Según el Gobierno, la Argentina se encuentra en un momento de emergencia respecto de su economía, por ello, sancionó dicha Ley, con el objetivo de tener una base monetaria firme para luego poder dar batalla a todos los vencimientos de deuda que se vienen en los próximos años.

Sin embargo, este es el tercer país de la región con mayor carga impositiva y fue en ese sentido recayó la duda, rimbombante per se, ¿Realmente el Estado necesita un nuevo ajuste de cinturón? ¿Hace falta mayor presión sobre el sector trabajador, productivo y exportador? ¿Acaso no alcanzan los elementos que el Estado ostenta para poder lograr una economía más sana?

Para comprender y despejar estas dudas, Tribuna de Periodistas se comunicó con especialistas que brindaron información al respecto.

El primero en ser consultado fue el economista Sebastián Laza quien atinó a decir que “Lo ideal sería que se ahorrara en algún lado si se quiere disminuir el déficit de las cuentas públicas, y no que se aumentara en impuestos”

Luego prosiguió al explicar que “la Argentina tiene una presión fiscal fuerte sobre sus empresas, sobre la gente. El Gobierno ha evaluado que políticamente es muy difícil bajar el gasto público en estos momentos y, por lo tanto, ha decidido ajustar un poquito más el cinturón y subir los impuestos”, agregando que  “por supuesto que esto no le hace ni media gracia, ni a la clase media, ni a los que producen, generan y están en actividad. Pero el Gobierno ha decidido aumentar los impuestos y lo va a hacer porque ha conseguido los poderes especiales”

Aunque también insistió en otro punto de vista: “Por otro lado, va a intentar una baja del gasto en las jubilaciones. Ahí no está subiendo impuestos, sino que está bajando el gasto, lo que es bastante impopular y habrá que ver cómo lo negocia y quién termina finalmente recayendo en la menor movilidad de las jubilaciones”.

Siendo que no existe una necesidad imperiosa e ineludible de aumentar y/o agregar presión tributaria, se le consultó al mendocino el porqué de las decisiones del Gobierno, a lo que respondió escueta aunque elocuentemente: “El ajuste lo hace para mostrar a los mercados que quiere hacer bien las cosas desde lo fiscal. Es decir, mostrar que no van a hacer locuras con el déficit fiscal. Es por eso que apuntan de entrada a mostrar cierta seriedad con el déficit previsional, un sistema que es el más deficitario de todos los que maneja el Gobierno Nacional”.

También, por estos mismos tópicos, fue inquirido el consultor financiero Gustavo Ibañez Padilla quien no dudó al responder: “El plan económico del Gobierno no es otra cosa que la típica receta peronista, que consiste en aumentar los impuestos a los sectores medios y dar algunos subsidios cosméticos a los sectores de menores recursos. Esto no beneficia a la economía, no es un ajuste en el sentido correcto del término, ya que no hay ninguna disminución de los gastos públicos, tampoco la política realiza ningún ajuste, simplemente se incrementan los impuestos a los sectores productivos”.

Además agregó que “aumentar la carga impositiva perjudica a la economía, ya que hay una asignación de recursos más ineficiente que la que realiza normalmente el propio mercado. El plan no incorpora ninguna idea novedosa, ni original, ni creativa. Es más de lo mismo que hizo siempre el peronismo. No hay señales que brinden confianza a los sectores productivos y posibles inversores, por lo tanto difícilmente vengan las tan imprescindibles inversiones”.

Y, por supuesto, no dejó de lado la chicana, a veces tan necesaria: “Para aplicar estas viejas  ineficientes recetas no hacía falta traer un economista de los Estados Unidos, con estudios en Columbia y que trabaje con Stiglitz. Podría haberlo hecho cualquiera de los economistas peronistas e ineficientes que solo estudiaron aquí”.

Cuando se le consultó si el Estado realmente necesita seguir perjudicando al sector trabajador con impuestos se permitió hacer una pequeña corrección: “El rol del Estado no es intervenir en la economía, sino fijar un marco adecuado de reglas de juego. El Estado es el árbitro no debe jugar el partido”.

Sin Embargo, no evadió la respuesta, y continuó: “El principal problema de la economía argentina es que el Estado gasta más de lo que recauda, dicho en otras palabras es el déficit fiscal. El Estado debe disminuir o eliminar los gastos ineficientes, como por ejemplo la excesiva burocracia estatal (ej: el inútil y autoritario INADI)”.

Y no culminó sin dar una serie de sugerencias: “Hay que disminuir la carga impositiva, eliminar los impuestos distorsivos, brindar certeza en cuanto a las actuales y futuras reglas de juego, crear un clima de confianza que atraiga inversores. Todo esto está muy relacionado con la política y no parece que el kirchnerismo vaya en esa dirección”.

Conclusión

Al fin de cuentas, todo gira en torno al mismo sentido, para lograr un sistema superavitario no es necesario seguir complicando la economía de los sectores trabajadores, productores y exportadores, de hecho, todo lo contrario.

Es necesario crear incentivos a los sectores contribuyentes y conseguir disminuir los gastos del Estado. En ese sentido va la tan solicitada reducción y desburocratización estructural del Estado.

Con todo ello, puede decirse que si un Gobierno, sea del color que fuere, de acá en adelante agrega o aumenta impuestos, es meramente para sostener o aumentar el gasto público y no, como correspondería, lograr alcanzar el sueño de una economía sana.