Ningún gobierno negocia y libera asesinos, violadores, secuestradores y peligrosos delincuentes si no tiene un plan específico para utilizarlos como “mano de obra ocupada”. Como no disponen de suficientes tobilleras electrónicas para controlarlos, los 2300 presos que van a salir o ya salieron, podrán andar y hacer lo que quieran en cualquier parte.
La excusa que han esgrimido quién o quienes autorizaron la libertad de los delincuentes es absurda, como fue una barbaridad dejar que todos usen celulares: el peligro de muerte por Covid-19.
Es lo más estúpido, donde estaban tenían las mismas posibilidades de contagiarse que el resto de la población en cuarentena y de ocurrir algo así se los traslada para su tratamiento a un hospital, como a nosotros si nos infectamos.
Todo lo relativo a la “cuarentena” o prisión domiciliaria con mordaza, es muy raro, no cuadra con muchas cosas que ocurrieron y ocurren, más sabiendo que el Gobierno fue alertado al mismo tiempo que a la OMS por el gobierno de Taiwan sobre el Covid-19 que en China continental estaba haciendo desastres en la población de Wuhan.
Es decir, la alarma se recibió a fines de diciembre de 2019 y hasta principio de marzo no se hizo nada y solo se lo tomó como secreto de estado. Lo que se debería averiguar es quién recibió la comunicación y si se la pasó a la casa rosada o se desvió a otro lugar con fines no precisamente para ayudar al presidente.
Sabiendo todo lo que pasó, es claro que se trató de un elaborado plan con fines no muy claros pero nefasto si tenemos en cuenta la catadura moral de los liberados.
¿Utilizarlos para sembrar el caos y desestabilizar al presidente? ¿Reforzar a alguna fuerza política con elementos de choque como en los 70 (dicho sea de paso, hay en Tribuna de Periodistas una nota esclarecedora del director de este portal sobre el 73 y la liberación de “presos políticos”)?
La primera alarma fue la de la ministra de Seguridad, Sabina Frederic, de clara ideología marxista, quien trató de desmantelar las policías para reemplazarlas por las Milicias Ciudadanas. Luego llegó su “espionaje” de las redes sociales. Y luego la entrega de celulares, lo que les permitió a los presos organizar todo el amotinamiento para que el secretario de DDHH vaya a negociar.
Hoy tenemos peligrosos delincuentes armados por las calles y hasta el momento el gobierno no ha hecho nada ¿no quiere o no puede?
Si tanto le importa la salud y bienestar de la población tiene que solucionar esta barbaridad antes que los asesinatos se cuenten por miles.
El presidente debe separar, tanto a la ministra de Seguridad como al secretario de Derechos Humanos, Horacio Pietragalla. A una por peligrosa y al otro por inútil e incapaz que solo demostró habilidad para “apretar” jueces y funcionarios.
No importa quién los recomendó o exigió para el puesto, ellos intentan destruirlo, la cosa es clara: o usted o la mano negra, no tenga miedo el pueblo lo va a apoyar.