“Mientras que la creencia en la justicia social rija la acción política, el proceso deberá aproximarse cada vez más a un sistema totalitario”. Friedrich Hayek.
La elección a gobernador de Mendoza y el informe sobre la pobreza del INDEC, produjeron en los principales contendientes a la presidencia, claroscuros en sus ánimos y proyecciones.
El triunfo del candidato radical Rodolfo Suárez en la provincia cuyana, permite diferentes análisis.
Por una parte, amplió la diferencia con su contraparte del kirchnerismo Anabel Fernández Sagasti. En las PASO habían obtenido 42 y 35% respectivamente, mientras que este domingo se estiró a 50 y 35%. Además de duplicarse la brecha, es significativo que el porcentaje de votantes de la candidata de los Fernández no se movió un ápice.
Esto se puede interpretar indistintamente, como que quien lidera las PASO se afianza en el primer puesto, o como que el Kirchnerismo tiene un número de votantes inamovibles que se repetirá en octubre y quizás en noviembre.
Otro aspecto a considerar es la concurrencia, la cual subió del 70 a casi el 80% del electorado, ese 10% del padrón es un porcentaje para nada despreciable. Cambiemos especula con algo similar a nivel nacional, lo que sería “la” herramienta con la cual “bajar” del 45% al Frente de Todos.
Esta apuesta a la “nacionalización” de lo ocurrido en Mendoza, dista de ser una certeza y parece más un aliciente para las huestes propias que otra cosa. Al respecto, es interesante ver cómo Fernández quiso nacionalizar la elección mendocina y con el resultado puesto lo minimizó; mientras que Suárez se alejó de la campaña nacional para recién trasladarla a esta una vez establecido el triunfo. Las estrategias fueron exactamente opuestas.
Apenas 24 horas después de la alegría cuyana, el INDEC le arrojó un baldazo de agua helada a Cambiemos: 35% de pobreza en Argentina, justamente la cifra con la que en su campaña anterior, Macri pedía que se lo juzgase al final de su gobierno.
Lo cierto es que no es sorpresa este número, así como tampoco lo es su uso como ariete político por parte de Alberto Fernández, ni como humilde, equivocado, pero leal y honesto servidor del presidente.
Sí es interesante analizar que la pobreza representa el 35% de la población pero el 25% de los hogares. ¿Esto qué quiere decir? Simple, que las familias pobres tienen más integrantes, o sea más hijos. ¿Tendrá algo que ver con esto la asignación universal por hijo? ¿Es posible que los padres con bajos recursos económicos no “sientan” la responsabilidad y el esfuerzo monetario que implica tener hijos debido a la AUH? ¿Es justo que los argentinos de la llamada “clase media” tengan pocos hijos por ser responsables y mantengan vía impuestos a los hijos de quienes son paternalmente irresponsables?
Lo cierto es que si en términos de pobreza nos comparamos con Chile, hace 40 años nosotros teníamos un 8% de pobres contra un 40% del país trasandino. Hoy los chilenos tienen un 8% de pobreza y los argentinos un 40… se invirtieron los números, creo que es claro quién hizo bien las cosas y quién no.
Es hora de que “copiemos” lo bueno de las naciones que prosperaron en el mundo, casos como Chile, Paraguay, Perú, Portugal, Islandia, Nueva Zelanda, etc. (de las más diversas culturas, etnias y geografías) y dejemos de ser los “Salieri” de los fracasados, como Cuba o Venezuela.
No “estamos destinados al éxito”, “no somos europeos en América”, no somos superiores ni “distintos”. Somos uno de los países más pobre de América y uno de los que tiene menos libertad económica del mundo. En lo que sí somos campeones es en viveza criolla y gracias a ella estamos donde estamos.