lamas, bajo el cargo de “abuso sexual con acceso carnal agravado por ser cometido por ministro de culto reconocido y por la guarda contra dos menores que asistían a su parroquia”, uno de ellos monaguillo, Juan Carlos García (que era menor menor) y Carla Fernández Morales (también menor de edad y niño, luego asumió identidad femenina).
¿Qué hizo Cargnello? Se negó a entregar al fiscal las actas del juicio eclesiástico a Lamas que habrían colaborado a esclarecer tan aberrantes vejaciones a menores. Cargnello justificó su negativa en los tratados entre el Vaticano y el Estado argentino que le permiten a la Iglesia evitar las leyes de nuestro país. Algo realmente increíble.
Me pregunto: ¿Las caras de los chicos salvajemente violados no le impidieron al arzobispo salteño encubrir a su colega Lamas? Las víctimas de Lamas siguen luchando contra esa tremenda estructura de ocultamiento y encubrimiento que permite la impunidad de los victimarios. Desde febrero de este año Lamas ha vuelto a ser sacerdote y a realizar las tareas religiosas como cualquier otro cura.
¿Quién fue el encargado de dar tan buena noticia a la sociedad salteña? El Arzobispado de Salta, Monseñor Cargnello, quien parece desconocer el enorme porcentaje de reincidencia que presentan los delitos sexuales contra menores. ¿O esos rostros no le molestan?
Este otro caso parece salido de la imaginación de un guionista pero es la cruel desmesura de la realidad. Otro cura salteño: Agustín Rosa Torino. Imagino que con veinte años al frente del Arzobispado de Salta, Cargnello no podría argumentar no haber tenido el placer de conocer a Torino y su obra.
Agustín Rosa Torino está imputado por “abuso sexual ultrajante, agravado por ser ministro de culto”. Las víctimas son dos ex novicios y una ex monja de su congregación religiosa. ¿Qué congregación? Una creada por el mismísimo Rosa Torino llamada “Instituto Discípulos de Jesús de San Juan Bautista” que el cura salteño llevó a México.
¿Cuál era el interés de Rosa Torino por poner un pie en México? Miembros de esta congregación testificaron en primera persona y revelaron una trama de lavado de dinero del narcotráfico del Cártel de Sinaloa del Chapo Guzmán que usaba como pantalla la actividad de la congregación de Rosa Torino.
Escuchen esto porque supera la ficción: los ex novicios contaron cómo el cura escondía dinero en efectivo, fajos de dólares, dentro de la imagen de la Virgen de Guadalupe para sortear los controles de los aeropuertos. Cuentan que se movían en grupo de religiosos y escondían dólares en la ropa interior y en las estatuillas de los santos.
Según estos testimonios, llegaron a trasladar solo en un viaje un millón de dólares, en grupos de a 50 personas: cada uno escondía 20 mil dólares aproximadamente en la ropa interior, porque, claro, quién iba a palpar a los religiosos.
Según un testimonio impresionante, prelados del “Instituto Discípulos de Jesús de San Juan Bautista” bendecían a miembros del Cártel de Sinaloa y se movían con protección de personajes armados.
Uno de los ex seminaristas dijo que un narco, muy religioso él, le dio a Rosa Torino cincuenta mil dólares para arreglar el techo de una de las iglesias de la congregación. Cuando vio las fotos en los diarios, se enteró de que el tipo era… ¡el Chapo Guzmán! Dentro de la congregación era moneda corriente el abuso sexual y el uso de estos novicios como mulas para transportar dinero negro.
Cristian Contreras, un novicio mexicano, lleva adelante una dura denuncia por abuso por parte de un religioso de la congregación y admite haber transportado grandes cantidades de dinero escondido en el cuerpo, y cuenta como Rosa Torino le exigía mostrarle los genitales, abusando de su autoridad y del poder que ostentaba, mezcla de admiración y miedo, como otro religioso declaró.
Yo mantuve conversaciones con exnovicios, víctimas de estos personajes que con un gran costo emocional están intentando que se sepa lo que ocurre en la Iglesia salteña, porque no son sólo dos casos, hay muchos más: Emilio Lamas, Agustín Rosa Torino, Gustavo Zanchetta, Carlos Aguilera, y tantos otros, esos son los rostros del horror.
¿Podía el arzobispo Cargnello desconocer lo que ocurría en la congregación salteña de Rosa Torino o en la Parroquia de Lamas? ¿Por qué decidió no colaborar con la justicia en su momento? ¿Por qué estas caras no interpelan al arzobispo Cargnello?