Mientras los índices de pobreza continúan aumentando como consecuencia de la espiral inflacionaria, el campo, el verdadero motor de la economía argentina sigue mostrando que cuando lo liberan de sus cadenas fiscales, es capaz de transformar vastos sectores del país.
La canasta básica que mide la línea de pobreza creció 2,5%, muy por debajo de la inflación, como consecuencia de la aplicación de la reducción del IVA a un grupo de alimentos, lo que redundó no solo en un aumento del consumo sino también en una baja de precios.
Es decir, la aguja se mueve a partir de una reducción de impuestos. Esto no implica que la pobreza haya desaparecido sino que en todo caso crece a un ritmo menor que hace unos meses.
La pobreza afecta más a aquellas poblaciones que viven de los subsidios que paga el Estado.
En las poblaciones, donde la producción y el trabajo se desarrollan de manera independiente del Estado y aun cuando soportan la enorme ineficiencia del aparato burocrático, dan cuenta de la pujanza y de las ganas de superar adversidades. Contra viento y marea, el campo sigue siendo la locomotora.
Con retenciones, con sequía y con menores rendimientos por hectárea, la venta de maquinaria agrícola se duplicó en el tercer trimestre del año, respecto de igual lapso de 2018.
Esto indica que aun, con la enorme presión fiscal, y con las adversidades mencionadas, en el párrafo anterior, los que quieren trabajar, lo hacen, producen y compiten en el escenario mundial.
La otra Argentina, la patria subsidiada no trabaja, no produce, pide subsidios y no quiere competir, quiere cazar en el zoológico, ajustando por precio y no por cantidad, teniendo de rehén a un mercado interno indefenso, masacrado con salarios misérrimos y subyugado por el impuesto inflacionario.
Y como si fuera poco, los que trabajan y arriesgan son obligados a mantener a la patria subsidiada. Dos países en uno. Un fenómeno típicamente argentino, prohijado por el populismo vernáculo.
Otro desafío para el gobierno de “Los Fernández” si es que quiere superar un déficit estructural.